“Hoy sentimos la satisfacción de haber incorporado no solamente a mi hija María en la dirección de la empresa, sino también a Inés en la parte de comunicación, aportando en todo lo que tiene que ver con las nuevas estrategias de comunicación digitales”, señaló.
María, la hija de mayor de Yamandú, ingresó a la empresa en 2016 al realizar tareas muy puntuales, y a partir de allí fue con el paso de los años asumiendo cargos de mayor relevancia.
“Yo empecé haciendo muy pocas horas, y estaba dada la orden a las personas de Recursos Humanos que estaban en ese momento, de que yo tenía que ser una más”, dijo María Costa. Según detalló, comenzó en la empresa haciendo tareas de poca relevancia, hasta que logró ser un apoyo en el área comercial y se convirtió, en sus propias palabras, “en una especie de comodín”, al apoyar las áreas comercial y contables.
Posteriormente, María consiguió el puesto de auxiliar contable, al haber hecho en la UTU el bachillerato administrativo y ser estudiante de la Licenciatura en Administración de la ORT.
Desde ese momento, SEDEL comenzó a trabajar en mejorar los procesos de la empresa.
“Teníamos que empezar a eliminar un poco el papel, tanto por una cuestión de conciencia ambiental como del orden y de la vanguardia a la que el sector se va moviendo, hay que adaptarse sí o sí, o te quedas por fuera”, agregó.
Con el paso del tiempo, María alcanzó la gerencia de SEDEL, y desde entonces, la empresa se ha adaptado a las realidades tecnológicas adaptadas al rubro y modificado su funcionamiento interno. “Es una empresa que tiene una base muy sólida, que si no hubiese sido por esa base que mi padre construyó, se podría haber derrumbado muchas veces”, dijo.
En palabras de su padre, María comenzó ”haciendo las tareas más básicas de la empresa, y fue creciendo en base a compromiso, compañerismo, dedicación y formación permanente”. Y añadió: “Nuestra empresa tiene una dirección integrada por el director, por la Gerencia General que estaría ocupando María, Recursos Humanos, el departamento técnico, el departamento contable y el departamento comercial”.
Costa sostuvo que el ingreso de su hija a la empresa debía ser natural, al entender que ella “tenía que irse ganando la confianza de sus compañeros para alcanzar el nivel que hoy está”.
“Es un proceso en donde nosotros entendemos que los liderazgos no se imponen, sino que se construyen”, agregó.
Por otro lado, opinó que “para poder valorar el patrimonio de una empresa, la segunda generación tiene que comenzar desde abajo, ir transpirando el devenir propio del trabajo de la empresa e ir madurando para ir tomando responsabilidades”.
“Si uno es parte del crecimiento de esa empresa y vas madurando como persona, te vas ganando la confianza de tus compañeros, y con trabajo acumulado, sacrificio, la toma de decisiones, el arriesgarse, el equivocarse, el manejar los errores y ser parte de un engranaje, eso hace a que las responsabilidades vayan adquiriendo cada vez mayor dimensión”, manifestó.