Gustavo Gómez es un investigador y consultor uruguayo, trabaja temas vinculados a la libertad de expresión y a la regulación de medios, telecomunicaciones e Internet. Es director Ejecutivo en el Observatorio Latinoamericano de Regulación, Medios y Convergencia (Observacom), una institución regional especializada en políticas públicas relacionadas con los medios de comunicación, las telecomunicaciones, Internet y la libertad de expresión.
Concentración actual de los medios
¿Cuál es el nivel actual de concentración de medios en Uruguay y cómo se compara con la región?, ¿Qué grupos empresariales son hoy los más dominantes en radio, TV y medios digitales?
En Uruguay existe históricamente un nivel de concentración muy importante en el mercado de la televisión, en particular de televisión abierta, con tres grupos fuertes con cabecera en Montevideo: el 4, 10 y 12 que extendieron su influencia en todo el país y que luego se mantuvo durante muchos años también en el sector de la televisión cable, porque los mismos canales de televisión abierta obtuvieron licencias para tener el cable también en Montevideo, con la creación de una empresa llamada Equital para ofrecer servicios compartidos en la capital, pero a través de alianzas en el interior y licencias propias, ampliar también esa hegemonía en el mercado de televisión paga en todo el país.
Más recientemente ingresaron dos actores fuertes extranjeros como DirecTV y Flow que terminan armando un esquema de cinco grandes jugadores en la televisión de paga.
El otro sector que posee una gran concentración medios es la radio, eso es mucho más reciente, tenemos un mercado muy concentrado en cantidad de radios, pero sobre todo en audiencia y capacidad de facturación de publicidad en Montevideo con tres grupos: el Grupo Magnolio manejado por Francisco de Posadas y como socio Jorge Piñeyrúa e Iñaki Abadí que tienen varias radios como FM del Sol, Azul, el Espectador deportes, entre otras, además de Semanario Búsqueda.
Un grupo aún más viejo y más grande en cantidad de radios que es el Grupo Sarandí manejado en Uruguay por Fernando Coelho, pero cuyo dueño es Alba Visión, del mexicano Ángel González que tiene como cabecera Sarandí, Sarandí Sport pero con emisoras en varias partes del país, entre otras FM Total de las Piedras, Futura, Like, etc.
El tercer grupo es el Grupo Zorrilla que tiene como cabecera Carve con Carve, Carve Deportiva, Radio Montecarlo, Radio 0 Montevideo, Radio 0 Punta del Este y ahora también maneja Radio Oriental.
La región tiene un nivel de concentración importante también con grupos muy poderosos en medios: Brasil con O Globo, Argentina con Clarín o Chile con El Mercurio y La Tercera.
La concentración mediática es una realidad regional, no es exclusiva de Uruguay.
Tipo de concentración, efecto y estado
¿La concentración en Uruguay es económica, política o ambas?, ¿Qué efectos concretos tiene la concentración de medios en la democracia y qué rol juega el estado en la correcta regulación?
Siendo los medios de comunicación tan importantes en la construcción de agenda pública, sin duda alguna el impacto de la concentración en la democracia, en el ejercicio de la libertad de expresión y en el acceso a información por parte de la población es vital.
De hecho, la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y todos los organismos del sistema interamericano han manifestado que los monopolios y oligopolios de medios de comunicación conspiran contra la democracia.
Esto es porque reduce significativamente no solamente la capacidad de expresarse, sino de manera proporcional la capacidad de acceder a una diversidad de puntos de vista y fuentes de información por parte del ciudadano, que es lo que le permite tomar decisiones con elementos suficientes para participar en la democracia, en particular en procesos electorales.
Por tanto, la concentración de medios afecta económica y políticamente a la democracia. Afecta los derechos, por su capacidad de condicionar, por ejemplo procesos electorales. Los medios tienen un papel clave en la conformación de opinión pública; el rol del estado es intervenir de manera proactiva para evitar la concentración, al menos mitigarla y por supuesto prevenirla, es un deber, no es opcional.
Así como el estado en otras áreas de la comunicación debe abstenerse de participar, por ejemplo y fundamentalmente en materia de expresiones y discursos, en cuanto a asegurar un ecosistema diverso y plural y en particular evitar impedir limitar la concentración, por el contrario, tiene un mandato muy claro por parte del sistema interamericano de actuar en consecuencia.
Pero la concentración tiene efectos económicos que repercuten indirectamente en la libertad de expresión, en tanto la concentración les permite también acumular más recursos.
Y como los medios de comunicación, en particular la radio y la televisión abierta, se financian por publicidad, el que haya pocos grupos que tengan capacidad de concentrar audiencias y publicidad, le quita recursos y limita la sostenibilidad del resto de los medios de comunicación, que es lo que está pasando en Uruguay.
Por lo tanto, la concentración económica que va de la mano de la concentración en cantidad de medios y la capacidad de concentrar audiencias, termina en una mayor concentración del acceso a la publicidad y por tanto en una mayor sostenibilidad de estos medios, respecto a la mayoría de medios del Uruguay, en particular los del interior, pero en general todos los chicos o los medianos, porque no tienen acceso a esas fuentes que le permiten sostenerse, más allá de la línea editorial que tenga cada uno.
Transparencia
¿Existe suficiente transparencia sobre los verdaderos propietarios de los medios de comunicación en Uruguay?
No, no existe suficiente transparencia.
Si bien la URSEC mantiene más o menos actualizados los titulares de cada medio de comunicación, esto no funciona en la práctica.
Es decir, lo que tenemos es mucha transparencia, tal vez, sobre quiénes son las empresas o las personas titulares de medios de comunicación, cuáles son las acciones que tienen en esas empresas las personas que son titulares del medio de comunicación, pero eso no se corresponde muchas veces con los dueños reales.
La práctica de usar testaferros en Uruguay está extendida y no ha habido voluntad política para investigar y transparentar cuáles son los verdaderos dueños de esas emisoras en Uruguay en los distintos gobiernos.
Presiones
¿Cómo influyen las presiones políticas en las decisiones regulatorias sobre medios?
Aquí la relación entre política y medios en Uruguay ha sido muy estrecha.
De hecho no puedo decir que todos los medios fueron otorgados a dedo y por razones de afinidad partidaria, pero sí es claro que en el recorrido de los años, desde el final de la dictadura hasta ahora, hubo momentos donde los medios de comunicación fueron entregados por tandas.
En el último año de la dictadura, en el ‘84, pero también el último año del gobierno de Lacalle o en el último año del segundo gobierno Sanguinetti, hubo entregas de emisoras que fueron repartidas a políticos de esos partidos o aliados, con lo cual ese entramado de relaciones complica mucho cualquier intento regulatorio, porque hay muchos políticos que son dueños formales o a través de testaferros de medios de comunicación.
Los medios de comunicación, sobre todo los que se encuentran concentrados en pocas manos, tienen un gran peso en la conformación de agenda y en particular en procesos electorales, no solamente a partir de entrevistas o notas informativas, sino a través de pauta publicitaria; esto les permitió en todas las elecciones cobrar precios diferenciales de pauta electoral a los partidos en función de afinidades o enemistades, claramente los medios de comunicación se convierten fundamentalmente al final de los periodos de gobierno en un actor muy fuerte que condiciona a los políticos en la toma de decisiones que los impactan.
Capacidad de controlar
¿El Estado tiene capacidad para fiscalizar la concentración y la propiedad?
Yo creo que las herramientas legales están, lo que ha faltado es voluntad política. Más allá de la complejidad del tema, porque la propiedad del medio, cuando se busca engañar u ocultar sobre quién es el verdadero dueño, adquiere prácticas sofisticadas.
Simplemente, insisto, lo que ha faltado es voluntad política, pero capacidad, recursos, legislación, para poder tener una mayor claridad sobre quiénes son los dueños de los medios de comunicación, radio y televisión, existen.