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Política

Dos años de covid: datos mata relato

El desmemoriado de Salinas

El ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, dijo el lunes, a dos años de comenzada la pandemia en Uruguay, que “algunos pocos perdieron la vida cuando aún no había vacunas”. La comercialización de vacunas en el mundo comenzó en diciembre de 2020, según informa en su página web la Organización Mundial de la Salud. En ese mes, precisamente, comenzó un notorio aumento de casos de covid-19 en Uruguay, que siguió sin frenar hasta junio de 2021.

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Por Georgina Mayo

La evolución de la pandemia en Uruguay fue distinta al resto de los países. A cuatro meses de que se registraran los cuatro primeros casos, el Sistema Nacional de Emergencia llevaba 1.990 análisis y se detectaban 19 casos positivos nuevos de coronavirus. Los casos en Uruguay fueron a un ritmo más lento que en varios países de la región y varios de Europa y otras regiones.

La mayor tasa de muertes, como lo informó en abril de 2021 la tapa del diario The New York Times, se ubicaba en Uruguay: “El peor país por la cantidad de casos per cápita más alta del mundo, con casi 3.000 casos por día. Una cifra asombrosa para un país de solo 3,5 millones de habitantes”. Y en mayo, The Washington Post también destacó: «Sudamérica lidera al mundo en nuevos casos y muertes per cápita y Uruguay lidera a Sudamérica en ambos».

A dos años de iniciada la pandemia en Uruguay, se notificaron 7.095 personas fallecidas.

Vale recordar que al 29 de julio de 2020 todos los casos podían identificarse y que se mantenía un estricto seguimiento epidemiológico. Resumía el Sinae que “desde que se declaró la emergencia sanitaria el 13 de marzo se han procesado 109.311 tests y se registraron 1.237 casos positivos de coronavirus en todo el país. De ese total, 967 ya se recuperaron y 35 fallecieron”.

La lentitud de la propagación del virus SARS-CoV-2 nadie podía conocerla, a tal punto que el Poder Ejecutivo declaró el 13 de marzo de 2020 el estado de emergencia sanitaria.

Este lunes se cumplieron dos años desde que se notificaron los primeros cuatro casos en Uruguay. Y aunque a comienzos de marzo de 2020 ya se conocían las consecuencias del virus en varios países de Europa, en el Aeropuerto Internacional de Carrasco no existían medidas sanitarias para quienes llegaban del viejo continente. De hecho, los primeros cuatro casos arribaron desde Italia y España.

El ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, también recordó el lunes en rueda de prensa que “se pedía a gritos el encierro obligatorio” y que Uruguay, sin embargo, pudo despegarse de esa medida aplicada a nivel internacional.

Sin embargo, desde el 13 de marzo y hasta por lo menos mayo de 2020 existieron en Uruguay medidas muy parecidas a la inamovilidad: calles vacías, “quédate en casa”, patrullas recorriendo la rambla impulsando a la gente a que se guardara, helicópteros que con megáfonos llamaban a la reflexión en el mismo sentido, teletrabajo, clases suspendidas, administración pública, shoppings, fútbol, básquetbol, gimnasios y todo lo que en Uruguay generara aglomeración, paralizados.

Recién en junio la capacidad de presión de los centros comerciales logró la aprobación de un protocolo para la reapaertura, que incluyó el cierre de los probadores de ropa y hasta la medida de que en los baños de hombre se debía evitar el uso de mingitorios contiguos: “Deberá dejarse un mingitorio libre entre usuarios siempre que la instalación lo disponga”.

A pocos días de comenzada la pandemia en Uruguay se creó, además, el Comité de Crisis en la órbita del Ministerio de Salud Pública. Epidemiólogos y virólogos conformaban el grupo de expertos que antecedió al Grupo Asesor Científico Honorario (GACH). El Comité de Crisis también -como lo haría un año después el representante del GACH, Rafael Radi- sugería adoptar un sistema de confinamiento o inamovilidad.

Según la información que conoce Caras y Caretas, el Comité de Crisis sugería el sistema on/off, es decir, un sistema basado en apagar y prender actividades. También, según los datos conocidos desde que actuó el Comité de Crisis, desde mediados de marzo de 2020, el ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, coincidía en que había que profundizar la inamovilidad, a todo esto, ya decretada en el marco de la emergencia sanitaria.

De hecho, el secretario de Estado discrepó con el propio presidente Luis Lacalle Pou, con la ministra de Economía y con el director de la OPP, Isaac Alfie, acerca de profundizar las medidas. Es más, las discrepancias llegaron a tal punto que el ministro Daniel Salinas, durante las conferencias de prensa se mantenía prácticamente en silencio.

Antes que eso, el director general de la Salud, Miguel Asqueta, había sido desautorizado públicamente por la Secretaría de la Presidencia cuando habló de “inmunidad rebaño”.

 

No había vacunas en Uruguay

En diciembre de 2020 los casos comenzaron a incrementarse con mayor fuerza, cuando las vacunas ya existían en el mundo. A manera de ejemplo, al 15 de diciembre el Sinae informó que se habían detectado 400 nuevos casos de coronavirus.

Las más de 7.000  muertes registradas en el país comenzaron a concentrarse, precisamente, desde diciembre de 2020. A mediados de ese mes ya había vacunas en el mundo y en la región y de hecho al resto de América Latina llegaron antes que a Uruguay. Mucho antes. Uruguay comenzó a vacunar, recién, en marzo de 2021. En noviembre, un funcionario de Salud Pública transmitió por correo electrónico que Uruguay rechazaba las vacunas ofrecidas por Pfizer y a mediados de febrero la esposa del presidente Lacalle Pou dijo públicamente que las vacunas llegarían al país en “semana más, semana menos”. En las cifras de ese momento, esto sería: “100 muertos más, 100 muertos menos”.

Y, acerca de las vacunas, también vale recordar que el presidente Lacalle Pou dijo que se traerían al país las mejores marcas que el mandatario asociaba a las aprobadas por las agencias estadounidense y europeas. Aunque el dato sea que las primeras vacunas en admnistrarse fueron chinas.

Además, en la misma rueda de prensa del lunes pasado, el ministro Salinas criticó a quienes alertaban de la falta de camas de CTI que podría verificarse con la evolución de la pandemia, pero en la misma rueda de prensa admitió que se debieron sumar 30 camas de cuidado intensivo en todo el país.

El GACH escribió un informe en marzo indicando que al 15 de marzo se observa una incidencia de aproximadamente 1.200 casos diarios en promedio semanal nivel máximo desde que comenzó la pandemia en Uruguay lo que correspondía al nivel rojo de la escala de Harvard y presenta una tendencia ascendente.

El ministro Salinas tampoco se refirió el lunes pasado al pedido público de uno de los integrantes del GACH, Rafael Radi, quien solicitó públicamente blindar abril y luego blindar mayo.

Tampoco se refirió a la estrategia de “no tomar medidas” defendida por el presidente de la República para la ola de ómicron.

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