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Política destrucción | escuela | oscuro

De una u otra forma

Tiempo de destrucción

Una madre acompañada por una patota ingresó a una escuela para agredir a una maestra, y terminaron pegándoles a todos los que se interpusieron en su paso, padres, niños, maestras y hasta la directora.

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Pocos días después, una adolescente ingresó a otra escuela, también en patota, para golpear salvajemente a una niña. Dos niños de 10 años llegaron a su escuela blandiendo cuchillos y amenazando a sus compañeros. Esta misma semana un tipo mató a sus padres y a su hermano, y luego los descuartizó con una motosierra.

Ya se ha hecho norma acribillar gente en la calle. Claro, el parte oficial siempre agrega que el muerto “tenía antecedentes penales”. Cada vez más gente trata de llegar a su casa antes de que anochezca, porque después los barrios se convierten en tierra de nadie. Y no es solo en el Cerro, también en Punta Carretas, en Maldonado Nuevo, en San José o en Melo.

Mataron a un policía en el Cerro y salió todo el sistema político a hacer declaraciones. Un movilero descubrió sus cinco minutos de fama cuando le preguntó al presidente sobre el crimen y Orsi contestó que “no estaba enterado”. A partir de ahí el crimen pasó a segundo lugar y los títulos de casi todos los medios se enfocaron en el desconocimiento del presidente. Hasta apareció un exministro para fogonear.

Al otro día nos enteramos de que la muerte del funcionario ocurrió en circunstancias poco claras, porque estaba acompañado por dos personas con vínculos pesados con el narcotráfico. Uno de ellos, su hermano. Lo enterraron con honores, pero si la investigación demuestra otra cosa, ¿le quitarán los honores?

¿Alguien esperaba que niños que han crecido en ambientes cargados de violencia tuvieran otra actitud? ¿Alguien creyó que el enfrentamiento al narcotráfico se haría sin víctimas? ¿Alguien se ha preguntado por las razones que llevan al crecimiento del número de personas que padecen enfermedades mentales?

Denunciar la existencia de importantes bolsones de corrupción en filas policiales les cae mal a políticos, sobre todo de derecha, aunque no son los únicos. Curiosamente, no tanto a la mayoría de la Policía que enfrenta el problema a diario. En medio de esta maraña vive la gente con otras urgencias, pero consciente de que algo se cae a pedazos.

Usted, amable lector que llegó hasta aquí con sensaciones extrañas, debe saber que hay otros asuntos que también nos están destruyendo y no tienen que ver con la seguridad. O sí, pero con otra seguridad.

Otra forma de destrucción

En los últimos 30 años, el departamento de Maldonado arruinó tres de sus cinco lagunas. Primero fue la Laguna Blanca, ubicada en Manantiales. El mal manejo del recurso hídrico que hizo la empresa privada que operó el servicio de agua y saneamiento desde 1993 y hasta el 2005 convirtió la posible segunda fuente de agua potable del departamento en una charca infecta. Para completar el panorama, a mediados de los 90 la Intendencia autorizó la construcción de un barrio privado en una de sus orillas, además de otros desarrollos inmobiliarios en el entorno.

Como vaciaron la laguna, para rellenarla, la empresa tendió un caño desde el arroyo San Carlos, adonde iban a parar las aguas servidas de esa ciudad. El saneamiento a Manantiales recién llegó en el año 2013. ¿A dónde creen ustedes que fueron a parar los líquidos residuales de las cámaras sépticas?

Luego le tocó el turno a la Laguna del Diario, ubicada al ingreso de la capital departamental. Su agua nunca fue potable, pero allí se desarrollaban múltiples actividades náuticas y tenía un entorno natural con sus humedales, su fauna y su flora. Miles de camiones con escombro empezaron a rellenarla por el norte, luego otros miles por el este. Hoy hay centenares de construcciones sobre lo que alguna vez fue espacio lacunar.

Ahí también vendió lotes el empresario inmobiliario, entonces edil, hoy senador, Rodrigo Blás. Como muchos compradores protestaron porque su “tierra” se inundaba, Blás les pagó el relleno. En concreto, la mayor parte del año la vegetación cubre lo que antes era agua, y si bien a veces, y para el verano, una máquina siega la vegetación, ya no volverá a ser igual.

Ahora le tocó el turno a la Laguna Garzón, que era un lugar bellísimo hasta la construcción del puente redondo. Ahora no solo está casi totalmente cubierta de vegetación, sino que además huele a podrido. No se puede pescar, no se puede navegar, ni siquiera se puede pasear porque el olor es insoportable. Claro, los “desarrolladores inmobiliarios”, esos que traen trabajo y futuro, siguen adelante. Hasta se autorizó un hotel lacustre.

La Laguna del Sauce, una de las más grandes del país, y fuente de agua potable de casi todo el departamento, está muy afectada porque han crecido las construcciones en su entorno, que evacuan allí las aguas servidas, pero también enormes plantaciones que mandan a la laguna el glifosato y todos sus productos químicos.

Allí está la planta de OSE, cuyos funcionarios luchan denodadamente a diario para enfrentar la contaminación del agua. El CURE, vecinos, organizaciones medioambientales han hecho estudios y aportado sugerencias. Claro, algunas afectarían a poderosos. Perdimos antes de empezar.

OSE tiene otro grave problema con el desarrollo y crecimiento del mejillón dorado, una especie exótica invasiva que llegó a Uruguay aproximadamente en 1994 incrustada en el casco de buques y se convirtió rápidamente en un grave problema para toda la costa de norte a sur y este.

El problema es que sus larvas se desarrollan rápidamente y se incrustan, por ejemplo, en las tomas de agua. OSE tiene buzos contratados para que periódicamente desobstruyan los grandes caños que toman el agua de la laguna para procesar. En algún momento fue tan grave el problema que las colonias de mejillones impedían el paso del agua. Pero además esa especie provocó graves y severos daños a toda la fauna ictícola que vivía y crecía en la laguna.

El daño medioambiental ha crecido también al amparo del desarrollo industrial en algunos lugares del interior. Lagunas, ríos y arroyos ya no son lo que eran. La vida de la gente que vive en sus entornos e incluso la de los animales está en riesgo.

El balneario Punta del Este ha tenido un crecimiento explosivo en construcciones y en población. Sin embargo, la mayoría de los nuevos edificios permanecen como antes, vacíos casi todo el año.

Muchas nuevas obras le han cambiado para mal la vida a vecinos que construyeron y pagaron altas contribuciones para vivir en un “barrio jardín” y ahora ven crecer enormes moles en el terreno vecino. Y para peor, muchas de esas nuevas construcciones se hicieron o hacen bajo el régimen de “interés social”, con importantes exoneraciones.

Se trata de otra seguridad, la jurídica, que solo vale para los poderosos. Los pobres y las clases medias no tienen cómo defenderse de los embates del gran capital.

Sobre todo en un lugar como este, cada martes, 21 ciudadanos, o algunos más a veces, cambian las normas a gusto del que pone plata. Que eso son las exoneraciones a las regulaciones de la construcción que la Junta Departamental aprobó antes.

Esto también destruye

Los uruguayos, y particularmente los frenteamplistas que no ganan para sustos, fueron sorprendidos el martes por una declaración del presidente Yamandú Orsi. “De la seguridad hay que hablar, y creo que el ejemplo es (Nayib) Bukele, es El Salvador. Es el ejemplo de un proceso para analizar”, dijo el presidente a Búsqueda. Después aclaró que “es un ejemplo a analizar, no a seguir”.

Tras él salieron a interpretarlo el secretario de presidencia, Alejandro “Pacha” Sánchez, y el ministro del Interior, Carlos Negro. Pero lo dicho, dicho está y grabado.

¿Había necesidad? ¿No hay mejores ejemplos? Y si no los hay, ¿cuál sería su proyecto?

A Bukele lo denuncian por violar los DDHH hasta en EEUU. La izquierda uruguaya lo ha señalado en forma reiterada. ¿Es que no pensó el presidente en lo irritativa que sería su respuesta para miles que lo votaron? Y probablemente, para muchos que no lo votaron también.

¿Nos tenemos que preparar todos para el inicio de una política de “mano dura” en materia de seguridad? ¿Vamos a la guerra contra el narcotráfico? Alguien lo tiene que explicar y aclarar.

Hace muchos años el entonces presidente de Francia, François Mitterrand, dijo que “cuando habla el presidente habla el país”. Y así es, o debería ser. Todo parece indicar que hay políticas en rápido desarrollo y otras, como la dirigida a disminuir la pobreza infantil, que deberán esperar hasta que aparezcan recursos.

En la misma entrevista Orsi dijo, sabiamente, que “hay que atender las condiciones sociales que hacen atractivo el ingreso a economías ilícitas. Es el caldo de cultivo que se genera en la sociedad, que hace que sea mucho más rentable y atractivo trabajar en una boca de drogas que en un supermercado. Ahí hemos fallado todos, gobiernos de derecha y de izquierda”.

Mientras tanto mucha, muchísima gente, y esto lo saben todos, comienza a descreer del Gobierno que apoyó. No es buena cosa que la gente descrea de sus partidos políticos. Y esto lo sabemos todos los que vivimos en dictadura. Pero para que ello no ocurra, los partidos y sus dirigentes deben ser creíbles.

Desde hace dos semanas, en la Junta Departamental de Tacuarembó los blancos que no apoyan a Wilson Ezquerra no hacen otra cosa que denunciar actos de corrupción del actual intendente. “Este hombre ha despedido a decenas de trabajadores municipales que no lo votaron”, dijo el dirigente blanco Jhon Duhalde. Otros ediles prefirieron tomarse a golpes de puño en un bar.

En varias juntas departamentales del país, los ediles discuten “qué hacer con el dinero y beneficios que perciben”. Porque en cualquier momento les llega el apagón.

En Maldonado, un mundo aparte, hay un edil blanco, y coronel retirado, que elogió a la dictadura sin que nadie lo parara y, peor, le extendieron el tiempo de oratoria cinco veces, algo poco visto. Una semana después todas las bancadas emitieron una declaración “apoyando la búsqueda de verdad y justicia”, y en defensa del sistema democratico.

Una edila, también blanca, pastora de la iglesia Beraca, olvidando que fue electa en un Estado laico, va a leer la Biblia en las sesiones.

Otro edil blanco se mandó un “speech” contra las políticas de igualdad y género. Dijo que “el Plan de Educación Sexual adoctrinará a los niños y naturalizará que papá puede usar una pollera y está bien, o que mamá después de la hormonización se puede afeitar en el espejo y está bien”. El edil colorado Eduado Elinger dijo que “no se puede ofender así a la gente”.

Hay otra edila blanca sobre la que pesan acusaciones de severo maltrato animal en Canelones y en Maldonado.

Sin olvidar que esta misma Junta tiene tres expresidentes formalizados a principios de setiembre por el delito de fraude contra el organismo. Bah, robaron centenares de miles de pesos.

Todas estas personas dictan normas cada semana, que los ciudadanos estamos obligados a cumplir. Pero, además de votos, ¿tienen autoridad?

¿Es todo tan oscuro?

Uruguay es visto en el mundo como ejemplar. Se cita la seriedad de su sistema político, el diálogo existente entre partidos. La calidad de su democracia, la seguridad jurídica, la calidad de su sistema judicial. Claro, no nos conocen mucho. Pero aún así, estamos muchísimo mejor que la mayoría del mundo.

Por esa razón debería preocuparnos el no encontrar soluciones a problemas que se arrastran desde hace decenas de años. Y no es solo por falta de plata.

Faltan acuerdos, no solo ganas de ganar elecciones.

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