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Incertidumbre en cumbre de la UE por estancamiento del Brexit

Este viernes continúa la cumbre en la que los jefes de Estado de la Unión Europea discuten durante dos días cómo van las negociaciones con Reino Unido sobre la futura relación comercial y cómo se comprometerán los países del bloque para reducir sus emisiones de carbono y proteger el medio ambiente.

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Desde la primera jornada de la cumbre europea hubo un tema que se llevó el protagonismo: el Brexit. Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, dijo desde Luxemburgo que están preocupados por “la falta de progreso” de las negociaciones de Reino Unido y le pidió a ese país que “tome las medidas necesarias” para superar las diferencias que permanecen.

El negociador de UE en el Brexit, Michel Barnier, se pronunció en ese mismo sentido al decir que los 27 países del bloque están dispuestos a dialogar hasta el último día, pero que le inquieta la falta de avances y que ahora le corresponde a Londres tomar las medidas necesarias.

Mientras, los británicos aseguraron que la UE rompió el compromiso mutuo de “trabajar intensamente” y que ahora le carga toda la responsabilidad a Londres de los avances que faltan.

Aunque han superado algunos de los puntos difíciles de las negociaciones, todavía tienen divergencias sobre los puntos más complejos desde el comienzo: la pesca, la competencia justa y la gobernanza. La diferencia es que el tiempo apremia pues en menos de 80 días se acaba el periodo de transición que pactaron las partes para negociar la salida de Reino Unido de la Unión Europea.

Por qué negocian y cuáles son los puntos más difíciles

Aunque el Brexit se concretó en enero y en esa fecha Reino Unido se separó de la Unión Europea, todavía están negociando en qué se deben comprometer para que el comercio entre la zona europea y el país siga siendo sin aranceles, un punto tentador para ambas partes teniendo en cuenta que entre los dos hay un comercio de más de un billón de euros.

Pero por más beneficiosa que sea esa ventaja económica, hay posiciones que han sido difíciles de negociar hasta ahora. Desde el comienzo, Reino Unido ha expresado que no quiere aceptar algunas reglas que impone la UE sobre la protección social de los empleadores o sobre el medio ambiente, y que es Bruselas la que debería adaptarse a los estándares de Londres.

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