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Editorial

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Consejos para dirigentes que escuchan

Por Alberto Grille.

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Caras y Caretas Diario

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Ya han pasado varios días del referéndum y se han difundido datos más disgregados y números más o menos creíbles según las fuentes.

También hemos escuchado a algunos analistas y periodistas y algunos politólogos y sociólogos más o menos relevantes han hecho algunas puntualizaciones primarias.

Yo procuraré reflexionar un poco sobre algunos datos que me han llamado la atención o que creo que merecen una reflexión especial, sobre todo desde el punto de vista operativo, tratando de ayudar a poner la mirada sobre algunos retrasos y problemas del Frente Amplio para enfrentar instancias futuras.

Quiero repetir que el comportamiento electoral de la opción del Sí fue, en mi opinión, muy exitoso, más allá de que no se cumplió el objetivo de anular la LUC. También reiterar que las consecuencias serán muy importantes, muy graves en algunos aspectos y verdaderamente sensibles en otros.

Nunca está de más hablar sobre la formidable fortaleza y los músculos de la militancia frenteamplista, el papel de los comités de base y del fuerte rol que las bases han adquirido en la conducción de la fuerza política en estos tiempos de renovación en que se llevó adelante un importante aunque aún insuficiente debate autocrítico, se renovaron autoridades y donde se ha ido consolidando un nuevo relacionamiento con las organizaciones sociales que ha sido un indicador de un nuevo tiempo de la izquierda, sobre todo en lo que tiene que ver con la participación de los jóvenes, la mujeres y los trabajadores en la construcción de una izquierda más participativa.

Para no irme del tema quiero avanzar sobre lo que más me ha llamado a la reflexión de los resultados electorales y cómo se puede incidir sobre aquellas cosas que están resultando mal.

Voy a hacerlo con los datos que salieron en los diarios o los que ha recogido y publicado Caras y Caretas y sin recurrir a más conocimiento que la experiencia y el sentido común.

Hay algunas cosas que saltan a la vista y quisiera destacar porque podemos sacar algunas enseñanzas, escribir de ellas a vuela pluma y analizarlas más adelante con más rigor.

  1. Faltaron más de 100.000 ciudadanos que votaron en el balotaje de 2019 y no lo hicieron ahora.

Eso merece pensarlo, algunos ciudadanos han preferido no votar porque no comprendieron la importancia del tema o no quisieron siquiera expresarse de alguna manera o no les interesó hasta el punto de que prefirieron pagar la multa o simplemente no necesitan la constancia de voto porque nadie se la va a pedir.

Otros, un número significativo, tal vez cercano a los 40.000, son votos que vinieron del exterior en las elecciones y no lo hicieron ahora.

La mayoría vienen desde Buenos Aires o el litoral argentino, pero otros de Brasil e incluso de Europa.

Los votos del exterior son, por lo menos en un 75% votantes del Frente Amplio, por lo tanto, la izquierda no debiera dejar librado su traslado a la espontaneidad, sino, como otras veces habría que ayudar centralmente a organizar e incluso contribuir a financiar la participación electoral de los frenteamplistas que viven en el exterior.

No vinieron al menos 30.000 votantes que sí lo hicieron en 2019. Obviamente, si hubieran venido, otro gallo cantaría.

Esta cifra es suficientemente importante en las instancias electorales en Uruguay como para destinarle el máximo esfuerzo, máxime cuando hace ya muchos años que hay un virtual empate. Y los de Buenos Aires deciden.

  1. El Sí perdió en la zona de la costa de Montevideo desde el Centro a Carrasco, donde viven la población con mayor poder adquisitivo.

Esto demuestra que hay un sesgo territorial, que evidencia un desvío económico que determina la decisión del votante frente a la urna.

Sin embargo, no puede afirmarse que todos los ciudadanos de este territorio sean ricos.

Los más ricos viven en Pocitos, Trouville, Punta Carretas, Villa Biarritz, Punta Brava, Punta Gorda y Carrasco.

Los demás son clase media y media alta, profesionales, docentes universitarios, funcionarios muy bien remunerados, oficiales y jubilados militares, medianos empresarios, propietarios medianos y una gran variedad de otras actividades con ingresos relativamente altos.

El programa del Frente Amplio tiene respuestas para estos sectores y las mismas deben exponérseles con respeto, porque estos no son los más ricos aunque vivan cerca y a veces crean que sus intereses se confunden y aspiran a parecerse a ellos.

Lo que señalo con estas mínimas reflexiones es que aquí hay debilidades políticas, comunicacionales y organizativas para enfrentar una situación que la elección hace objetiva.

Hay que convencer a la mayoría de que no se trata solo de los beneficios individuales y de la fantasía del consumo, sino de construir una sociedad inclusiva, igualitaria, solidaria y pacífica.

Hay que reflexionar y asumir errores si los hay, incluyendo equivocaciones en las acciones de los gobiernos frenteamplistas que hubieran subestimado el impacto de estas conductas en la conciencia y el comportamiento político de estas capas sociales.

  1. El trabajo de estos meses en el interior ha tenido consecuencias interesantes. Más allá de que los resultados en la enorme mayoría de los departamentos ha sido favorable al No, observo que en todos los departamentos, menos en Canelones y en Rocha, la proporción de votos por el Sí es superior a la votación del Frente Amplio en el balotaje de noviembre de 2019. Esa parte de Uruguay, que no es Montevideo, Canelones y San José, no solo que también existe, sino que responde a patrones culturales distintos, se diferencia entre las diferentes regiones, usan un lenguaje e incorpora la información de diferente manera utilizando medios de comunicación diferentes la mayoría de las veces locales o regionales.

No obstante ello, si bien el esfuerzo ha sido muy grande, es muy insuficiente. Es obvio que no alcanza solamente con ir los fines de semana sino que es necesario descentralizar la vida de la fuerza política de manera de incrementar la participación del interior en todos los niveles de la misma.

El número de votantes es a veces engañoso porque la cantidad de votantes ha disminuido en todo el país, sin embargo, en Paysandú, Río Negro, Soriano, Montevideo, Durazno, Tacuarembó, Treinta y Tres y Cerro Largo el crecimiento de los votantes del Si ha sido de más del 4% con respecto a los del Frente Amplio en el balotaje del 2019.

  1. Además de un sesgo territorial del cuál hablamos en párrafos anteriores, el análisis de los resultados de los circuitos evidencian que por debajo de los 50 años de edad el predominio de los votantes del Si es muy significativo, sobre todo en los menores de 30 años. Es más, si no me equivoco en las cuentas, los jóvenes de menos de 45 años han votado al Sí en una proporción de más de 65%, un 6 o 7% más que los que votaron a Daniel Martínez en las elecciones del balotaje de 2019.

Esto es realmente muy importante y derrumba la teoría de que los jóvenes votarían cada vez más a la derecha. A Modo de crítica habría que considerar que la tarea de inducir a los jóvenes a sacar la credencial debe ser una labor central de la fuerza política. Hay quién me dijo que se perdieron de votar 25.000 jóvenes en edad de hacerlo por no haber gestionado la credencial o haberlo hecho tardíamente.

Por otra parte en los mayores de 50 años la mayoría votan al No, de igual manera que en las elecciones de 2019 votaban a la coalición de gobierno.

Tal vez haya que analizar esto, que también muestra una deficiencia en la comunicación de la izquierda y más particularmente la necesidad de políticas apropiadas y específicas incluyendo la militancia de los frenteamplistas más viejos en las organizaciones sociales de los jubilados cuya amplitud y representatividad hay que destacar y que defienden los derechos y las conquistas de los pasivos que están siendo cuestionadas por la autoridades del BPS y por los proyectos de reforma jubilatoria del Poder Ejecutivo.

  1. Llaman la atención también los resultados de la elección en Artigas y, sobre todo en Rivera. En ambos Departamentos la elección ha mostrado una sensible diferencia entre la oposición y la coalición de gobierno. La influencia de las iglesias evangélicas y la política brasileña en ese territorio y también en Salto, Cerro Largo, y Tacuarembó es muy evidente, y particularmente la capitalización que ha hecho Cabildo Abierto en las religiones pentecostales y los soldados que viven en barrios marginales de Rivera, Artigas y Salto es para estudiar.

El estudio sociológico y politológico de esta realidad y las políticas a adoptar para enfrentar esta situación debiera ser un tema prioritario porque supone la adopción de acciones apropiadas que tienen consecuencias electorales evidentes.

  1. La Zona Metropolitana es una cosa aparte. La ola de la izquierda se extiende en la periferia del departamento Montevideo y se ganó no sólo en las ciudades y pueblos de la Ruta 5 y 8 de Canelones hasta Colonia Nicolich, sino también en Ciudad del Plata (donde se obtuvo el mayor resultado a favor del Sí con el 66% de los votos) y Playa Pascual y también en la capital de San José.

La Ruta 6 y el santoral de canelones sigue siendo el fuerte de los partidos de la coalición y la zona rural del departamento y también en el departamento de San José.

Creo que debería ponerse atención especial a la necesidad de fortalecer la organización de la fuerza política en la periferia de Montevideo en donde la votación del Só fue más masiva y donde la organización de la fuerza política es más débil.

 

A manera de epílogo

Para los que están enojados y desilusionados creo que debieran pensar que lo del domingo no fue tan malo. Si en las elecciones de octubre de 2019, en las que se eligieron los diputados y senadores, el Frente Amplio hubiera tenido los porcentajes de votación que tuvo el Sí, es muy probable, creo que seguro, que el Frente Amplio hubiera tenido mayoría parlamentaria

Por eso para la izquierda el problema es cómo ajustar los engranajes para ganar en 2024 y para la coalición es, como dijo Manini, no cometer un solo error para no perder”.

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