Una emotiva nota del español Pablo Herraiz, relata el último vuelo de estos aviones que sirvieron en España desde 1973 y que uno de sus compradores, los Estados Unidos, los obtendrá para desguazar .
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«Con un poco de niebla y esperando algo de cierzo en su destino, el Hércules T-10/03 despegó de Torrejón hacia las 10 de la mañana. Éste ha sido uno de sus últimos vuelos nacionales, antes del vuelo final para llegar al destino donde seguramente terminará sus días. Viajaba con la cúpula del Ejército del Aire como pasajeros, incluidos el Jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad), que también es aviador, y el Jefe del Estado Mayor del Aire (Jema).
Para muchos de sus pasajeros, y en especial quizá para el Jemad, el general Miguel Ángel Villarroya, este último viaje a Zaragoza tenía mucho de simbólico. Era para celebrar el acto de despedida del Hércules, el avión de transporte de las Fuerzas Armadas durante casi medio siglo que a fin de año se jubila.
Para el general Villarroya probablemente era el cierre de un círculo, porque él fue piloto de estos aviones mientras perteneció al Ala 31, la unidad que los pilota y mantiene. De sus casi 10.000 horas de vuelo, la mayoría han sido pilotando los Hércules. De hecho, en su discurso dijo que no hablaba como jefe del Estado Mayor de la Defensa, sino «como el miembro más antiguo del Ala 31». Dijo con orgullo que el Rey Felipe VI le había llamado para felicitar a toda el Ala 31 por estos años de trabajo.
En cuanto llegue enero, los Hércules, llamados Dumbo por el elefante de los parches del Ala 31, empezarán a viajar hacia sus destinos finales: Perú, Uruguay, Turquía y Estados Unidos. Los tres primeros países reutilizarán todavía durante unos años estos aviones que España empezó a adquirir en 1973 y que podrían seguir en funcionamiento, pero están siendo reemplazados por los Airbus A400M, que tienen mucha más capacidad de carga, son más veloces, vuelan más alto y además son europeos.
Aunque quizá todavía le quede algún viaje más, el Hércules ya no regresó este lunes a Torrejón con los generales y demás pasajeros que llevó a Zaragoza: fue tarea para el A400.
Aparte de los aviones vendidos a Perú, Turquía y Uruguay, los restantes menos uno se han vendido a una empresa de Estados Unidos, y tendrán como destino muy probablemente el desguace.
El último de ellos todavía vivirá aquí muchos años… Como pieza de museo.»