Entre tanto análisis, opiniones académicas, reclamos injustificados y aspiraciones de “pleno derecho, el presidente sorprendió a los propios integrantes de la coalición aprobando una medida que, aunque muy austera, en apariencia se salió del libreto neoliberal ortodoxo que imponen el dogmatismo de Isaac Alfie y su conocida imprudencia política.
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Anunció un aumento de 3% a los jubilados y de 2% a los empleados públicos, aunque aún no se sabe bien si es aumento real a partir del 1º de julio, que se cobrará a partir de agosto como fue anunciado en la conferencia de prensa del presidente y sus ministros, o si es un adelanto de los futuros aumentos de fin de año como todos sospechamos.
“Si es lo primero, es insuficiente; si es lo segundo, es horroroso”, dijo Ernesto Murro, ex ministro de Trabajo del gobierno anterior.
También convocó a empresarios y trabajadores a negociar acuerdos salariales por fuera de lo ya convenido o adelantando los ajustes por inflación ya pactados.
A juzgar por los comentarios que se han escuchado, el referido aumento no alegró a nadie a excepción de los dirigentes de los partidos de la coalición, algunos funcionarios del gobierno y asesores o analistas privados afines a sus políticas y a los medios de prensa que constituyen el arsenal mediático del poder.
Suponemos que también a los grandes sueldos del Estado, incluyendo a legisladores, jerarcas y ministros y por supuesto algunas jubilaciones de privilegio como la del padre del presidente.
Es obvio que nadie puede estar en contra de que se le aumente los salarios a 30% de la población, pero a la mayoría les pareció poco y a unos pocos les pareció mucho y hasta exagerado.
Eso es lo más curioso y lo que evidencia que la reciente consulta electoral alteró el libreto y tal vez desconcertó al mandatario, que inventó un relato de que se había convertido en un estadista de nivel mundial, pero que ahora le toca surfear con olas que lo sobrepasan en altura y surfistas que lo sobrepasan en destreza y ubicuidad.
Hasta el pelo implantado se le comenzó a caer a Pompita, que en una reciente imagen luce una peladita simétrica con la del senador Manini.
A mí me parece que en este asunto de la carestía, Pompita esta como Larriera, “no le encuentra la vuelta” y tratando de hacer girar los platillos chinos, como a los malabaristas del semáforo, los platillos se le están volando a la mierda.
Ojo que dije que “en apariencia” los aumentos se le habían escapado a Alfie, pero tal vez estos pequeños incrementos salariales, a cuenta y desde agosto, se conviertan en más ajuste. No hay que menospreciar al Lito porque ya fue capaz de fundir al más grande.
“Del Pit-Cnt no esperaba otra cosa”
El Frente Amplio y sobre todo el Pit-Cnt no dudaron en afirmar que estos aumentos ya habían sido devorados por la inflación y que el presidente ya lleva un atraso del salario del 5% durante su mandato y que estas medidas lejos de recuperar lo perdido lo perpetuará durante todo el período.
Los trabajadores recuerdan que el gobierno olvidó los salarios mínimos y también a las decenas de miles de trabajadores informales y desocupados que por ahora solo dejó a cargo de las ayudas que pudiera proveer el Mides con su aceitado aparato clientelístico y su presupuesto menguado.
Han dicho además que lucharán por mayores acciones antiinflacionarias, que se hacen necesarias más medidas para compensar el aumento de todos los productos de la canasta familiar y que la caída del consumo, sobre todo de los sectores más humildes, es escandalosa y la gente, especialmente los más pobres, no puede más.
Tal vez habría que escribir un capítulo aparte para los centenares de miles de niños pobres y madres solteras a quienes se deja a la deriva, esperando un aumento de las transferencias de un Ministerio de Desarrollo más preocupado en privatizar las ayudas a las ONG amigas que en estar en donde hay que estar, al lado de la gente que sufre y que cada vez la pasa peor.
¿Y por casa cómo estamos?
Pero las críticas no vinieron solo de la izquierda. También algunos líderes empresariales criticaron el llamado de Lacalle a negociar salarios de privados y algunos analistas de sus propias filas cuestionaron la decisión que, según ellos, pone en riesgo la política económica que venía aplicando el gobierno, que las medidas adoptadas lejos de ser antiinflacionarias descontrolan la economía, ponen en peligro los objetivos de la coalición, arriesgan la política fiscal y la estabilidad del dólar y deja en manos exclusivas del Banco Central la lucha contra la inflación.
En particular varios voceros de las cámaras de comercio e industria advirtieron que será difícil no aumentar los precios si se sugiere desde el gobierno un aumento salarial.
Semejante explosión de independencia de los analistas y los empresarios evidencia que el gobierno está lejos de estar blindado y que en este ambiente político pos-referéndum, a la coalición se le empezó a mover el piso.
Y todavía no sabemos qué pasará en las semanas próximas con los agroexportadores, la industria de la carne y los productores rurales si el dólar sigue bajando su cotización y empezamos a discutir sobre la competitividad, si la guerra se alarga, los agroquímicos y fertilizantes suben y si aparecen imponderables climáticos, geopolíticos y logísticos, si el petróleo se estabiliza en valores altos y llega el 30 de abril y el presidente tiene que aumentar de nuevo los combustibles y el supergás.
Los blancos dan la nota
Pero lo más jugoso está desde el lado de los blancos en donde el chucho hace más daño, porque ellos son los que pueden cometer con más probabilidad el error fatal del que Manini advertía.
Los líos que durante muchos años fueron la regla en el Partido Nacional ocurrieron, esta vez, en todas las canchas.
En el Parlamento se dividieron los blancos en dos bancadas, por un lado los parlamentarios del herrerismo y por otro los autodenominados wilsonistas. La división fue para nombrar a quién correspondía que fuera el coordinador de bancada, que al final fueron dos.
No importan los nombres porque nadie los conoce. Tampoco los insultos en la reunión porque fueron tantas las puteadas que, de publicarlas, el INAU cerraría la revista.
Con decir que la boca de Graciela Bianchi parecía desinfectada con alcohol en gel.
La disputa en este caso no fue por cargos ni por ideas, fue solamente para establecer un perfil propio y en el caso de los llamados wilsonistas, para desprenderse del lacallismo, que es sin duda el que va a pagar el mayor precio político al final del período.
Jorge Gandini, el senador blanco que disputaría con Álvaro Delgado la candidatura presidencial del Partido Nacional y que se siente como heredero de Wilson, anunció que no votará la reforma de la seguridad social si no hay un acuerdo con la oposición, acuerdo que por ahora no se ve ni en el horizonte.
A propósito de las disputas entre blancos, Tomás Linn, otro influyente columnista del diario El País, se sorprende del cúmulo de disidencias que han surgido en la coalición y advierte desilusionado que los votantes del No tienen ahora derecho a dudar de cómo se sucederán las cosas en el futuro y concluye: “Con bancadas que se separan y ediles que se abren solos, no están dando la mejor señal para los tiempos que se vienen”.
Con esa mención a “ediles que se abren solos”, Linn recuerda otro percance que ocurrió en Canelones, en donde un edil blanco, a quien califica de “tránsfuga”, votó el fideicomiso que propuso el intendente Orsi para financiar obras en el período que corre.
El edil desobedeció las órdenes que aparentemente provenían del prosecretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, y motivó exabruptos como su expulsión sumaria del Partido Nacional, adoptada de facto, por Pablo Iturralde, presidente del Honorable Directorio.
Pasados unos días, la tal expulsión quedó sin efecto luego de que el intendente de Durazno, Carmelo Vidalín, y el intendente de Tacuarembó, Eber Da Rosa, aconsejaron a las autoridades de su partido que se dejaran de embromar porque historias como las de Canelones pasaban y habían pasado en todos lados, incluso en su partido de “hombres libres”.
Al final todo quedó en nada, el edil mencionado advirtió que podría aparecer fondeado en un arroyo, evidenciando que los debates en la interna nacionalista son más peligrosos de lo que uno imaginaba y no renunció ni al Partido Nacional ni a su banca.
Solo reveló que el nerviosismo está bien instalado en la cúpula blanca y que allí todos piensan que se acabó el recreo.
Tuvieron además la mala suerte de que en la fiesta de los jóvenes blancos en los festejos del domingo 27, en una coqueta quinta de un parlamentario suplente del Partido Nacional, Sergio Delpino, un grupo de militantes tuvieron la malísima idea de violar a una muchacha, menor de edad, drogada y alcoholizada.
Promediando el mes y para demostrar que no hay tranquilidad en ningún estamento del partido de Aparicio, en Paysandú, el exalcalde de Quebracho, excandidato a intendente del Partido Nacional y funcionario contratado por la Comisión Honoraria del Río Uruguay con un importante sueldo, Juan Bandera, fue imputado por violencia doméstica en perjuicio de su pareja y tenencia ilegal de armas con las que la amenazó.
En este caso, sí, nobleza obliga, fue expulsado del Partido Nacional y destituido de su cargo en la CARU, como exigiera el Frente Amplio en Paysandú, departamento en donde la opción del No perdió por un amplio margen.
1º de mayo de 2022
Estamos a mitad del mes y faltan todavía 10 días para el 1º de Mayo. No quieran saber cuál va a ser la magnitud de la protesta en un día de lucha de los trabajadores que esta vez tendrán más motivos que en los últimos 17 años.
Ese día habrá mil motivos para luchar, homenajear a todos los trabajadores y especialmente a quienes murieron luchando por sus derechos, recordar a los mártires de Chicago que lucharon por las 8 horas de trabajo, a los desaparecidos en la dictadura y a las mujeres que luchan por la igualdad de derechos.
Vamos a mostrar cuánta fuerza tienen los trabajadores organizados y cuánta voluntad de hacer valer sus derechos en la calle, que es donde se ven los pingos.
Que no se calle nunca la calle.