2. Integración de lo tradicional y lo contemporáneo
El álbum utiliza géneros musicales profundamente arraigados, como la polka canaria, la milonga y la chamarrita, pero los aborda desde una perspectiva moderna. Esto crea un puente entre la tradición y la experimentación. Las sonoridades típicas del acordeón, la guitarra y la percusión se integran con arreglos que añaden dinamismo y profundidad, reflejando un enfoque contemporáneo que revitaliza lo clásico.
3. La narrativa musical: una pintura sonora
Cada tema parece estar diseñado como un cuadro que captura la vida cotidiana y la esencia del entorno natural y cultural de Santa Lucía. La música actúa como una extensión del paisaje, con melodías que fluyen como el río y ritmos que emulan los movimientos de la vida rural. En este sentido, Araicuay no es solo un disco; es una experiencia sensorial que permite "escuchar" el río, los cielos, y la historia de su gente.
4. Voces como patrimonio vivo
El aporte de Alberto Britos, cantante de 80 años, y los demás integrantes de la banda, imprime autenticidad y una dimensión intergeneracional. Esto va más allá de lo musical: representa la transmisión viva de un patrimonio cultural. Las voces y los instrumentos no solo cuentan historias, sino que dialogan entre sí, construyendo un tapiz sonoro rico en texturas y emociones.
5. La estética del arraigo y la comunidad
El proceso artesanal de creación y la presentación del disco como un evento comunitario subrayan una estética de arraigo, donde la música no se percibe como un producto sino como un acto de pertenencia y construcción cultural. Esta conexión entre el arte y la vida cotidiana recuerda a movimientos artísticos que priorizan lo local y lo humano sobre lo puramente comercial o técnico.
6. La búsqueda de lo sublime en lo sencillo
Artísticamente, Araicuay se alinea con una estética de lo sublime cotidiano: transforma lo que podría parecer mundano—un río, una danza, una voz anciana—en algo trascendental. Hay una intención clara de celebrar la belleza inherente en lo sencillo, una cualidad que resuena con movimientos artísticos como el romanticismo en su conexión con la naturaleza.
Enlace Spotify
Enlace YouTube
(Julio Brum)
WhatsApp Image 2025-01-24 at 16.44.52.jpeg
Desde esta perspectiva, Araicuay es más que un disco: es una obra de arte integral que celebra la identidad cultural, mezcla lo tradicional con lo contemporáneo y busca provocar en el oyente una conexión íntima con la naturaleza, la comunidad y la memoria. Su estética radica en la autenticidad, la poesía y la capacidad de transmitir emociones universales a través de un marco profundamente local.
El álbum se grabó enteramente en la propia ciudad de Santa Lucía entre julio de 2023 y diciembre de 2024 y contó con el apoyo del Fondo Nacional de Música (Fonam).
Participaron del mismo: Julio Brum (voz), Enzo Bonizzi (guitarrón y guitarra), Germán Tabó (guitarras),Santiago Tomasso y Jorge Goyos (bandoneones),Eduardo Mollo y Jorge Silva (acordeón),Diego Tognazzolo (violín), Leandro Martínez (bajo y contrabajo), Mauricio Barceló (batería y percusiones) y una destacada intervención del cantor criollo Alberto Britos, a sus ochenta años (voz).
Enzo Bonizzi aporta un toque distintivo y esencial a los arreglos musicales del disco "Araicuay" de Julio Brum y La Polkapagüer. Su participación en este proyecto ha sido fundamental para darle forma a un sonido fresco y renovado a la música folclórica uruguaya.
Andrea Muñoz tuvo a su cargo la producción ejecutiva del proyecto.
Con excelente foto de portada de Lucio Martínez Garcés .