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Wilsonismo Siglo XXI

Giro en la campaña multicolor

Por Juan Raúl Ferreira

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Caras y Caretas Diario

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La madrugada del día en que formalmente se iniciaba la campaña de la segunda vuelta, los locales de la lista 404 aparecieron con una nueva consigna: “Wilsonismo Siglo XXI” (¿?). Hasta ahora nadie ha explicado de qué se trata. Por definición, una consigna sin contenido es la negación del wilsonismo. Pasaron los días y llegamos la publicación del artículo sin que nadie nos lo explique. Se realizó el acto de todos los sectores que han acordado acompañar a Lacalle y ni una palabra.

A simple vista suena, o más bien luce, raro. Este año, ha sido el del centenario del natalicio de Wilson. La Asamblea General designó una comisión de homenaje. La misma nunca contó con los legisladores del Partido Nacional. No sesionó en todo el año, a punto de terminar. Salvo la inauguración del busto a instancias del intendente de Canelones, Yamandú Orsi -fruto de un acuerdo con el Partido Nacional que yo mismo impulsé, cuando aún estaba en el nacionalismo-, no hubo más homenajes. Orsi es hoy jefe de campaña de Martínez.

Perdón, sí hubo un pequeño acto en el puerto, cuando fue el aniversario de nuestro regreso en el 84. Volví con él y con él fui preso. Fuimos recibidos por un mar de banderas del Frente, que no fue invitado. Ni yo. Y los pocos que fueron terminaron a los empujones. Hubo que separar a algunos dirigentes para que no se tomaran a trompadas.

Ya la campaña por la segunda vuelta está en curso. Al igual que en la primera, el Partido Nacional no lo nombra, salvo en este acertijo curioso. Vayamos, a falta de elementos, a los contenidos de la campaña. Tras las elecciones, Lacalle Pou promovió un acuerdo con el Partido Colorado, Partido Independiente, Cabildo Abierto y Partido de la Gente. Todos integrarán el gabinete, lo que llevó a postular la creación de un ministerio nuevo (Medio Ambiente, hoy parte del de Vivienda) a pesar de los llamados al ahorro en el gasto público. Si no, no alcanzaban para el reparto.

1)Wilson, el de verdad, el que vivió en el siglo XX, se oponía a los acuerdos con reparto de ministerios. No los aceptó de Bordaberry al inicio de su gestión y calificó a los que sí aceptaron de “blancos baratos”. No los aceptó de Sanguinetti en su primer gobierno, pidiendo que no se le ofreciera la minoría partidaria. Muerto Wilson, intentaron una colación por cargos Lacalle, Sanguinetti y Batlle. Todos los intentos dudaron un lirio y fracasaron.

2) Jamás en su vida formalizó un acuerdo con el Partido Colorado. Si me equivoco, que alguien me cite uno solo y me rectificaré públicamente.

3) Como parece ser que lo único que une a los acordantes es estar contra el Frente, debemos recordar dos cosas más de Wilson. Primero: “Nunca funcionará un acuerdo en contra de algo. Los entendimientos deben ser a favor de cosas que estén por encima de nuestras divisas”. Y lo otro: así como nunca acordó con los colorados, sí hizo varios acuerdos con el Frente. Antes, durante y después del golpe de Estado.

Muchos olvidan que Héctor Gutiérrez Ruiz fe electo presidente de la cámara en 1972 y reelecto en 1973, fruto de un acuerdo de la mayoría del Parido Nacional (Por la Patria y Rocha) con el Frente Amplio. El 26 de junio, hicieron un acuerdo con Seregni, luchar juntos contra la dictadura, que le dieron forma días después Pivel Devoto y un portavoz de Seregni.

Esas tres aclaraciones me tranquilizan, cuando en un estilo orweliano, se pintan carteles anunciando un nuevo wilsonismo sin explicar su contenido, seguramente porque no lo tiene. La marcha de la campaña no tiene tono ni estilo que nos recuerden al caudillo muerto: esperaba, por interés en el tema, el debate en Océano FM entre Sebastián Agobian de la Comisión de Relaciones Exteriores del Frente y el excanciller. En determinado momento, hablando de las relaciones del Parlamento con la cancillería, Abreu se levantó, quitó el micrófono y respondió: “Andá a cagar”. ¿Así va a gobernar este rompecabezas multicolor?

Yo tengo la impresión de que una coalición no dura. Jorge Larrañaga me dio la razón y en declaraciones públicas dijo que “nadie puede dar por válida la continuidad en el tiempo de la coalición.” Lo mismo que sostenemos en cada rincón del país.

Hablábamos hace días con Álvaro Irigoy en el departamento de Colonia, fuerte referente wilsonista. Fue secretario de la intendencia durante la administración de Curbelo. Coincidimos que tenemos el deber de hablarle a los wilsonistas. Muchos no estarán de acuerdo,con el camino que elegí. Yo no puedo hacer otra cosa que lo que me mandaba mi conciencia. Otra actitud sería lo único que estoy seguro que él no me hubiera perdonado. Pero hoy se decide otra cosa.

Se define un modelo de país. O el neoliberalismo que él tanto combatió o un modelo de crecimiento distributivo. En la región, los países que han crecido sin distribución naufragan; Modelo que nos ofreció Lacalle cuando estaba de moda y hoy fracasó. Intolerancia o respeto. Un país con una política de defensa de la soberanía para las Fuerzas Armadas, no sacarlas a la calle como policías. Estoy seguro de que los leales a Wilson saben la decisión que deben tomar.

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