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Política

Con Santiago Soto, subsecretario de OPP

“Hay que evitar que las organizaciones políticas se conviertan en pequeños reductos de ‘aparatos’”

Tiene 32 años. Fue director del INJU y actualmente se desempeña como subsecretario de la OPP. Pertenece a la denominada ala renovadora del Partido Socialista y en marzo disputará la secretaría general de la colectividad frente al diputado Gonzalo Civila.

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¿Qué aporte considerás que podés realizar desde la secretaría del PS?

Si bien soy una persona joven, cumplí en octubre 32 años, tengo una relativamente larga historia de militancia socialista de más de 16 años en el PS, donde milité en toda la estructura y pude desempeñarme en diversas tareas tanto en la Juventud Socialista como en el PS, del cual soy actualmente adjunto a la secretaria general Mónica Xavier. Pero también tuve el orgullo de trabajar en la estructura administrativa de gobierno desde 2008 y durante este período de gobierno en la estructura política del mismo como director del INJU primero y actualmente como subdirector de OPP. Además, tuve un intenso pasaje por el movimiento social donde participé durante años en las primeras líneas del movimiento estudiantil. Soy de los que piensan que las organizaciones en general se definen por su trabajo colectivo, y las organizaciones políticas, además, por su capacidad de sintetizar diferentes miradas y desde ahí construir liderazgos para impulsar las transformaciones necesarias. En estos años he tenido la suerte de vivir esa experiencia en primera persona, desde el partido, el gobierno y los movimientos sociales, y creo que es un diferencial que puede aportar a construir un partido abierto a la sociedad y al nuevo impulso que se requiere tras 15 años de intensas reformas en el país. Lo que viene por delante requiere un PS con liderazgo, que se constituya como un espacio importante de acumulación política para toda la izquierda con la candidatura del compañero Daniel Martínez a la presidencia de la República.

Las estructuras, ¿son muy rígidas como para realizar transformaciones?

Recuerdo que cuando fundamos el Ecomité (el comité funcional de Ciencias Económicas) hace casi exactamente 10 años, lo hicimos con esa preocupación en mente: cómo darle flexibilidad a las formas de hacer política para poder encauzar el aporte de muchos simpatizantes frenteamplistas dentro de la estructura del Frente Amplio. Ahí construimos un espacio que es mucho más grande que los militantes full time y los sectorizados, donde mucha gente encuentra su espacio para aportar como puede al proyecto del FA, esto es un ejemplo, pero creo que es por ahí. El PS es el partido decano de la izquierda, con una larga trayectoria y estructuras de más de cien años, que han incorporado de forma pionera -por ejemplo- la igualdad de género a través de los mecanismos de paridad en toda la estructura y la participación juvenil con la Juventud Socialista con su funcionamiento autónomo. Hay que hacer esfuerzos permanentes para abrir las puertas y ventanas de las organizaciones políticas para evitar que se conviertan en pequeños reductos de “aparatos” y que sean espacios que puedan integrar la diversidad de la sociedad en la que vivimos y la flexibilidad de sus formas de vida, de organización y comunicación.

Tanto vos como Gonzalo Civila son hombres jóvenes. ¿Hay una intención de renovación del PS? ¿Por  qué?

La izquierda durante las últimas décadas estuvo marcada por tres liderazgos que son leyendas vivientes: Tabaré, Pepe y Danilo. Que en esta elección interna del FA se renueve el liderazgo de la izquierda sin ninguno de ellos como candidatos a presidente es probablemente la novedad política más grande de este ciclo electoral. Daniel, Mario, Carolina y Óscar representan un momento de recambio generacional muy importante para toda la izquierda. En el PS se vive a otra escala algo similar, hemos hecho una apuesta muy fuerte hacia la formación de cuadros jóvenes y eso se ve reflejado en una gran camada de recambio que irrumpe más visiblemente en la escena partidaria en esta elección a la Secretaría General con Gonzalo y conmigo como candidatos, pero que es parte de un proceso más profundo de recambio de todo el PS.

El PS en este último período no tuvo el rol de escudero del gobierno. Por lo menos, la secretaria general Mónica Xavier no tuvo una presencia activa en la opinión pública. ¿Qué pensás al respecto?

Primero que nada no me consta que Mónica haya tenido menos presencia pública que los anteriores secretarios generales del PS, pero además, algo quizá difícil de transmitir pero que se aprende estando más por dentro de las grandes decisiones, es que zurcir la unidad de la izquierda, que a pesar de sus defectos nos permitió llegar tan lejos en crecimiento y distribución, requiere grandes habilidades articuladoras a todo nivel, que implican no andar siempre a los codazos para aparecer en la foto. El PS en ese sentido ha tenido en este período un rol central en un contexto muy complejo para las izquierdas regionales y mundiales. Mónica, como exintegrante del equipo de Seregni y expresidenta del FA, tiene presente todo el día la práctica de la unidad y el consenso, también como secretaria general del PS. Lo que se viene para adelante con Daniel Martínez es otra etapa en la cual el PS deberá jugar un rol central en liderar y articular consensos.

¿Qué autocrítica hacés del actual gobierno del FA?

Siempre se menciona y coincido en que nos gustaría lograr mayor velocidad en varios frentes de política, como el tema de la enseñanza media o los problemas del sistema de seguridad incluyendo a todos los actores involucrados, y que, pese a que se han hecho grandes esfuerzos, persisten y hay nuevas realidades generadas por las organizaciones delictivas y el narcotráfico, la transformación productiva a mayores niveles de agradado de innovación y valor, o el problema de la pérdida de puestos de trabajo en este contexto internacional tan incierto. Sin embargo, recuerdo cuando estudiábamos historia económica del Uruguay en Facultad, donde Olesker era uno de los docentes, recuerdo que a veces nos preguntábamos con mis compañeros cuál era la peor pesadilla para un país pequeño y dependiente como Uruguay y enseguida respondíamos: que Argentina y Brasil estén en crisis y que los precios de nuestros principales productos exportables tambaleen. La historia de este país hasta este período de gobierno siempre fue así cuando eso sucedió, Uruguay entró en profundas crisis económicas y sociales, de las cuales por ejemplo en la última salimos con 1 de cada 3 uruguayos por debajo de la línea de pobreza y más de 1 de cada 2 niños pobres. En estos últimos años Argentina entró dos veces en recesión, una vez con una corrida cambiaria drástica, y Brasil tuvo la peor caída de su producto en su historia; además la incertidumbre económica internacional con los cambios políticos globales aumentó notablemente. Hay que evaluar a este gobierno en el marco de 15 años de reformas que cambiaron radicalmente este país y en ese contexto lograr por primera vez en nuestra historia blindar al país de esta coyuntura.

Sin embargo, esto no fue gratis -la desaceleración económica y la maduración de la primera generación de reformas-, recordemos por ejemplo que en un calendario de expansión del sistema previsto en la ley del primer período del FA en este gobierno entró el último colectivo de jubilados previstos al Fonasa, con el esfuerzo fiscal que implica, lo que generó muchas tensiones a todo nivel, tanto dentro del Poder Ejecutivo, el Parlamento, los movimientos sociales como en la ciudadanía en general. Tenemos que hacer una evaluación autocrítica fuerte de los roles que asumimos cada uno en contextos tan complejos, y sobre todo en saber que este gobierno debe ser la bisagra hacia una nueva generación de políticas que vuelva incluso sobre los nuevos desafíos y problemas que abren las anteriores reformas.

¿Cuáles son las principales propuestas que se deben hacer desde la izquierda para obtener un cuarto gobierno del FA?

En estos días aproveché a releer un libro clásico de Real de Azúa que es conocido por muchos por su nombre: El impulso y su freno, y que relata el proceso de reformas del batllismo y su parálisis. Una hipótesis latente allí es que parte de la explicación del freno a las reformas del batllismo está en que la imagen exitosa, producto de lo logrado, supone que realizarles cambios para seguir avanzando implique cuestionar los logros aunque ya hayan cumplido su misión y por tanto requieran de nuevos cambios. Creo que ese es el principal desafío, para lo que se requiere un nuevo impulso, volver a revisar a fondo las reformas realizadas en cada área de política para afrontar los nuevos desafíos con un fuerte énfasis en mejorar la calidad de los servicios públicos una vez logradas coberturas más universales. Esto se necesita en enseñanza media, en seguridad, en seguridad social, en salud y así sucesivamente en cada área de política relevante. Tras estos intensos 15 años que transformaron al país con una generación de reformas, la izquierda no debe plantearse uno o dos programitas sino una revisión a fondo, una nueva generación de políticas para los próximos 15 años; ese espíritu está en el programa del FA.

¿Cómo se puede activar de forma sólida el aparato productivo del país?

Lo que hace a Uruguay uno de los procesos más sólidos de la región tiene que ver en la construcción en simultáneo de una coalición de crecimiento y redistribución. Los logros sociales alcanzados fueron posibles debido a que logramos el período de crecimiento más largo de la historia en conjunto con una diversidad amplia de instrumentos de redistribución del ingreso. Hay que relanzar la coalición de crecimiento, apostando a nuevos instrumentos y potenciando herramientas como Transforma Uruguay, que es la plataforma de articulación de los proyectos y programas de apoyo al aparato productivo para la transformación productiva y la competitividad. Las empresas públicas también son un motor de desarrollo muy importantes que actúan en mercados que están cambiando rápidamente debido al progreso tecnológico, pensemos lo que sucedió con Antel y en los próximos años los desafíos de un sistema de vehículos donde la distribución será menos de derivados de petróleo y más de energía.

¿Cómo considerás que se puede neutralizar la campaña de las noticias falsas que surgen desde la derecha?

Las mentiras y su difusión han existido siempre, lo que es nuevo de las “noticias falsas” e irrumpe en la escena política con fuerza es la tecnificación de la propagación de las mismas a través de complejos mecanismos y algoritmos que hacen que el rumor que antes se esparcía en el boliche del barrio ahora se propague con mucha tecnología y de forma personalizada hacia grandes públicos. En este marco, creo que en un país chico, de “cercanías” como lo definió algún teórico, el mejor antídoto para eso es el cara a cara y la denuncia de los aparatos que se montan para generar este tipo de contenidos.

¿Sos partidario de formar grupos que contrarresten estas falacias a través de redes sociales?

Totalmente, aunque no alcanza, porque muchas veces la propagación de las mismas se basa justamente en la voluntad del receptor de creer en lo que le están diciendo. Creo que complementar fuentes confiables, trabajo mano a mano, chequeos y denuncias de esos aparatos montados es la mejor manera para luchar contra este gran enemigo de la democracia del siglo XXI. Es muy paradójico esto último, cuando empezaron las redes sociales muchos creímos que era el inicio de la democratización de los medios de comunicación y la difusión de contenidos y, sin embargo, aquí estamos viendo cómo proteger a los ciudadanos de la manipulación quirúrgica de sus opiniones a través de la información que proporcionan en las redes sociales.

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