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Política

Con el director nacional de Cultura

Gracias al FA ahora la cultura llega al pueblo

Según Sergio Mautone, es “evidente” que la cultura ha sido un elemento fundamental para el gobierno. “No puedo decir lo mismo de otros”, agregó.

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Por Lucía Barrios

El Ministerio de Educación y Cultura ha sido en los últimos meses fuertemente criticado por los partidos tradicionales. El último episodio se refirió a la compra del Museo Gurvich, la cual fue señalada por la oposición como un «gasto discrecional». En este contexto, el director nacional de Cultura, Sergio Mautone, dijo a Caras y Caretas que las “críticas siempre van a existir” y consideró que es necesario recordar que la “gestión frenteamplista ha logrado romper con la visión de que la cultura era algo alejado del pueblo”.

“En realidad, si compramos el Museo Gurvich se nos critica porque incurrimos en un gasto (…) Si no lo compramos, incurrimos en un descuido porque dejamos que una obra fundamental se pierda sin intervención del Estado. En realidad, críticas siempre van a existir. Nosotros entendemos que la operación fue razonable desde todo punto de vista, se ha hecho un pago justo, incluso por debajo del valor monetario”, dijo Mautone.

Según sus palabras, el Estado dio un “paso audaz y necesario” para preservar un museo que tiene un “enorme” caudal artístico y patrimonial.

Consideró que las críticas de la oposición son parte de una “falta de madurez” y agregó que en las próximas elecciones puede haber dos proyectos muy diferentes en cuanto al rol de la cultura: uno que vea el gasto como una inversión y otro que proponga el ajuste.

“Es absolutamente evidente que para el gobierno la cultura ha sido un elemento fundamental al momento de la toma de decisión. No puedo decir lo mismo de otros. (…)He escuchado algunas propuestas que denotan un desconocimiento de las acciones que se están cumpliendo. A mí no me da muchas garantías que se propongan cosas que ya están sucediendo. Eso me da a pensar que hay una cierta cuota de improvisación”, agregó.

 

¿Cuál es el balance que hace de la gestión del Ministerio?

Hay varios logros. En este momento estamos con la muestra de Pablo Picasso que vamos a tener en el Museo Nacional de Artes Visuales a partir de hoy. No solamente es importante por el valor de la muestra, que sin lugar a dudas es muy significativo, sino además porque representa el avance de la gestión en nuestro país, porque tuvimos que adecuar este museo a exigencias internacionales para poder exhibir esta muestra. Además, es una instancia muy importante y determinante, porque brinda oportunidades para desarrollar el posicionamiento de los artistas uruguayos.

De forma paralela, estamos presentes con las obras del artista Pedro Figari en la región; presentamos una muestra en San Pablo hace un par de meses que fue visitada por 40.000 ciudadanos. Actualmente esa muestra está en el Museo Nacional de Artes Visuales. Además, una nueva presentación de Figari estará en el Museo de Bellas Artes en Argentina a mitad de junio y a partir del 11 de abril habrá una muestra de Joaquín Torres García en Santiago de Chile. Por lo tanto, Uruguay no sólo está recibiendo muestras de gran porte, sino que también está exportando presentaciones con miras a crear un circuito cada vez más sólido. Eso será la puerta de entrada para que otros artistas contemporáneos tengan la oportunidad de circular a nivel regional.

También hemos desarrollado fuertemente la circulación de muestras de arte tanto en la capital como en el interior del país.

La incorporación del Museo Gurvich nos ha permitido un salto de calidad. Además, hemos reabierto el Museo Nacional de Historia Natural en el Complejo Miguelete, donde también se encuentra el Espacio de Arte Contemporáneo. También hemos reabierto algunas de las casas históricas, como la quinta de Herrera o la casa de Lavalleja. Actualmente hay un plan de inversión y de puesta de valor tanto de la quinta de Batlle como en la casa de Rivera.

Todas estas acciones implicaron una mayor ampliación del horario, de la profesionalización de los servicios y una mejor calidad en la oferta, lo que está redundando en una construcción sólida de una plataforma de museos a nivel de todo el territorio.

Al mismo tiempo, sobre finales de gestión, estaremos redondeando unos 1.000 millones de pesos en distintos formatos de fomento, desarrollo, promoción y formación de las áreas artísticas o las distintas disciplinas científicas. Por otro lado, habremos destinado alrededor de 300 millones de pesos al final del período en inversiones de distinto tipo, ya sea recuperando algunos edificios emblemáticos o ayudando a consolidar algunos nuevos.

Con respecto a las políticas ciudadanas, este año cumplimos diez años con usinas culturales, que son centros regionales equipados con salas de grabación musical y equipamiento para la producción audiovisual.

Todos estos hechos son hitos muy importantes. Como toda producción artística genera economía, hemos puesto un énfasis precisamente en esta área, ayudando a desarrollar lo que es la primera edición del mercado de industrias creativas en Uruguay, que tuvo lugar el año pasado y que fue un ámbito de convergencia con emprendedores del área cultural, donde encontraban posibilidades de profesionalizarse y desarrollar estrategias, consolidar productos, que luego son impulsados en los mercados para su venta y promoción. A tal grado se desarrolló esta actividad, que se ha invitado a Uruguay a participar en el mercado de industrias creativas de Argentina el próximo mes de junio. Estamos ya sembrando las bases para la realización del próximo mercado de industrias creativas que será en el año 20 así como también una edición de carácter local con plataformas en el interior del país.

Me importa destacar que si bien hay algún matiz nuevo que es de esta gestión, todo esto tiene que ver con una concepción de desarrollo de políticas culturales que viene desde hace más de una década. Nada de esto sería posible sin la voluntad política y sin el encadenamiento de acciones durante estos tres últimos gobiernos.

 

En otros tiempos se tenía la visión de que la cultura era algo alejado del pueblo, ¿usted cree que la gestión frenteamplista ha logrado romper con este paradigma para hacer que la cultura sea mucho más accesible?

Sin duda que sí, sobre todo porque se ha instalado el concepto de ciudadanía cultural. El hecho de darle nombre y apellido nos ha permitido desarrollar una serie de políticas y acciones que han generado un mayor acercamiento al disfrute de bienes y servicios culturales. Nuestro cometido número uno, además de reivindicar a la cultura como un derecho humano, es precisamente generar herramientas que posibiliten el acceso al disfrute, pero también a la creación en el más amplio sentido. No importa que el ciudadano o la ciudadana mañana se vayan a dedicar profesionalmente al desarrollo de un área artística, lo que interesa es que participen en el proceso de creación, porque esto implica la posibilidad de desarrollar distintas herramientas útiles y válidas para el desarrollo humano y para la vida misma. Por ejemplo, no importa si nos vamos a dedicar profesionalmente al deporte, tenemos que transitar esa área durante nuestra vida. Si bien falta mucho, afortunadamente hemos desarrollado una institucionalidad y una serie de herramientas fuertes que nos han habilitado a cumplir con el cometido de garantizar accesibilidad.

Las gestiones que ha impulsado la Biblioteca Nacional o el Sodre fueron una potente oportunidad para hacer que la cultura a veces mal llamada de élite pueda ser alcanzada por sectores más amplios. Hace 15 años no contábamos con el Teatro Solís, con el Sodre y con un montón de infraestructura que actualmente está funcionando en el país. Por lo tanto, la implementación de todas estas acciones ha redundado en una mayor participación de la ciudadanía en general, al grado tal que hoy nos vemos en problemas, porque en la medida que el ciudadano se acerca a la cultura, se convierte en usuario demandante de mayores oportunidades y mayor calidad. Esto nos pone permanentemente en un lindo desafío, pero que a veces es difícil poder atender de la manera que idealmente quisiéramos.

 

Usted mencionó anteriormente la compra del Museo Gurvich. De parte de la oposición se han realizado varias críticas y denuncias ante los gastos del ministerio. ¿Qué cree usted sobre estas críticas?

En realidad, si compramos el Museo Gurvich se nos critica porque incurrimos en un gasto, privando de muchos otros que el país debe atender. Si no lo compramos, incurrimos en un descuido porque dejamos que una obra fundamental se pierda sin intervención del estado. En realidad, críticas siempre van a existir. Nosotros entendemos que la operación fue razonable desde todo punto de vista, se ha hecho un pago justo, incluso por debajo del valor monetario.  Se nos ha preguntado sobre por qué Gurvich y no otros. En primer lugar, hay otros. En segundo, el Museo Gurvich, que fue impulsado por la familia del artista, hoy ya no podía ser sostenido. La familia dijo que lo vendía y la compra podía ser del Estado o de privados.

Creo que el Estado dio un paso audaz y necesario en preservar este museo, que tiene un enorme caudal artístico y patrimonial. Debemos tener en cuenta que cuando se apoya a la cultura no solamente se reafirma nuestra identidad, sino que contribuimos a la economía, a la creación de fuentes de trabajo y de una enorme nueva cantidad de oportunidades y posibilidades.

 

¿Qué piensa sobre todas las demás críticas que hace la oposición?

No hemos encontrado críticas que tengan cierta validez. Puede ser opinable la compra del Gurvich, pero nos parece que hay puntos de vista desencontrados. El Ministerio es una institución compleja, porque abarca dos áreas: Educación y Cultura. Hace poco la ministra dio a conocer unos datos que me resultaron muy importantes. Por ejemplo, mostró que la tasa de estudiantes universitarios se ha cuadruplicado en nuestro país cuando nuestra población no ha seguido por el mismo camino. Quiere decir que, más allá de las críticas u objeciones, hoy tenemos un mayor acceso al sistema educativo del que había hace 20 años, así como también hoy tenemos una mayor universalización en todos los sectores. Algunas de las críticas duras tienen que ver con esto y sin embargo el país ha avanzado objetivamente. Podrá haber cosas en las que debemos seguir avanzando, pero hoy tenemos una mayor apuesta y mejores herramientas para la universalización de la educación.

 

¿Cree que es peligroso este discurso por parte de la oposición de criticar gastos que son destinados a fomentar la cultura?

Yo creo que las críticas de la oposición son parte de una falta de madurez. Porque parecería ser que la inversión en cultura es un dinero mal gastado cuando es una inversión absolutamente imprescindible y necesaria. La cultura cumple un rol fundamental. Creo que todavía estamos lejos del nivel de atención que debería tener a pesar de los enormes avances que ha tenido la inversión en cultura. Hace un tiempo la cultura no estaba dentro de las primeras cartillas de necesidades. En la medida que hoy eso cambia, creo que se van generando también otras oportunidades. A nivel de los departamentos sigue siendo la cultura la cenicienta de los presupuestos o al momento de pensar el proyecto político.

 

Usted mencionó que muchas veces la cultura es el área ignorada a la hora de pensar los presupuestos. Se vienen las próximas elecciones, ¿cree que podría haber dos proyectos muy diferentes? ¿Uno que vea al gasto de cultura como una inversión y otro que proponga el ajuste?

Sí, creo que podría llegar a darse. Si bien también es cierto que hay determinados escalones que Uruguay ha subido y espero que no retroceda, es absolutamente evidente que para el gobierno la cultura ha sido un elemento fundamental al momento de la toma de decisión. No puedo decir lo mismo de otros. Lo que veo desde mi lugar, es que muchas veces se reciben algunas sugerencias que en realidad ya están operando. Más allá de que uno es libre de opinar, creo que los otros partidos políticos deberían conocer las acciones que tenemos actualmente para proponer nuevas. He escuchado algunas propuestas que denotan un desconocimiento de las acciones que se están cumpliendo. A mí no me da muchas garantías que se propongan cosas que ya están sucediendo. Eso me da a pensar que hay una cierta cuota de improvisación.

 

¿Qué desafíos tiene Uruguay a la hora de impulsar la cultura?

Creo que el primero es el institucional. Al momento no lo hemos podido resolver. Hemos avanzado en reflexión sobre el tema, en algunas acciones en concreto. Pero me parece que el país necesita tomar las riendas de manera más firme. Son demasiados actores los que inciden y opinan sobre cultura. A veces hay una disociación entre quienes toman las decisiones y quienes manejan los presupuestos. Ahí hay un debe que el país tendrá que atender hacia el próximo gobierno. Hay que pensar con más organización el ámbito de toma de decisiones. Un segundo factor es seguir profundizando las políticas de descentralización, lo que significa que hay que ayudar la consolidación de nuevos centros de producción cultural.

Uruguay es un país potente, tenemos una riqueza enorme, hay que ayudar a todos los creadores. La cultura no solamente vale porque es identidad, porque es nuestra expresión como ciudadanía, también contribuye a dos aspectos fundamentales: la innovación y creatividad, que se transfieren a otras áreas de la convivencia en el país. Y me parece que un país pequeño como el nuestro no puede ignorar la innovación y la creatividad en cualquier estrategia de desarrollo que se plantee.

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