Se trata del eterno retorno del intento, hasta ahora infructuoso, de destruir el Casmu.
La preocupación no es causada por el deterioro de los servicios, ni el incumplimiento de las obligaciones laborales ni salariales con los funcionarios, ni el descontento de los médicos que conforman el capital societario de la institución, ni de los abonados que integran su capital social.
Por el contrario, la asamblea de los asociados médicos, que son los dueños de la institución, han aprobado por amplísima mayoría la Memoria y Balance, los funcionarios cobran los salarios y los aguinaldos en fecha, la Federación Uruguaya de la Salud y la AFCASMU mantienen una relación normal y convenios laborales vigentes.
Los socios parecen satisfechos en las encuestas de satisfacción, con los reparos habituales en cuanto a la demora en la obtención de los turnos, en especial para los especialistas.
Tengo entendido que en los últimos meses ha habido un aumento del caudal de socios.
Los laboratorios y otros proveedores parecen cobrar en los plazos habituales en las instituciones del mismo tipo y con los medios habituales de pago en la esfera comercial.
Servicios de calidad
En el Casmu hay nuevos servicios de calidad, los locales donde se prestan servicios son modernos, limpios y agradables, se realizan eventos de perfeccionamiento académico con profesionales internacionales de primer nivel, se establecen vínculos científicos con instituciones y profesionales de primera línea del exterior, se mejoran las historias clínicas, la excelencia de sus laboratorios es reconocida, las farmacias tienen los medicamentos que los médicos indican, se aplican técnicas novedosas y servicios innovadores que han hecho del Casmu una de las más importantes empresas de salud del país y centro de referencia indiscutible en el Sistema Nacional de Salud.
Las inquietudes de algunos periodistas
La noticia que en esta oportunidad parece inquietar a algunos periodistas y actores políticos es que el CASMU solicitó al Ministerio de Salud Pública (MSP) que el Estado sirva de garantía para un fideicomiso en que la entidad que proporcionará crédito será un tercero, un banco, o una financiera o las AFAP.
También causa preocupación el endeudamiento de la institución y que algunos pagos se hagan con cheques diferidos, que se programen las licencias y que haya un discreto atraso en las liquidaciones finales en funcionarios que por diversas causas se desvinculan de la empresa.
Un relato pormenorizado de las deudas del Casmu se pueden ver dos por tres en la prensa adversa que no publica las deudas de ninguna gran empresa que opere en el país.
¿Algún lector recuerda que se hayan publicado las deudas de Conaprole, Buquebus, Saceem, Stiler, Medicina Personalizada, Zonamérica, el Grupo Magnolio, Brecha, El País, UPM , Montes del Plata, Posadas, Posadas y Vecino, Guyer y Regules o las que los bancos privados tienen con los ahorristas?
El asunto de las deudas
Cuando en reiteradas oportunidades se encienden las luces de alerta se olvida que, mal que nos pese, necesidades financieros y endeudamiento tienen cientos o miles de empresas del país.
¿Cuántas empresas tienen deudas, tienen hipotecados sus bienes como garantía, emiten bonos y obligaciones negociables, renuevan sus créditos al vencimiento, pagan a sus proveedores con cheques diferidos, envían escalonados a sus trabajadores al seguro de paro, programan sus licencias, pagan en cuotas las liquidaciones de quienes se desvinculan?
Muchísimas, y sin duda alguna, casi todas las instituciones del rubro.
¿Desde cuándo sucede esto ?, preguntará alarmado el lector de esta nota.
Desde siempre señores, no se asombren.
Lo que olvida el MSP
El Ministerio de Salud Pública dice estar preocupado por la situación económico financiera de algunas instituciones, pero olvida que hay muchísima gente que debe esperar cuatro o cinco meses para acceder a un especialista, que no tiene dinero para pagar los tickets de los medicamentos que le indican los médicos, que deben esperar una eternidad una ambulancia si la necesitan. Si es en algunos pueblos del interior es aún peor.
En ASSE y sobre todo en unidades asistenciales del interior no es extraño que falten medicamentos de uso muy común.
Tal vez esos sean los problemas verdaderos de la gente y sobre esos no hay soluciones a la vista.
La historia
Las dificultades económicas y financieras del Casmu no son nuevas. Como yo escribí otras veces, puedo dar testimonio que hace por lo menos tres cuartos de siglo que el Casmu peludea.
Mi padre fue Administrador General del Casmu veinte de esos años y yo crecí escuchando los problemas financieros del Casmu mientras se transformaba en la más importante institución de asistencia médica del país. Por eso tengo un especial cariño por esta institución y por eso mismo escribo este artículo que está lejos de la temática de mis notas editoriales habituales.
En estos setenta años de dificultades económicas -al menos son los años que yo recuerdo- el Casmu se constituyó en una institución prestigiosa, de calidad, inmensa, principal en la cobertura sanitaria de los uruguayos.
Conste que siempre hubo adversarios del Casmu en sus aspectos prácticos, políticos y filosóficos.
Creo que con la Asociación Española y el Círculo Católico son las instituciones de salud que tiene más antigüedad.
En ese lapso cerraron, se fundieron, fueron intervenidas y fundidas por el gobierno de turno, Impasa, la Mutualista Israelita (MIDU), España Mutualista, el Círculo Napolitano, la Uruguay España, la Mutualista del Partido Nacional y Casa de Galicia, entre muchas otras.
El Casmu cumple en los próximos meses 90 años de existencia y debería ser un motivo para que la sociedad toda festejara.
Nació el 1 de julio de 1935 como una institución gremial médica, propiedad del Sindicato Médico del Uruguay, con principios que fueron motivo de orgullo. Libre ingreso de los médicos a los cuadros técnicos, atención igualitarias y libre elección del médico tratante.
Recuerdo que el Profesor Jorge Bouton, eminente Profesor Titular de Clínica Médica en el Hospital de Clínicas, me dijo alguna vez que lo más lindo del CASMU es que había estado internado en la misma habitación que un obrero de la construcción que usaba de calzoncillo un short negro de Peñarol.
El Casmu fue precursor del Sistema Nacional Integrado de Salud, incorporando a su padrón de abonados a los trabajadores que tenían seguros de enfermedad, entre ellos los de la construcción, metalúrgicos y municipales.
Fue intervenida por la dictadura y sobrevivió a un gerenciamiento militar que intentó vaciarla de su contenido popular y de su propósito generoso y solidario.
Cincuenta años después se oyen ruidos de intervención por el gobierno de los “malla oro”, que deja una historia de operaciones dudosas y que donde mete la mano queda la sospecha de que la meta en la lata.
No me olvido que antes del auge de los seguros médicos, la familia Lacalle eran socios de Impasa, que era la primera institución médica prepaga de carácter lucrativa con formato de sociedad anónima.
Es más, creo que Lacalle Herrera integró sus cuadros dirigentes en la dictadura, tal vez fue su abogado. Su presidente fue el Dr. Ugarte, que además fue ministro de Salud Pública en su gobierno y hasta creo recordar que allí Loly parió los mellizos Lacalle Ponce De León que ojalá nunca aspiren a ser presidentes.
Hay muchos aspirantes a quedarse con las pilchas del CASMU porque sus 170.000 abonados son un gran negocio. Cualquiera percibe que como en el caso de Casa de Galicia, habrá socios, sanatorios, equipamiento de última generación e infraestructuras para repartir y hay más de una institución que aspira a apropiarse.
Hay lobbies trabajando para esto en el gobierno y en todo el sistema político.
Hay intereses, hay lobistas, hay ganas, pero no hay motivo para la alarma y mucho menos para la intervención.
La propia Ministra de Salud, a quién los periodistas preguntaron por la situación del Casmu, respondió que hay varias instituciones con problemas económicos y que el Ministerio va a ayudarlas.
La primera parte es verdad, hay incluso varias, no precisamente el CASMU, que han tenido un resultado económico negativo el último año en sus balances.
La segunda parte tiene trampa. Ayudarlas es contribuir a solucionar sus problemas económicos, habilitándoles la posibilidad de obtener el financiamiento necesario para cumplir sus compromisos con trabajadores, proveedores y acreedores financieros, corrigiendo las cápitas a los niveles que exigen la calidad de los servicios que se prestan, exigiendo los mismos niveles de calidad a los distintos prestadores, pagando al día los servicios que se prestan a ASSE ,ayudando a coordinar servicios y ejerciendo el papel de Rector del Sistema .
Poner veedores no sólo no es una ayuda, sino que a veces se transforma en un obstáculo.
Es la “ayuda” más barata, pero es la más ineficaz. Es como vender humo jugando para la tribuna,
Peor si se utiliza como una amenaza o como una manera de contribuir a crear una imagen de inestabilidad a las instituciones “ayudadas”.
Debiera conocerse que el CASMU nació con problemas. Esta etapa en donde dejó de ser parte del Sindicato Médico para ser propiedad de los médicos que hicieron aportes para su capitalización inicial fue un salvataje que hizo el gobierno de Tabaré.
Esto aseguró su continuidad, aunque se partió de un patrimonio negativo muy alto que en los últimos tres años ha logrado reducirse sin perder calidad de los servicios y sin costar puestos de trabajo a funcionarios y personal técnico.
Digamos que estaba muerto, se le puso en el respirador y ahora está en cuidados intermedios.
Nada maravilloso, pero nada fatal. Nada que no fuera previsible y manejable si todos, autoridades de la institución, trabajadores médicos y no médicos, y organismos y jerarcas del gobierno actúan de buena fé.
El propósito es continuar sin sobresaltos la gestión. Si cuando haya elecciones en el CASMU la masa social de médicos decide cambiar sus autoridades que se haga democráticamente en elecciones libres, de acuerdo al estatuto y por voto secreto.
El sistema entero está haciendo agua y por eso todos los candidatos de todos los partidos hablan de ajustar las tuercas y marchar a una segunda reforma transformadora del Sistema Nacional Integrado de Salud.
El CASMU está en problemas pero no es el único. Es el que quieren desguazar porque es un símbolo de una institución modelo, patrimonio histórico de nuestro pueblo, ejemplo de una medicina social, no lucrativa, solidaria, generosa y de calidad,
Quizás la solución para todo el sistema es la descentralización y la complementariedad de los servicios de salud, particularmente en el primer nivel de atención, tal vez sea mejorar la viabilidad de los actores privados reduciendo la presión sobre ellos, atemperando la competencia ineficiente y fortaleciendo el papel de ASSE liderando la reforma del modelo de atención.
La FUS ha propuesto un diálogo de todos los actores implicados en el sistema, prestadores, autoridades de gobierno, partidos políticos, sindicatos de funcionarios y médicos, organismos públicos e instituciones privadas para discutir las correcciones en el sistema con la mirada puesta en los usuarios.
Hoy van por el CASMU pero mañana irán contra La Española como ayer fueron por Casa de Galicia.
No hay que comerse la pastilla. Hay un sector del gobierno que no se propone salvar al CASMU, sino desguazarlo como destrozaron Casa de Galicia.
Lo saben los médicos, lo saben los funcionarios y lo saben los abonados.
Y si no lo aprendieron, es bueno que abran los ojos, porque lo que se viene es peor que lo que hay.
Nadie debería esperar que los remedios vengan de donde viene la enfermedad.