El nombre de Mijaín López ya estaba escrito en las páginas doradas de los Juegos Olímpicos gracias a sus tres medallas doradas. Beijing 2008 fue el escenario donde emergió como ganador, Londres 2012 la reafirmación de su reinado, Río de Janeiro 2016 lo transformó en hegemonía y, ahora, Tokio 2020 será el lugar donde se transformó en mito.
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La lucha grecorromana tiene a su figura indiscutida y es de Cuba. El atleta centroamericano ganó su cuarto oro en la disciplina y superó todos los límites, logrando algo que nadie había hecho en la rama masculina. El único antecedente era la japonesa Kaori Icho, quien lo hizo entre Atenas 2004 y Río 2016 en la categoría -63.
López venció en la final al georgiano Iakobi Kajaia por 5-0 en los puntos luego de dos asaltos en la división de los 130 kgs. De esta manera cerró su torneo en Japón con un registro que marca su imbatibilidad: no cedió puntos en ninguna de sus contiendas. Invicto desde 2004, desbancó al ruso Alexander Karelin que fue oro tres veces entre 1988 y 1996.
Sin embargo, las alegrías para Cuba no terminaron con la histórica conquista de López. Antes, en los 60kg, el habanero Luis Orta también fue medallista dorado tras imponerse al japonés Kenichiro Fumita por 5-1, dándole la que era la primera presea de oro cubana en esta edición de los Juegos Olímpicos.
La cosecha para los caribeños en la jornada de lunes fue muy fructífera, que comenzó con dos compatriotas copando el podio en salto con longitud masculino: Juan Miguel Echeverría y Maykel Massó fueron plata y bronce, respectivamente. También hubo dos medallas más que fueron de Leuris Pupo (en tiro rápido a 25 metros) y Yaime Pérez (lanzamiento de disco).