“Los obreros uruguayos ponen límite al acoso callejero a las mujeres” titula el diario español El País. Una nota sobre la campaña que el sindicato de la construcción realiza desde hace dos años para erradicar esta práctica en el gremio. Destaca “importantes avances en la erradicación del piropo no consentido”.
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“Estos días, en la calle María Espínola de Montevideo coinciden cuatro obras en curso con sus respectivas cuadrillas. Las vecinas del barrio, las trabajadoras del almacén o del local de comidas pueden dar fe: en varias semanas ni un solo grito, grosería u ocurrencia. Dos quinceañeras pasan por allí para ir de compras: nada. La escena se repite en muchas zonas de la capital”, señala el artículo.
Para El País esto no es casual, sino el resultado de una campaña que comenzó en noviembre de 2016 “después de un caso que derivó en una denuncia pública de fuerte repercusión”.
«Uruguay sin acoso»
El País recuerda que en la ocasión “un centenar de trabajadores de una obra habían parado sus actividades en un hotel en construcción. Y, en medio de las consignas de protesta contra la empresa, lanzaban silbidos y groserías a cada mujer que pasaba por el lugar. Una periodista que trataba de cubrir el evento recibió todo tipo de improperios. Indignada, denunció el asunto en su página de Facebook y se publicaron varios artículos al respecto. Los dirigentes del Sunca se disculparon públicamente y lanzaron la campaña Uruguay sin acoso”.
Laura Alberti, dirigente del Sindicato de la Construcción y Anexos (Sunca), dijo a El País (de España): “el acoso callejero es violencia. Entendemos que cuando uno increpa a una mujer se trata de acoso porque es una intromisión en su vida. Porque las mujeres no necesitan el piropo. No es algo que les aporte algo en su vida. Hay que hacerles entender que no me tienen que respetar porque podría ser una madre, una hermana o una tía. Me tienen que respetar porque soy un ser de derechos”.