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Entrevistas Tania Tabárez | periodismo |

TANIA TABÁREZ | PERIODISTA

«En TV Ciudad construimos desde el amor y no desde el odio»

La periodista de TV Ciudad repasó su vida, su carrera, analizó la realidad actual del periodismo en los medios y en relación al discurso de odio.

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Tania Tabárez también habló sobre los sindicatos y señaló que «estar juntos es el mayor acto de rebeldía», dijo que le duele el país que estamos viviendo «con tanta gente durmiendo en la calle y comiendo en ollas populares» y reveló que una de las cosas que más admira de su padre es que «siempre creyó en la solidaridad y en las personas».

Ella comunica con sus ojos, tanto o más que con las palabras. Así cuenta que la vida es fuego. Y también confianza, felicidad, esperanza, resiliencia y volver a empezar. Nada parece aséptico en su vida. Rodeada de libros y en medio de un salón con decoración narrativa y aroma a café, Tania se detuvo a charlar sobre la vida, el trabajo y el país. Contó pedacitos de historias compartidas con sus hermanas y preciosos juegos en la playa del Cerro. Y también los paseos con su papá cuando los lunes eran la felicidad de saberse libres para disfrutar cada segundo del día. Dice que la vida ha sido generosa con ella. Mira con la profundidad de un águila libre, poderosamente libre, de vuelo alto y nubes que no pueden interponerse en su viaje por la existencia. Ama el lugar en el mundo en el que se encuentra. Su mirada ferozmente intensa lo dice todo. Parpadea y ríe y observa y el aire queda inmóvil, esperando su próxima sentencia que a veces llega en modo de susurro, con la profundidad de una vida en la que ni los instantes, ni las siestas de verano, ni los árboles, ni Malvín ni el olor a mar de la playa han sido en vano. Tiene el coraje de enfrentar las contradicciones de la vida con absoluta naturalidad. Mujer de latido intenso y sutil inteligencia para observarlo todo, sin hacer alarde de nada.

¿Qué les pedías a los Reyes Magos de chiquita?

Discos de Raffaella Carrá y muñecas (risas). Creo que eso de ser madre -que no es una obligación, ni un destino casi obligado para las mujeres- en mi caso fue algo que se me representó desde siempre y por suerte pude cumplir. Ahora soy mamá de Sofi, pero de chica pedí muñecas como hasta los 11 años.

¿Y a tu hija le regalabas muñecas de chiquita?

Sí, claro, porque solemos hacer eso con la crianza. En cierto momento le pregunté si a ella le gustaba -por ejemplo- el color rosa. Y me dijo que sí, pero que prefería el anaranjado, el violeta. Y bueno, eso fue como una forma de ir entendiendo que ella tiene sus criterios propios. Si bien estos últimos años han sido de aprendizaje para todos sobre los temas de género, particularmente para mí han sido muy importantes, especialmente en cuanto a esas cosas de determinismo de género que yo las tenía como básicas y que a través de los años, por ejemplo, me di cuenta de que a mi hija le estaba inculcando, más que un color, una forma de vida que no es lo más aconsejable para un maternaje.

Eso lo entendiste vos.

Sí, totalmente. Sofía una vez por ejemplo me pidió zapatos de fútbol y yo le dije que seguramente los pedía porque eran los que tenían los primos, porque ella no jugaba al fútbol. Y después lo entendí a partir de distintos talleres que -por ejemplo- la intendencia brinda a los funcionarios que ingresan. En un período trabajé en el Departamento de Cultura de la IM y participé en muchas actividades de género, pero, en síntesis, creo que si hubiera sido varón, no le habría cuestionado a mi hija lo del fútbol.

¿Cuidas no condicionar el género si le preguntás si le gusta algún chico o chica?

No, la verdad que no. Pregunto así como me sale. En todos los órdenes de la vida la comunicación es como sale, obviamente con el tiempo he aprendido a no agredir, pero sé que todavía me falta porque estoy criada en una sociedad y metida en mundos como el fútbol y el carnaval, que son postales del resto de la sociedad. Son postales llenas de machismo, de patriarcado y esos serán temas que deberemos resolver a través de los años en esas pequeñas acciones que hoy por hoy es lo único que podemos hacer. Comenzar a sumar granitos de arena, desde el lugar que cada uno ocupa, para transitar un camino muy largo.

¿Vas a terapia?

Sí, pero hace poquito. Le escapé todo lo que pude a los psicólogos (risas). La vida fue muy generosa conmigo ¿sabes? Siempre que pensé que tenía un problema que no podía resolver, la vida me regaló todas las maravillas del mundo. Soy una afortunada de la vida que tengo y una persona muy agradecida.

¿Y por qué razones decís gracias a la vida?

Mi familia. Para mí, es el gol más importante que tengo de la vida. Mi familia es todo, mis hermanas especialmente porque solo con mis padres hubiera tenido mucha sobreprotección, pero mis hermanas siempre han sido mi cable a tierra. De chica una puede pelearse con los hermanos, agarrarse de los pelos, de grande podes decirte las cosas más duras pero sabes que al día siguiente te vas a dar un beso y todo queda laudado. Porque siempre van a estar ahí. Ese es mi mayor tesoro. Además, estoy enamorada, estoy en pareja con mi amor de los 20 años, con el que nos reencontramos 30 años después y te digo que es otro de los privilegios de mi vida, poder estar viviendo un amor así. Y mi hija qué es todo lo que yo soñé y mucho más.

¿Con qué soñabas?

Me costó mucho poder ser madre. Y Sofía vino a enseñarme -por ejemplo- que llegó en el momento indicado, que no podía haber sido antes y que tenía que llegar de la forma en la que llegó.

Precioso tu encare del “gracias a la vida”.

Y sí, las gracias son a ella, a mis padres, a mis hermanas, a mi amado, a la familia. Yo no sé cómo hicieron mis padres con cuatro hijas. Pero lo cierto es que soy muy feliz. Trabajo de lo que amo, yo soy Tania la mamá de Sofi, soy Tania de TV Ciudad, soy Tania la hija del maestro, la novia de Chacho, soy muchas Tanias y en todas esas me reconozco como parte de algo más grande que está todo lleno de amor. Y soy una persona bendecida por el amor.

Hablemos de tu trabajo.

Ingresé por concurso para personas con discapacidad y después fui haciendo mi camino. Soy muy “camisetera” de la intendencia porque realmente me dio esa oportunidad de hacer un camino. Aprendí a dejar de ver el mundo de la discapacidad como un gueto y comprendí mil cosas.

¿Vos lo sentías como un gueto?

Sí, tal vez por distintas vivencias que me pasaron o que yo visualicé de determinada manera, cuando era más joven y en algún caso, tal vez hasta por cierta soberbia de mi parte cuando crees que desde tu esquema podés mirar el mundo desde tu costadito tan individual y personal. Pero por momentos, no dejo de preguntarme -porque no hay edad para eso- qué habría sido mi vida si no hubiera tenido un problema físico. Y ya dejé de imaginarme o buscar algunas respuestas. No suelo hablar de esto pero lo que estoy segura es un tema que ya salió del centro de mi vida.

Volvamos a TV Ciudad, a tu trabajo. Hay quienes les acusan de ser el brazo político y el comité de base mediático del FA. ¿Qué pensás de eso?

Eso entre tantas cosas que nos dicen. Lo que sí verdaderamente es que TV Ciudad es un bastión de la memoria y de los derechos humanos. Tenemos un archivo que ha sido declarado patrimonio cultural de la nación, que habla de las cosas que sucedieron en nuestro país. Eso es nuestro y es de todos los partidos políticos. Tenemos una agenda de derechos humanos en general y en materia de género en particular. La juventud siempre ha tenido voz en nuestro canal. Creo que lo que está pasando ahora es porque molestamos. Hablan de nosotros porque molestamos. Hasta hace un tiempo éramos lo mismo, pero nos tenían ubicados en un espacio de canal cultural. Así nos veían algunos, supongo. Creo que ahora nos ven distinto y si bien seguimos teniendo fuertemente elementos culturales, estamos en las transmisiones de los recitales, en los partidos de fútbol, tenemos periodísticos al aire, y en esos momentos, como competimos en muchas más áreas, molestamos. Somos la piedrita en el zapato. Demonizan nuestro presupuesto, pero hacemos maravillas comparados con los presupuestos de los canales privados. Estamos muy orgullosos de lo que hemos logrado, antes y ahora.

Los ataques del discurso de odio tal vez se incrementaron cuando surgió La letra chica, un programa en horario central con otra agenda, otros entrevistados y muy buena llegada en la gente. ¿Puede ser?

Yo no entiendo por qué no hay programas de periodismo político en otros canales.

Hay shows políticos.

Pero esos no son programas periodísticos políticos. Séptimo día fue un programa periodístico, pero salió solamente en la época de elecciones. ¿Por qué? ¿No interesa que la gente esté informada de política el resto del año?

Insisto que los canales privados de TV se llenaron de shows donde el odio y los gritos compiten en ferocidad y el grotesco

Pero no es lo mismo. Yo reivindico el papel de los periodistas. Ahora hay un programa en el 5, pero nada en los canales 4, 10 y 12.

¿Y por qué pensás que se ha optado deliberadamente por el formato escándalo, show, griterío?

Creo que es más fácil de hacer. Yo veo el trabajo del equipo de Ciudad viva, que es el programa de la mañana en el que trabajo, somos siete personas. Y cuando termina el programa nos juntamos a pelear por intentar darle más y mejor periodismo a la mañana de TV Ciudad, periodismo puro, no -y lo digo con todo respeto- una receta de cocina, ni disfrazarnos con lentes y pelucas el día de la Noche de la Nostalgia. Construir periodismo y tratando de que le llegue a la gente en sus hogares con una sonrisa, claro que sí, con información y algo de opinión, porque se filtra hasta cuando elegís los temas a tratar. Pero se trata de eso, de brindar desde la generosidad y no desde la construcción de odios, construir desde el amor. Y eso es lo que recibimos todos los días a través de las redes sociales.

¿No hay además una intencionalidad de vaciar de contenido las discusiones y llevarlas a un plano de fuegos artificiales?

Pero ¿sabes cuál es mi respuesta a tú preciosa pregunta? No hablar de esos personajes que no construyen cosas buenas o que directamente construyen odios. Lo mejor que uno puede hacer es no caer cuando nos quieren tirar al barro. Uno de los aprendizajes que me ha dado mi padre toda su vida es no contestar el insulto, el barro, la basura. No caer en esa, no caer en el discurso del odio ni hacer virales los insultos, hagamos virales las buenas devoluciones que tenemos, que son muchísimas.

¿Cómo ves el país? ¿Cómo ves a Uruguay hoy?

Mal. Yo veo cada vez más gente durmiendo en la calle y me duele. Vemos y lo cubrimos en el informativo y en Ciudad viva también, vamos a las ollas populares y vamos a seguir haciéndolo porque es el trabajo de mucha gente para ayudar al vecino que está pasando necesidades. Y me duele cuando eso se romantiza. Está bien, es algo admirable, pero no puede ser. Está mal que las familias tengan que alimentarse así. Hay que construir desde la dignidad, desde eso que sucede a la interna de las familias. Es el padre o la madre quien debe llevar el alimento a sus hijos en el hogar. Y allí surge el diálogo en la mesa familiar. Ahora veo que se disparó otra vez lo de las ollas populares -que cada vez están con mayores problemas por el desgaste propio del paso del tiempo- y me duele el Uruguay que estamos viendo, que desde mi visión privilegiada de alguien asalariado lo puedo relatar, pero me parece espantoso. Y yo no puedo estar tranquila si hay niños de mi país que tienen que concurrir a una olla para comer.

Otro de los fenómenos que nos está caracterizando es la violencia machista, los femicidios que no paran y los asesinatos de niños y niñas como forma de venganza hacia la mujer. ¿Cómo lo ves vos, tanto como periodista, como mujer y madre?

Me parece que las mujeres estamos muy solas y seguimos estando muy solas. Pero este es un tema que se resuelve desde la comunidad. No logro sacarme la sensación de miedo intenso, por todas nosotras. Las mujeres estamos acostumbradas a llamarnos, a acompañarnos hasta al baño, a decirnos “avisame cuando llegues a tu casa”, así que no sé si es algo nuevo lo que está radicalizado hoy. No creo que recrudecer las penas sea una salida porque parecería que a los hombres femicidas ya no les importa morirse. Creo que deberíamos poner el foco en proteger a nuestras mujeres y a nuestros niños. Que existan -desde el Estado pero también desde la comunidad- canales para escapar de la violencia machista. Y como nos explicó hace unos días la magíster Andrea Tuana, se necesitan recursos para atender la ley integral libre de violencia basada en género. Ese será un comienzo para ir cerrando heridas, que va a llevar tiempo, y que no abarca a todas, porque faltan, porque están matando a muchísimas mujeres en nuestro país. Y eso me da mucho miedo.

¿Lo hablas con tu hija?

Sí, porque aparte hay mil formas de violencia que hemos vivido, y eso lo vas entendiendo recién cuando hablás con tus amigas y compañeras. Por eso lo hablo con mi hija. Porque si lo hablamos, lo podemos afrontar. Si antes no pudiste hablarlo, no importa. Porque a las mujeres siempre nos responsabilizan de todo, de lo que hacemos y de lo que no hacemos. Entonces siempre van a tratar de responsabilizarnos incluso de la violencia que pueden llegar a ejercer otros sobre nosotras.

¿Qué pensás de los embates contra los sindicatos, particularmente las y los docentes y ahora también las y los estudiantes?

Horrible, especialmente los ataques a las maestras. Yo no puedo creer que haya esa falta de respeto con las maestras. Para mí el maestro es el eje de Uruguay, los docentes han sido militantes sociales de todas las horas y no es porque mi padre también haya sido maestro, que fue algo que dejó de hacer a fines de los 80. Realmente, yo lo veo a través de mis tíos, mis amigas, mis propias maestras, las maestras de mi hija, de mis sobrinos, esa persona que es docente, que dedica su vida a miles de chiquilines, que sabe reconocer las fragilidades de las familias, a esas maestras y docentes tendríamos que hacerles un monumento. Y, sin embargo, acá se les está tratando como enemigos. Realmente no puedo creer el momento que estamos viviendo. Me impacta porque en mi infancia, la maestra y el maestro eran algo venerado. Y eran las voces más respetadas en el barrio. Y ahora se los ataca como “el gran enemigo”.

Ahora son sospechosos.

Sí, de querer vivir en un mundo mejor, una sociedad mejor, más equilibrada y más justa. Y bueno, entonces capaz que sí, son culpables, ¿no?

Los sindicatos en general han sido estigmatizados en este tiempo.

Es que forma parte de lo mismo, el estar juntos termina siendo el mayor acto de rebeldía. Mucho más después de la pandemia. Esto que pasa con los sindicatos y con el unirse para cambiar algo que se entiende está mal, solo puede ser criticado desde una isla, todo el mundo ha girado en torno a eso, a personas que se han unido y han usado esa fuerza de la unión para lograr cosas. El ataque del que nosotros también nos sentimos parte o sentimos esa estrategia de ataque a TV Ciudad puede venir también por esas cosas que terminan siendo tuyas, que terminan siendo representativamente dentro del día, lo he pensado te lo confieso, pero elijo creer que no, que debe ser una señal de nuestro crecimiento y qué molestamos a todo el paisaje de la televisión nacional.

¿Qué es el carnaval para vos?

Adoro el carnaval, es parte de mi vida. ¿Y sabes qué adoro? El carnaval del Club Malvín, el carnaval del tablado. Hay cosas que pasan en el carnaval que no pasan en ningún lugar del mundo, los ensayos, por ejemplo. Imaginate cualquier obra de teatro en el mundo a la que vayas a ver en los ensayos con un mate y tu sillita de playa. Y veas el proceso creativo, la música, cómo termina. Sos parte. Y a diferencia de los magos, acá no te ocultan el truco. Los vecinos nos sentamos a mirar el espectáculo, sabemos los secretos y todo eso es magia pura.

Un carnaval que se está deconstruyendo, está crujiendo como toda la sociedad, ¿no?

Puede ser, igual ha sido muy duro. Yo soy muy crítica con el movimiento Varones Carnaval en el sentido de que solamente se lincha a varones menores de 40 años. ¿No hay varones violentos en carnaval que sean mayores de 40 años? Creo que algo ahí no anda bien. Entiendo que fue una herramienta crítica en el sentido de que causó impactos. Y eso es positivo. Si sirvió para que se hiciera justicia al menos con un caso, bienvenido. Pero como sociedad y como colectivo de mujeres tendremos que encontrar formas más civilizadas que los linchamientos y que sirvan para prevenir y proteger.

Es muy pesado lo que hizo tu papá, Tania. Logró un cambio cultural en la forma de entender el fútbol en el Uruguay.

Mi papá y su equipo y sus jugadores. Creo que lo que la gente festejó ese año, ese momento, fue la forma. Cuando volvieron de Sudáfrica, yo fui a la rambla con una de mis hermanas y mi hijita a esperar en la mañana, otra fue al Palacio Legislativo, otra -la mayor, que estaba trabajando en el Ministerio de Economía en ese momento- fue a la calle Paraguay. Lo que logró y la gente festejó, es el cómo se logró y fue trabajando con seriedad, apostando a la solidaridad, a lo colectivo, a las cosas construidas y luchadas hasta el último minuto. Y para mí ese es el valor más importante de mi padre, que nunca hay que olvidarse de que estamos entre personas y que eso termina siendo lo más importante y duradero. Qué bien vendría eso para la política, ¿no? No olvidar que todo lo que construimos lo estamos haciendo juntos, entre seres humanos distintos que vuelcan sus limitaciones, fortalezas y sensibilidades.

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