El 1 y 2 de diciembre, aproximadamente 1500 congresales se darán cita en el Palacio Peñarol para hacer posible el VII Congreso Extraordinario, que lleva el nombre de dos figuras históricas de esa fuerza política: Víctor Licandro y Susana Dalmás. Se trata de representantes de todos los comités de base del país, unidos al Plenario Nacional. Para hacerse una composición de lugar, se dirá que, durante este año, los militantes frenteamplistas de todo el país estuvieron trabajando -lo que significa también debatiendo- sobre un documento elaborado por la Comisión Nacional de Programa.
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Es partiendo de esos debates que se puede explicar la mecánica del Congreso: por un lado, el sábado por la mañana trabajarán en las subcomisiones correspondientes a los cinco desafíos que se plantearon y que se dividen en doce subcomisiones; por la tarde, los integrantes de esas comisiones votan las modificaciones a la propuesta de base programática 2020-2025 aprobada en general por el Plenario Nacional. El domingo de mañana se reunirán en plenaria todos los congresales, que hasta entonces trabajaban en distintas comisiones, y se pondrá a discusión y votación, cada modificación surgida de la instancia del día anterior. Cuando quede eso resuelto, se presentará la propuesta de los cuatro candidatos que el Plenario Nacional habilitó a pasar al Congreso y, será entonces cuando queden habilitados para pasar a la elección interna de junio.
En la tarde del domingo se presenta la propuesta de los cuatro precandidatos (Óscar Andrade, Mario Bergara, Carolina Cosse y Daniel Martínez) que el Plenario Nacional habilitó a pasar al Congreso y quedarán habilitados para pasar a la elección interna de junio.
Si bien el tema precandidaturas lleva implícito el preacuerdo de apoyo a las cuatro, razón por la que se transformó en un tema secundario tanto para militantes como para dirigencia, es de orden primario para la opinión pública. El motivo de esta trascendencia es que pasó a gozar de cierta ambigüedad eso de que los sectores se pronunciaran por uno u otro candidato. ‘¿Para qué tanto lío si al final apoyarán a los cuatro?’, se pregunta más de una persona. Y se responde de la siguiente manera: el apoyo es a los cuatro, independientemente que cada sector, en los hechos, decida trabajar por un candidato en particular. Así que bien se podría decir que ese es un tema laudado.
Bases vs aparato
Ya fue dicho: en esta instancia estarán representados todos los comités de base frenteamplistas del país, pero también el Plenario Nacional, que, a su vez, la mitad de su composición son delegados de las bases. Entonces, y aunque se caiga en la reiteración, se puede decir que el Congreso es la expresión de las bases. A lo largo de la historia de esa fuerza política, ese grupo heterogéneo de frenteamplistas se ha caracterizado por su independencia de pensamiento y guardianes celosos por las tradiciones del Frente Amplio. Vale hacer esta salvedad porque es gracias a ese sector [las bases] que cualquier instancia frenteamplista se transforma en un gran signo de interrogación. Son ellos quienes han dado vuelta decisiones del aparato [léase alta dirigencia o cúpula] sin que se les moviera el jopo. En otras palabras, cuando todo parece en paz, cuando la dirigencia se da la mano luego de importantes negociaciones, vienen las bases y golpea el puño sobre la mesa. Basta recordar lo que pasó con el TLC con Chile para tener una idea del peso de esa mano.
Para realizar esta nota, fue necesario consultar a personas de esa fuerza política, interiorizarse en el mecanismo para poder explicarlo. Nobleza obliga contar una de las cosas que me llamó la atención: la mayoría de los representantes de las bases están conforme con la estructura y la toma de decisiones que les corresponde. Como contrapartida, la dirigencia tiene sus dudas y considera que, luego de pasado este Congreso, se debe hacer hincapié en un cambio estatutario. El argumento es que son demasiadas las veces en que ha habido disenso entre diferentes situaciones planteadas. Para quienes así se manifiestan, sienten que las bases no les respetan la representatividad en votos nacionales. Dicho de otra forma, que a los legisladores los vota la gente, mientras que a las bases sólo lo hacen los militantes, a pesar de lo cual tienen el derecho de deshacer cosas ya laudadas por la bancada.
Pero esta mecánica es lo que le permite al presidente del Frente Amplio, Javier Miranda -como sucedió con las presidencias anteriores-, a decir una y otra vez que “somos un ejemplo de democracia”.
Una experiencia como muestra
Por su especialización, al diputado Alfredo Asti, contador público, le correspondió el trabajo en la primera unidad temática: Desafío del Desarrollo, la que versa sobre economía.
Asti aseguró que en esa área se lograron consensos importantes en todo lo relativo a políticas macroeconómicas, y que se podrán presentar como parte del programa las propuestas para continuar el rumbo de hasta ahora y profundizarlo: “Hay que tener en cuenta que el Uruguay de hoy y el de 2020 en adelante será muy distinto al del 2005, 2010 y 2015. Se van generando nuevas condiciones, en algunos casos porque las políticas macroeconómicas y sociales aplicadas en estos períodos de gobierno han cambiado la realidad del país, pero también la regional y la internacional”.
Según Asti, eso implica que hay que adaptarse a un mundo más complejo e incierto, lo que debe estar reflejado: “Hoy hay un desafío en lo que tiene que ver inserción internacional completamente distinto al que teníamos en períodos anteriores y eso debe incorporarse en las propuestas”, sostuvo.
El legislador explicó que en las reuniones de trabajo se analizaron todas las propuestas que se fueron presentando a lo largo de un año, se sistematizaron y se acordaron buscando consensos, siendo una de las unidades temáticas en las que no se tuvo muchas diferencias porque las que se tuvieron se fueron saldando a medida que se desarrollaba el análisis: “Estamos muy satisfechos con el trabajo previo al Congreso; veremos ahora cómo logramos mantener el consenso logrado y discutido con fundamentos técnicos, políticos y sociales en esta instancia”, recordando que todo lo que tiene que ver con macroeconomía es analizado en cada una de las otras comisiones, que necesitan de recursos y propuestas para desarrollar la actividad, lo que lleva a compatibilizar lo ya laudado con las necesidades de otras áreas.
Asti explicó la responsabilidad que tiene la comisión que él integra: “Debemos elevar al plenario del Congreso una política que pueda ser sustentable y viable, porque todos quisiéramos cubrir las necesidades que tiene la población de nuestro país. Nuestra obligación es acercarnos a esa posibilidad”, concluyó.
Los entendidos dicen que, más allá de todo el tiempo en el que se han reunido para discutir los documentos, el Congreso es la hora de la verdad. Que es donde la diferencia se hace palpable y la unidad pasa desapercibida. Que es donde asoman las frustraciones viejas y se matizan los logros. Que es donde todo se discute. Que es donde todo muere. Y que es donde se renace. La incógnita no es la oscuridad sino aquello que se verá a la luz.