Ayer martes la Junta Departamental de Canelones, con 20 votos frentistas y un voto blanco, aprobó un fideicomiso por 44 millones de dólares solicitado por la intendencia para financiar diferentes obras.
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Ese solitario voto blanco despertó las iras dentro de su propio partido, donde no vacilaron en acusarlo de traidor u otros como el senador Sebastián Da Silva de “pobre diablo a quién le pagaron su voto”. No faltan oscuros personajes, como un tal Alfredo Lara muy blanco (ahora) y muy activo en twitter, que escribió “Lo del préstamo de Orsi en Canelones interpela a la sociedad. De apuro, sin explicaciones, aumentando aún más un endeudamiento de cientos de millones de U$S, que pagarán hasta los que todavía no nacieron. La decisión es inmoral”.
Nuestros lectores deberían saber que el ejemplo más acabado de inmoralidad es el propio Lara. En 1994 Luis Alberto Lacalle le adjudicó una frecuencia de FM en Maldonado. La historia de esa radio y como terminó en manos de Marcelo Balcedo, previo pasó por manos del actual presidente de la ANP Juan Curbelo del Bosco quién ofició como testaferro del ex senador colorado Wilson Sanabria, la conozco al detalle porque trabajé dos años allí.
Fue justo a partir del 2002 cuando Lara, entonces edil herrerista, pasó a ser oposición de Antía. Eso le valió un cargo como director en la intendencia gobernada por el frenteamplista Oscar De Los Santos. Y allí estuvo los 10 años que gobernó De Los Santos. Entonces nada de lo que hacía el FA le parecía “inmoral”.
Pero volvamos al edil blanco de Canelones, Juan López, a quién Alianza Nacional expulsó del sector. Otros reclaman que se lo expulse del Partido Nacional.
Todo perfectamente democrático.
Vuelvo a Lara y a Da Silva porque nunca los escuché o leí decir algo, cuando la intendencia de Maldonado, gobernada por Enrique Antía, hizo que sus 21 ediles le votaran de apuro un fideicomiso por 95 millones de dólares, no para hacer obras sino para licuar el déficit que él mismo había generado.
El 26 de noviembre del 2020, Antía asumió por tercera vez – segunda consecutiva – como intendente, y esa misma noche de urgencia los 21 ediles blancos votaron la autorización para un fideicomiso por 95 millones de dólares, pagadero a 15 años. Y tuvo que ser de apuro, porque el gobierno ya no tenía dinero ni para pagar los sueldos.
Pero a fines del 2020, es decir menos de un mes después, el Tribunal de Cuentas de la República en un contundente informe reveló que la intendencia había falseado sus números. Y afirmó que de los datos aportados no surge un superávit, como afirmaron, sino un déficit que supera en más del doble a lo declarado como superávit.
O sea, no sólo nos enterraron por 15 años con una deuda que vaya a saber usted quién la va a pagar, sino que lo hicieron falseando la información que remitieron al TCR.
Al decir de Lara “este préstamo también lo pagaran los que aún no nacieron”. Pero de esto, ni él, ni Da Silva dirán nada.