El Frente Amplio (FA) se pronunció en las últimas horas a través de un comunicado a raíz de la irrupción de la Policía ecuatoriana en la embajada de México en Quito y la detención del exvicepresidente Jorge Glas, refugiado desde diciembre en la legación.
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Las fuerzas de seguridad ecuatorianas ingresaron el viernes a la noche en la embajada de México en ese país para detener al exvicepresidente, lo que desembocó en la ruptura de relaciones entre ambos países y en la condena de la comunidad internacional a la actuación del gobierno de Daniel Noboa.
La cancillería uruguaya emitió un comunicado en el que lamentó “profundamente los hechos” que afectan “las relaciones entre dos naciones hermanas, así como el respeto a normas fundamentales del derecho internacional y para la convivencia pacífica entre naciones latinoamericanas”. Asimismo, señaló que los dos países involucrados actuaron mal –Ecuador al ingresar por la fuerza a una embajada y México al dar asilo a una persona procesada por un delito común–, pero aclaró que “en ningún caso” se justifica “el ingreso por la fuerza a la misión diplomática”.
Críticas del FA
Las críticas del Frente Amplio (FA) a la reacción del gobierno uruguayo no se hicieron esperar. El senador Alejandro Sánchez, por ejemplo, tildó de “tibio” el comunicado durante el acto aniversario del Movimiento de Participación popular (MPP) y, en la misma línea, el precandidato Yamandú Orsi señaló que lo que busca el comunicado “es tratar de repartir responsabilidades” y pidió ser “más claros”, en especial “si a esa combinación de empuje autoritario que implica el violentar una embajada uno le agrega la situación de fondo que tiene Ecuador con el narcotráfico”.
Por su parte el senador Daniel Caggiani, entrevistado por La Diaria dijo que lo hecho es una “violación al derecho al asilo” y consideró que “la declaración de Uruguay es un poco descafeinada o light", dado que, a entender del legislador, “más que condenar lamenta la situación e insta en partes iguales al victimario y la víctima” a encontrar una solución. “Sin dudas no corresponde eso, porque en realidad estamos hablando de una acción que, entre otras cosas, termina invadiendo el terreno de un Estado”.
Para Caggiani, la “liviandad” de la respuesta de la cancillería uruguaya “se puede deber a que los gobiernos tienen un signo político parecido”. Aunque dijo que le “gustaría pensar que no”, opinó que “este gobierno practica mucho menos lo que decía que debería hacerse”, es decir, “que no había que tener relaciones ideológicas con los países, sino poner los intereses del Uruguay sobre todo”.