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Columnas de opinión | cipayos |

Queda poco

Los últimos cipayos de América del Sur

Los cipayos, fabricantes de pobreza y defensores de la oligarquía criolla que quedan en América son Jair Bolsonaro, Luis Lacalle Pou, Mario Abdo y Guillermo Lasso

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El diccionario de la Real Academia Española define al cipayo como “soldado indio de los siglos XVIII y XIX al servicio de Francia, Portugal y Gran Bretaña”, o sea, el que sirve a intereses extranjeros antes que a los de su propio país. También lo define como un secuaz a sueldo. ¿Qué cipayos quedan en el sur? De cinco, uno ya no cuenta y para tres ha comenzado el principio del fin.

Tras la caída de la derecha en Colombia, a Washington y al neoliberalismo solo les quedan cuatro súbditos en el sur. De ellos, solo uno tiene posibilidades de seguir gobernando hasta el mediano plazo.

El patio trasero de Estados Unidos está aprendiendo de sus errores electorales y varios países están dejando de ser cortesanos del imperio, al extremo de que el país menos pensado se le acaba de dar vuelta tras un hito histórico donde el pueblo se levantó para decir basta a la derecha.

El año en que nos ganaron por goleada

En noviembre de 2019 el presidente de Bolivia Evo Morales fue derrocado por la derecha de ese país en complicidad con la OEA y la Casa Blanca. Evo había sido reelecto sin necesidad de segunda vuelta; pero los perdedores no estaban dispuestos a aceptar el veredicto de las urnas. El candidato derechista Carlos Mesa, los gobiernos de Donald Trump y Jair Bolsonaro se sumaron a la denuncia de fraude electoral que, de manera irresponsable y criminal, hizo el secretario general de la OEA, Luis Almagro.Con esta burda excusa, Jeanine Áñez tomó el poder con un saldo de 32 muertos, 715 heridos, la bendición imperial y la alegría de quien sería el nuevo presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou. Evo Morales tuvo que abandonar el gobierno para evitar un baño de sangre.

El 25 de noviembre del mismo año, también Uruguay caería en manos neoliberales, ya que Lacalle Pou derrotó, en la segunda vuelta electoral, a Daniel Martínez, candidato del Frente Amplio. Al asumir la presidencia en marzo del año siguiente, la derecha retomaba el poder tras 15 años de gobierno progresista.

La izquierda perdía posiciones por todas partes por su incapacidad para hacer frente a la poderosa influencia de los medios masivos de desinformación de la derecha, que minimizaba sus avances y magnificaba sus errores, calumniando sin piedad a los partidos de izquierda gobernantes. Se venía la noche para los sectores populares.

En Ecuador, Lenín Moreno, que fuera vicepresidente de Rafael Correa desde 2007 a 2013 y llegó a la presidencia con su respaldo, apenas se sentó en el tronó traicionó a sus seguidores y se mandó la gran Almagro, pasándose a la derecha e inclinándose ante Washington. En 2021, los ecuatorianos salieron de Guatemala para meterse en Guatepeor y eligieron al bancario derechista Guillermo Lasso. La oligarquía afirmaba así el modelo neoliberal mientras la prensa destrozaba a Correa y Morales. Para colmo, en Brasil, Luiz Inácio Da Silva, Lula, no la estaba pasando nada bien.

La alegría va por barrios

Hasta diciembre de ese fatídico 2019, Argentina fue gobernada por el neoliberal Mauricio Macri, otro empresario millonario que gobernaba para privilegiar a su estrecho círculo de familiares y amigos en perjuicio de la mayoría de la población. Chile sería gobernado hasta 2022 por otro empresario acaudalado, Sebastián Piñera, y Paraguay continuaba y continúa bajo el corrupto régimen del Partido Colorado.

La pérdida del comandante Hugo Chávez en 2013 representó un debilitamiento impresionante para la izquierda latinoamericana; pero de pronto, tras varios años de supremacía derechista, comenzó a salir la luz por América del Sur. Los pueblos comenzaron a despertar y romper cadenas.

En el norte, la corrupción del PRI ya había hartado a los mexicanos y, a partir de 2018, Manuel López Obrador gobernaba el país. En Centroamérica, Nayib Bukele (que si es de izquierda o derecha lo veremos en otra nota) se convirtió en presidente en junio de 2019 y se plantó firme frente a Washington, dejando en claro que no sería un lacayo del imperio. En Honduras, Xiomara Castro, esposa del expresidente José Manuel Zelaya, llegó también a la presidencia en enero de 2022 y su carta de presentación fue su inasistencia a la Cumbre de las Américas.

El 8 de noviembre de 2019, cumplida su sentencia: se ordenó la liberación de Lula. El 8 de marzo de 2021, un juez de la Suprema Corte de Justicia anuló todas las sentencias que Sergio Moro había dictado en su contra y el acusador pasó a ser acusado. El tiempo iba poniendo las cosas en su lugar. El 18 de mayo de 2020, la Justicia brasileña declaró inocente a Lula da Silva en este caso, y señaló que las acusaciones del entonces fiscal Sergio Moro eran absurdas y repletas de suposiciones. Actualmente, Lula es nuevamente candidato a la presidencia de Brasil.

El excapitán Jair Bolsonaro, actual presidente, ha defendido la dictadura militar iniciada en 1964; es homofóbico, machista y con severos problemas de salud mental. Ha llegado a ofrecer su territorio para una posible invasión a Venezuela. Los millones de niños que viven en las calles de Brasil nos eximen de mayores comentarios sobre su modelo económico.

Una encuesta de Datafolha, dada a conocer a fines de junio, le da a Lula 19 puntos de ventaja sobre Bolsonaro para las elecciones de octubre. En la primera vuelta, el actual presidente apenas llegaría al 28% contra un 47% del exmandatario. Con su derrota, el águila perderá al más grande de los países sudamericanos.

El marketing contra la razón

En Uruguay, el neoliberal Luis Lacalle Pou recién está en la mitad de su mandato y las elecciones serán en 2024. Joven, deportista, de buena presencia y carismático, ha sabido mantener una popularidad aceptable a puro marketing político; pero su gobierno está marcado por varios hechos de corrupción de su entorno, nepotismo, abuso policial, recorte de los derechos de los trabajadores y eliminación de planes sociales.

Durante su gestión se ha alcanzado un récord histórico de homicidios en las cárceles. Por otra parte, la Justicia estudia un oscuro negocio por el cual se cedió un monopolio de hecho de los servicios portuarios a la empresa belga Katoen Natie. A la vez, Lacalle está dejando venir abajo a la mundialmente prestigiosa empresa pública de comunicaciones Antel para beneficiar a sus competidoras privadas.

No ha cumplido ni una sola promesa electoral, los trabajadores han perdido salario real en los mismos sectores que han tenido récord de exportaciones y a precios siderales. Los gastos para beneficiar a la prensa amiga son realmente escandalosos, tanto como el monto de sus privilegios personales pagados por el pueblo.

Al parecer, ni su encanto personal ni su agencia de marketing pueden evitar que aumente día a día la cantidad de gente que se arrepiente de haberlo votado. La encuesta de Equipos Consultores de mayo dio como resultado que, si hoy fueran las elecciones, el Frente Amplio derrotaría a todas las fuerzas de derecha unidas. Otra encuesta, de Factum, da que el 24% de quienes votaron a la coalición califican de mala o muy mala la situación económica. Medio tarde para lamentarse, ¿no? Al resto de los multicolores encuestados el orgullo les impide reconocer la nefasta realidad; pero bueno, varios están despertando.

Habrá patria para todos

En Paraguay, una encuesta del Celag (Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica)revela que el presidente Mario Abdo Benítez tiene solo 12% de imagen positiva, la cual registra una desaprobación del 83% en términos generales y niveles de reprobación aún mayores en torno a su gestión de la economía (86%) y de la lucha contra la corrupción (91%).

Al día de hoy, son cinco los representantes de la derecha neoliberal; pero Iván Duque, el títere de Álvaro Uribe y la Casa Blanca, ya está en retirada, luego de que Gustavo Petro y Francia Márquez lograran una hazaña electoral derrotando a los poderes más oscuros de Colombia.

En Ecuador, el banquero y presidente Guillermo Lasso se tambalea y pocos apuestan a que pueda finalizar su mandato. Tras desoír los reclamos de los sectores indígenas y campesinos de dialogar para solucionar sus problemas, ahora es él quien suplica dialogar, ya que las fuerzas populares han copado las calles y él tiembla tanto como el Palacio de Carondelet, donde se esconde detrás de más de 2.000 militares y policías.

Los cipayos, fabricantes de pobreza y defensores de la oligarquía criolla que quedan en América del Sur son entonces Jair Bolsonaro, Luis Lacalle Pou, Mario Abdo Benítez y Guillermo Lasso. Cuando ellos y sus partidos sean desalojados del poder por la ciudadanía, la patria grande será más libre, más justa, más solidaria y más digna.

Queda poco.

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