El que esté libre de pecado que arroje la primera bomba

–Todo es uno –responde Pamento–. Vos tirás una pedrada en la playa Malvín y repercute en La Pedrera. Mi formación internacional proviene del Pulga de Pelo. Sus inolvidables “comentarios internacionales”, de aquel personaje, canilla, tranquilo, panzón, casado con la Porota, que te ubicaba el mundo tal cual es en un editorial.

Estamos del lado de adentro del boliche, después de tanto tiempo, porque chispea. La temperatura sigue siendo cervecera, le cebo el vaso al Negro, y el Negro, con combustible, se larga:

–Hace un año que el papa Francisco viene alertando con que estamos ingresando a la tercera guerra mundial. Le dieron poca bola. Ahora lo dice el ministro ruso, Dimitri Medvédev, y aunque no lo diga nadie, decime si lo que está pasando no da para seguir parafraseando lo bíblico: “Mataos los unos a los otros”. Están en guerra, todos contra todos, intentando crear un frente contra un movimiento de «energumenidad» nunca vista, te prenden fuego, los niños aprender a degollar semejantes, si recitás con un error de ortografía la ley, sos boleta, y estos pintas crecen, conquistan territorio y le venden petróleo clandestino de sus posiciones y posesiones, que fueron de Siria e Irak, a Turquía. Mirá vos. Por eso Erdogan tira abajo un avión ruso que controla la entrada del petróleo clande a tierra de otomanos, y ahora le tira la bronca a su aliado dilecto, Estados Unidos, porque bombardea a esos Isis que combaten contra los kurdos. Y mirá que los kurdos fueron los primeros en calzarse el fusil con todo cuando los de Isis entraron a diezmar o eliminar sus aldeas; y Kerry conversó con ellos y le pidieron armas y que aspiraban a la independencia. Los kurdos son una nación sin territorio, y son arriba de 20 millones. El territorio del Kurdistán se reparte entre Irak, Siria, Turquía, donde Erdogan anda a los tiros y atentados contra los kurdos turcos, integrados, con representación parlamentaria en Ankara. Uno por ahí no termina de saber quién es quién, porque los rusos custodian su puerto mediterráneo más poderoso que está en sus manos, Estados Unidos nos quiso vender que la destrucción de Bagdad y Libia con aquellos cohetes nocturnos, que los comentaristas decían que se parecía a la Navidad, era por la democracia. Decime si encontrás diferencias entre Bush y Trump,

y te regalo un palco en la América, que no está habilitada, para ver a los Rolling, sobre todo ahora que ya fue. ¡Y el flaco Bashar al-Assad! ¡Dios me libre! Ni el enemigo más feroz de la condición humana pudo dejar ciudades luminosas en el estado de ruinas de Stalingrado. Y ahora que hay una tregua de vamos a ver, una semanita para arrimar leche y medicina a los sirios acogotados entre Isis y Bashar, él anuncia que va a avanzar para reconquistar los territorios que le conquistaron. Es el panorama de una vidriera irrespetuosa de un cambalache donde se ha mezclau la vida, y tenés a los sauditas, iraníes con Hezbollah, la barbarie de Treblinka expandida en nombre de un dios que en la puta vida se le ocurrió esta barbarie, y se anuncia la OTAN, que la comunidad europea no es extraterrestre en esta historia, y mientras tecleo esto refresca Francisco abrazando al patriarca ortodoxo, la FARC parando la mano –todos desde Cuba, fijate vos– y como ni el Pulga de Peloduro se orienta en este hormiguero pateado, solo te digo, botija: el que esté libre de pecado, que arroje la primera bomba.