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Montoneros: Primero fueron católicos y después peronistas

El secuestro y ejecución de Aramburu y el movimiento Montoneros: 50 años de una acción histórica

«Aramburu. El crimen político que dividió al país. El origen de Montoneros» una entrevista de Sputnik a María O’Donnell

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“El 29 de mayo de 1970, Día del Ejército, dos jóvenes que superaban por poco los 20 años, uniformados y haciéndose pasar por una escolta militar, entraron en la residencia del expresidente de facto Pedro Eugenio Aramburu (1955-1958) en pleno centro de la capital argentina y se lo llevaron a voluntad, sin disparar un solo tiro. El primero de junio lo fusilaron y lo enterraron en el sótano de una propiedad rural”.

Así inicia Sputnik una nota referida a la entrevista que realizara a María O’Donnell, investigadora argentina y autora del libro “Aramburu. El crimen político que dividió al país. El origen de Montoneros”.

La acción ejecutada hace ya 50 años, es considerada “la carta de presentación” de la que después sería conocida como la organización Montoneros.

Tal y como recuerda el medio periodístico, la ejecución del general Aramburu fue seguida de una negociación para el intercambio de los restos, por un lado, del general ejecutado y del cuerpo de Evita Perón por el otro.

Como se recordará el cuerpo de Eva perón fue robado por los servicios de inteligencia militares de la época posterior al golpe de estado, la causa de la acción el carácter simbólico que sin dudas tenía y tuvo Eva Perón en las luchas desatadas luego de la incursión de los militares en el gobierno.

No conformes con ese secuestro del cadáver, Sputnik recuerda que “el general Aramburu, uno de los principales artífices del golpe militar de 1955, decidió, apenas llegó a la Presidencia, enviar a escondidas, con ayuda de la cúpula de la Iglesia Católica, el cuerpo de Evita a un sepulcro escondido en Italia, para que nunca fuera encontrado”.

En la entrevista realizada a la autora del libro sobre estos hechos se reseña el proceso de pasaje del peronismo como movimiento de masas a la adopción de formas más radicales de acción, de los cuales Eva perón resultaba ser su principal referencia.

«El peronismo era un movimiento de masas populares que no tenía una identificación clara, que abarcaba expresiones tanto de derecha como de izquierda dentro del espectro ideológico. Eva Perón representaba a los sectores más radicalizados», dijo a Sputnik la periodista María O’Donnell.

En un escenario de amplia legitimación de la lucha armada como forma e instrumento de transformación social “Montoneros, encararía la lucha armada a través de un método de guerrilla urbana, en un contexto nacional y mundial de polarización ideológica extrema.

Lejos de lo que se registraba en otras expresiones revolucionarias de la época, la organización Montoneros no tenía una composición clasista típica o vinculada a las clases más desposeídas de aquellos años.

Así lo describe O’Donnell: «Primero fueron católicos y después peronistas (…) Aparece una nueva generación de jóvenes de veintipico de años que se propone ser intermediario entre el legado de Perón y lo que estaba pasando en toda América Latina, en un contexto de más radicalización de lo que había sido la onda expansiva de la Revolución Cubana [1959], con las particularidades argentinas».

La radicalización de la organización, explica la periodista, se produce a la par de otros procesos similares: «Se radicalizan en el momento en el que empieza el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, que los llevan a misionar a distintos puntos del país donde había mucha pobreza o a los márgenes de la ciudad. Algunos de esos curas incluso se incorporan a las organizaciones. En el origen de lo que luego será Montoneros, primero fueron católicos y después fueron peronistas», afirmó.

El general Aramburu, considerado la cara visible de la «Revolución Libertadora», es recordado como un personaje que desató una sucesiva ola de muertes y violencias, a sus órdenes se deben entre otros sucesos, la muerte ordenada de civiles y militares comprometidos con la insurrección cívico-militar de 1956.

“Aramburu ordenó la pena de muerte de los militares involucrados y el fusilamiento clandestino de civiles en los basurales de José León Suárez, en el noreste del conurbano bonaerense, denunciados en la célebre investigación y relato de no ficción Operación Masacre del periodista Rodolfo Walsh”, recuerda Sputnik.

Ese es el contexto histórico de la emergencia de Montoneros y el secuestro y muerte de Aramburu marcaron el final de Onganía, quien una semana después de la acción renunciaba a la dirección del gobierno.

Se iniciaba así el largo proceso de recrudecimiento de los enfrentamientos, signados por el uso ascendente de la violencia por parte de las Fuerzas Armadas y policiales contra aquellos a los que combatía.

Un proceso de violencia ascendente que tuvo como mojón histórico el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.

A partir de allí, como recuerda Sputnik, en su entrevista con O’Donnell , toda una década “se tiñó de sangre” y el terrorismo de Estado inundó todas las áreas de la vida cotidiana con el inmenso y terrible costo de 30 000 desaparecidos.

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