Por otro lado, la edad y la ascendencia étnico racial son determinantes. Los más pequeños son los más pobres y la población afrodescendiente es la que tiene mayores niveles de pobreza, casi el doble. En el año 2023, para el total del país, la incidencia de la pobreza para las personas que declaran tener ascendencia afro es muy superior a quienes declaran ascendencia blanca. Cifras que deben necesariamente analizarse en profundidad, interpelar al gobierno y alentar un debate profundo.
Pobreza infantil
La realidad es que tenemos un problema grave en lo que refiere a la pobreza, pero muy especialmente en la pobreza infantil. Los datos, más allá de la lectura que realicemos y de cómo los presentemos -ya sea como pobreza estable o como aumento no significativo- llevan a conclusiones que son indiscutibles entre las que es preciso destacar algunas. En primer lugar, la pobreza en Uruguay es mayor a los niveles prepandemia. Es decir, con el modelo actual, y a pesar de las etapas de crecimiento, no se logró mejorar la situación. A pesar de la baja inflación y la recuperación de ingresos, lo que llevaría a esperar una mejora en los últimos resultados publicados, la pobreza aumenta o en el mejor de los casos se mantiene, lo que significa, estadísticamente, que la variación al alza no es significativa.
Otro problema: la desigualdad
En segundo lugar, hay otra conclusión relevante que surge de la anterior. Detrás de estas tendencias tenemos una problemática adicional que va de la mano de los niveles de pobreza: el aumento de la desigualdad. Si se observan los datos presentados por el Banco Mundial se puede apreciar un aumento en los niveles del Índice de Gini en 2023, indicador principal en la medición de la desigualdad de ingresos. Cuando se da un movimiento en el Gini se constata que el deterioro es importante, ya que se trata de un indicador muy rígido para tener movimiento.
Finalmente, la situación de la pobreza no se produce sola. Existen otros indicadores relevantes que también vienen con un fuerte deterioro, como es el caso reciente de la mortalidad infantil que tuvo el aumento más importante registrado entre 2022 y 2023.