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Economía cambio climático | política fiscal | Descarbonizar

Descarbonizar y reformular subsidios

Cambio climático y el desafío para la política fiscal

Ante el cambio climático se vuelve urgente reorientar y repensar la política fiscal, aunque se afecten los intereses económicos más poderosos.

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Descarbonizar la economía tiene un costo, pero son recursos hoy disponibles que tienen que fomentar actividades que pueden ser graves a la hora de contribuir al cambio climático. Existe una necesidad de reorientar y repensar la política fiscal buscando atender a los más afectados, regular y desincentivar a los más contaminantes aunque esto vaya contra los intereses económicos más poderosos.

A pesar de los discursos y los compromisos para avanzar en el acuerdo de París y la descarbonización del planeta, los subsidios a los combustibles fósiles perduran y siguen siendo de montos relevantes. En un reciente informe el Banco Mundial alerta que los subsidios a los combustibles fósiles están provocando impactos devastadores ,siendo que estiman que la quema de petróleo, gas y carbón causa 7 millones de muertes prematuras anuales en todo el mundo.

La transición ecológica es cara y requiere esfuerzos de tipo presupuestal a todo nivel. Pero los costos del Cambio Climático y la afectación del clima y el ambiente por la actividad humana es mucho mayor. Pero en los hechos, las inversiones necesarias y para avanzar en los acuerdos para descarbonizar el planeta están costando ya que requiere de importantes esfuerzos, diferenciales entre diferentes economías y actores, donde algunos pierden y otros ganan pero donde además se afectan intereses de grandes corporaciones.

Es en este contexto que avanzar hacia un mundo carbono-neutro viene generando intensos debates a nivel de gobiernos, organismos internacionales y expertos en el plano ambiental y económico sobre los costos de descarbonizar la economía.

La preocupación se centra en diferentes niveles. Por ejemplo, no hay opiniones únicas acerca de dónde obtienen los gobiernos y las empresas los recursos, cuáles son los cambios a realizar y sus costos y beneficios, y la estimación de los impactos económicos y ambientales de las nuevas tecnologías y energías limpias.

Al respecto, en un reciente artículo el Banco Mundial dice que "hay motivos para inquietarse”. En el marco del Acuerdo de París y la COP los países desarrollados y que dominan estos ámbitos de poder y negociación reafirmaron compromisos y objetivos alineados con el Cambio Climático. En ellos existió el acuerdo por destinar “al menos USD 100 000 millones en financiamiento climático anualmente para ayudar a los países menos desarrollados a adaptarse al cambio climático, invertir en energías renovables y lograr un desarrollo con bajas emisiones de carbono”. Pero en una economía mundial en dificultades y con problemas de crecimiento y costos de alimentos y energías el desafío es más difícil y costoso.

Una herramienta que el Banco Mundial toma como fuente de financiamiento, que sirve a los efectos de estimular y facilitar actividades, son los subsidios. Al respecto destacan que cada año, el mundo destina enormes montos de dinero para subsidios a actividades económicas diversas como energía, agro, entre otros, con efectos negativos y costosos sobre el medio ambiente.

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Regular, prohibir, multar, incentivar. El debate está entre más subsidios o más impuestos. Muchos analistas y organismos están proponiendo diferentes análisis y alternativas de instrumentos y si bien es claro que no hay posiciones únicas ni soluciones que van solas, todas las herramientas están en cuestión y existen algunas que son necesarias.

El Banco Mundial afirma que se requiere de una reorientación de los subsidios perjudiciales para el ambiente. Para ello parte de estimar en cuánto son las subvenciones mundiales y se plantea que existe la oportunidad de reorientarlas.

Para subsidiar el consumo de combustibles fósiles, los países gastan alrededor de seis veces el monto que prometieron movilizar al año, en virtud del Acuerdo de París, y esto exacerba el cambio climático, la contaminación atmosférica, la desigualdad, la ineficiencia y el aumento de las cargas de la deuda.

Reorientar apoyos que se realizan a sectores y actividades que afectan más el medio ambiente pueden ser fundamentales para liberar recursos y orientarlos al estímulo y apoyo de actividades que menos afectan el medio ambiente. Estas subvenciones podrían liberar, como mínimo, medio billón de dólares anuales, una cantidad que se puede destinar a propósitos más productivos y sostenibles.

De acuerdo al informe del Banco Mundial titulado "Detox Development: Repurposing Environmentally Harmful Subsidies", los subsidios implícitos y explícitos son más de USD 7 billones anuales, que “se gastan de maneras que causan efectos dañinos no deseados y que socavan nuestros esfuerzos para combatir el cambio climático”. Llega a alrededor del 8 % del valor de la economía mundial.

La Economía Pública tiene nuevos desafíos planteando atender la estabilidad, la distribución y la asignación pero también el ambiente, lo que suma una nuevo desafío ya que sin dudas son nuevas presiones para las cuentas públicas, desafíos de política y necesidad de tocar los grandes intereses de capitales y corporaciones.

La afectación del ambiente tiene costos enormes, económicos actuales y futuros que comprometen a las actividades económicas pero sobre todo humanas afectando a los más pobres y a la salud.

Se estima que la quema de petróleo, gas y carbón causa 7 millones de muertes prematuras anuales, cifra casi igual que las muertes por COVID 19 que según la OMS llegaron a 6,9 millones.

El tema es más complejo y no alcanza con decir que se retiran subsidios de las actividades como la agricultura sino que algunos es necesario reorientar y otros que transformen las mismas actividades o fomenten otras. Hay que reorientar recursos y plantearse todas las necesidades generando un tránsito a la sostenibilidad y a la mayor equidad.

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