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Ginecólogos responden a Muñiz y lanzan propuestas

El presidente de la Sociedad de Ginecología del Uruguay habló con Caras y Caretas sobre las propuestas que le realizarán a la cartera de Salud para disminuir el número de cesáreas.

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La presidente de ASSE, Susana Muñiz, destapó la polémica al afirmar que el número de cesáreas que existen se debe al cobro del acto médico y la comodidad de los ginecólogos, lo que desde el Ministerio de Salud Pública se catalogó como una “mercantilización de la medicina”. La respuesta de los aludidos no se hizo esperar y desde la Sociedad de Ginecología del Uruguay (SGU), integrante del Sindicato Anestésico Quirúrgico, aseguraron que la jerarca está “mal informada”. Eso es inadmisible, está demostrado que no es así, no hay ninguna razón para pensar en eso. Esto es un fenómeno a nivel mundial en donde hay un aumento del índice de cesárea”, dijo a Caras y Caretas P ortal el presidente de la SGU, Gualberto Arribeltz, quien habló de “paradojas” en los dichos de la jerarca.En ASSE, donde se paga la cesárea y no se paga el parto, es donde hay menos cesárea. Se paga la cesárea y no el parto, repito. Y en algunas instituciones, por el contrario, que pagan más el parto que la cesárea, hay más cesáreas. ¡Parodojas de los dos lados! No tiene nada que ver con el alto índice del número de cesáreas. Es un fenómeno mucho más complejo donde intervienen múltiples factores y donde sí estamos dispuestos a colaborar”, expresó Arribeltz. La gremial de los ginecólogos adelantó en un comunicado que trasladarán “en detalle” a la ministra interina de Salud, Cristina Lustemberg, los datos y cifras que manejan.También refirió que “presentará al Ministerio de Salud Pública una serie de propuestas que apunten a disminuir el porcentaje de cesáreas de forma adecuada y realizable”. Respecto a esta “serie de propuestas”, Arribeltz detalló que la SGU está de acuerdo con la auditoría de la cesárea, algo planteado por las autoridades de salud. “Ver por qué se hacen, en qué circunstancias, los números, las estadísticas, me parece perfecto” coincidió el titular de la gremial, aunque aclaró que “siempre y cuando eso no condicione una presión excesiva sobre el ginecólogo, pues éste debe actuar en ejercicio liberal de su profesión sin ningún tipo de presión”. Otras iniciativas serían “la realización de protocolos, guías, para cada caso particular. Además, la existencia de una segunda opinión, es decir, una persona que no esté involucrada en el momento de la decisión de la cesárea. Se trataría de un consultante que diga ‘bueno sí, está bien indicada’, o ‘bueno, no, se podría esperar un poco más’. Eso también contribuye”. Arribeltz se refirió a la presencia de la partera en el proceso de alumbramiento. “Nos parece fundamental, porque en todos los lugares donde hay parteras disminuye el índice de cesáreas. Ella acompaña permanentemente a la paciente, vigila, está alerta, y nos informa que va todo bien o que hay alguna circunstancia que nos haga actuar de otra manera. La presencia de partera debe estar institucionalizada en todos centros”, argumentó. ¿Por qué hoy no es así? No en todos los centros hay parteras. Hay en muchos lados, por supuesto, pero debe jerarquizarse y remunerarse de la mejor manera para que la partera tenga muchas más ganas de estar allí y de comprometerse con el caso clínico, con cada paciente. ¿Hacia dónde apunta la SGU para disminuir el número de cesáreas? Una de las medidas más trascendentes es lo que estamos trabajando dentro del marco del Sindicato Anestésico-Quirúrgico, junto con la Sociedad de Anestesia. Queremos que se pueda institucionalizar y llevar a todos los centros públicos y privados la analgesia del parto, es decir, la analgesia epidural. Eso es algo que hoy en día, salvo alguna mutualista, no se tiene incluido entre sus prestaciones. No es una obligación de las mutualistas ni de ASSE implementarlo, y debería ser, como sucede en otros países vecinos que lo tienen instrumentado de tal manera que todo el universo de la embarazada tiene el derecho a pedir la analgesia obstétrica. Es una medida muy importante porque disminuye el índice de cesáreas. Sin embargo, una de las condicionantes es que las pacientes nos piden a veces por no poder soportar el dolor. Eso también hace que haya más cesáreas. Creemos que esta es una medida y un derecho que tienen las pacientes para ejercer, está al alcance de la mano, sin riesgos prácticamente y debería estar al alcance de todos. Ustedes se refirieron a un “marketing del parto”. ¿En qué consiste esto? Es hacer que la población en general tenga la conciencia de que el parto es, en definitiva, mejor que la cesárea, si no hay alguna enfermedad o problema. Hoy en día quien tiene mejor marketing es la cesárea. Parece la cesárea soluciona todo de forma rápida, cura todo, hace que la paciente no sufra. Tenemos que cambiar eso. ¿Cómo? Informando, desde la Sociedad de Ginecología, desde las cátedras de la Facultad de Medicina, desde el Ministerio de Salud Pública, desde los medios. Hablar de las ventajas de parto vaginal, que es una alternativa quizás superior a la cesárea, cuando no hay ningún compromiso o gravedad para la madre o para el niño. Cuando viene todo normal, que es la mayoría de los casos, indudablemente el parto es mejor.

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