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coronavirus | pandemia |

Con el exministro de Salud Pública

Jorge Venegas: “Gobierno es soberbio y está encorsetado ideológicamente con respecto al covid-19”

El Poder Ejecutivo le está “vendiendo espejos” e “ilusiones” a la sociedad en cuanto a la adquisición de la vacuna, es posible que el CTI se sature en enero, el Sistema Nacional de Cuidados “hace aguas”, no se implementan políticas para los más vulnerables y existe una falta de rendición de cuentas con respecto al Fondo Covid-19, denunció el exsecretario de Estado.

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Uruguay está pasando por un momento de gran incertidumbre. El miércoles, el Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), que trabaja con el Gobierno, reconoció que el país está en su primera ola de contagios de covid-19, que más del 96 por ciento de la sociedad uruguaya es susceptible al virus y que podríamos llegar a fin de año con 1.200 casos diarios. El exministro de Salud (2011-2013), Jorge Venegas, dijo a Caras y Caretas que el Poder Ejecutivo está actuando de forma “soberbia”, porque no quiere dialogar con todos los actores sociales para encontrar una solución al problema, y acciona de forma “estrecha” en función de su ideología.

“El estado de Uruguay es de gran preocupación (…) hay una soberbia muy grande por parte del gobierno y una desvalorización de la oposición que presentó un documento. El gobierno está encorsetado en su propia concepción ideológica, política y económica. Lo que más les preocupa es la austeridad y el déficit fiscal. Cuando el Banco Mundial, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) están diciendo que esta es una etapa donde hay que invertir en la sociedad. Pero Uruguay es el país que tiene menor inversión en el tema económico respecto al covid-19”, afirmó Venegas.

El Gobierno le está dando un “cheque en blanco” a la población, porque no puede tener “humildad” y apostar a un diálogo social, agregó. Además, advirtió que le está “vendiendo espejos” a la sociedad en cuanto a la adquisición de la vacuna.

“El famoso Covac, que es lo que propuso la OMS, está hablando a fines del 2021. Yo creo que es muy demagógico decir que voy a tomar una mochila y voy a salir a negociar individualmente. Las transnacionales no negocian si uno es más simpático o menos, sino por plata y se acabó. (…) Hay que ponerse en la circunstancia que Uruguay no es un país interesante. Es una ilusión que le han vendido a la población, ojalá que me equivoque”.

Señaló que el 60 por ciento de las camas de CTI ya están ocupadas y advirtió que a fines de enero podría saturarse si la pandemia, en forma exponencial, se da con más de 600, 800 o 1000 casos por día.

¿Cómo analiza el contexto general de la pandemia?

Después de 270 días de la declaración de emergencia sanitaria en Uruguay, el país tuvo tiempos importantes para ver, estudiar y observar el comportamiento del covid-19. Antes se desconocía el virus en su característica biológica, genética, de contagio, etc. Pero Uruguay tuvo tres elementos de fortaleza, primero un Sistema Nacional Integrado de Salud que pudo desplegar su consistencia y su forma de actuar frente a este hecho. En segundo término, se tuvo un respaldo en recursos humanos, vital en el área asistencial como en el área del conocimiento científico. Tercera fortaleza, que me parece no menor, es toda la comunicación vía digital que tiene Uruguay desplegada a través de un trabajo de muchos años. Esas tres fortalezas le permitieron a Uruguay hacer una política pública de salud que aminoró muchas de las circunstancias que hoy se están superando. 

Si uno ve el panorama continental, de las Américas, incluyendo a EEUU y Canadá, hubo tres esquemas: aquellos estados que se preocuparon y ocuparon del tema, que tuvieron capacidades de respuesta, como son Uruguay, Cuba, Venezuela y Argentina, con algunas dificultades pertinentes. En el extremo aquellos estados que se desinteresaron y que dejaron a la deriva una cantidad de la población por las características de los mandatarios, gobiernos o políticas públicas. El caso típico es Brasil, EEUU, Ecuador y Perú, en ellos información que se tuvo ha sido desastrosa desde el punto de vista hasta criminal en muchos aspectos. También ha habido estados intermedios, donde el tema se desbordó más allá de las buenas voluntades, por ejemplo, Chile, por su característica propia, como estructura de país y su nivel socioeconómico. Por lo tanto, cuando uno hace referencia al continente latinoamericano tiene que ver estos temas. El continente no fue ajeno a todo eso y la información llegaba por todos los medios a Uruguay.

¿Cuál es el estado actual de Uruguay? 

Es de gran preocupación. Hoy tenemos desde el 13 de marzo más de 10 mil casos detectados. Se han recuperado más de 7 mil, pero tenemos cursando la enfermedad de forma activa más de 3 mil casos. La pandemia ha afectado preferentemente al personal de salud, no es menor que 860 trabajadores de salud vienen subsistiendo y teniendo el gran riesgo de tener la enfermedad, con una mortalidad en ascenso. 

El CTI es el último resguardo que debe de tener una pandemia, es el lugar cuando fracasan las políticas comunitarias y sociales. Además, el paciente covid-19 tiene ciertas características muy particulares, como es el hecho de que el usuario tiene una estancia en el CTI de más de 15 días cuando el enfermo ingresa. Por lo tanto, ya estamos en el 60 por ciento del cupo total de las camas del CTI. Sin dejar de mencionar que también reciben a los politramautizados, a los infartos miocardio, a las enfermedades crónicas no transmisibles, por lo tanto, no solamente los CTI resguardan a los pacientes covid-19 sino a otras enfermedades. En la conferencia de prensa se dijo ayer que se va a capacitar personal para los CTI en un mes. Yo creo que hay un desconocimiento absoluto. Una persona que trabaja en el CTI no es que va a manejar una expendedora de café, el CTI es mucho más complejo, no es solamente tener más camas y respiradores, sino que el recurso humano tiene que estar altamente capacitado y no se hace en un mes. Hablando con mis colegas, opinan que esto es una aberración. No se puede manejar de un día para otro un respirador o un enfermo tan complejo. 

Del total de contagiados por covid-19, el 5 % ingresan a hospitales, de ese 5%, el 2% ingresan a CTI. La estadía promedio es de 2 semana. El 50% evoluciona mal.

Es un número que se conoce poco. Primero que todo se calcula que hay 8.000 camas, pero que son polivalentes. No solo se destinan para el covid-19. Ese es un número que manejó la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva. Cuando el usuario llega al CIT quiere decir que está en una situación límite.

¿Si estamos con el 60 por ciento de las camas usadas, quiere decir que el CTI se puede saturar próximamente?

Algunos colegas que trabajan en el CTI me están diciendo que a fines de enero podría saturarse si la pandemia, en forma exponencial, se da con más de 600, 800 o 1000 casos por día.

Hay otro dato interesante, que no se explicita mucho, que es el hilo epidemiológico. Hay 25 por ciento de casos que no se saben dónde están. Es un dato muy importante. Uno puede estar ingresando a un ómnibus o al almacén donde hay una persona que está infectada y que no tiene síntomas.

¿Cuáles son las medidas que hay que tomar?

Hay que usar el tapaboca, mantener la burbuja, lavado de manos, distanciamiento social y baja movilidad. Creo que hay una crítica muy fuerte que hay que hacer. No es solamente quedarse en casa o que el discurso quedó viejo. La característica que tiene la forma que el covid-19 está haciendo sus estragos en Uruguay es porque tiene otras características de dispersión y de contaminación que son en pequeñas aglomeraciones, familiares, clubes deportivos. Por lo tanto, el argumento de poner el decreto que modifica el artículo 38 de la Constitución me parece aberrante. Inclusive no han definido lo que es una aglomeración. Esto tiene otro alcance. Escuché a algunos protagonistas políticos decir que no podemos dar un cheque en blanco. Evidentemente no se puede dar un cheque en blanco. Poder reunirse es un derecho conquistado que involucra a toda la población.

Me parece que las medidas que se han tomado no tienen la condición de ayudar a los más vulnerables. No solamente tenemos un 12 por ciento de desempleo y hay seguro de paro, que me parece que hay que apuntalar, también tenemos una población altamente vulnerable que no tributa, que es el que sale a buscar la changa, lo cual es muy necesario una ayuda directa del Estado. Ejemplo, salario básico, tenemos 143 ollas populares, se necesita una política agresiva en torno a brindar los elementos básicos de alimentación y de resguardo a esa población. 

El sistema de cuidados es fundamental, pero hace aguas por todas partes. Otro elemento que tenemos es el fondo covid-19, dicen que no va a haber rendición de cuentas. ¿Qué pasa con eso? Es un dinero que puso Uruguay, el trabajador. ¿Nadie rinde cuentas acá? ¿No hay una política que acompañe a todas las medidas epidemiológicas que no sea vinculante con el tema económico y social? Sin lugar a dudas en este tema hay una gran falencia.

Además, no hay expectativa de un dialogo social, donde convivan y se intercambien ideas entre todos los actores políticos, central de trabajadores, profesionales y movimientos sociales. Esa es una gran dificultad que tiene el Poder Ejecutivo. Si en el discurso se dice vamos a salir entre todos, bueno, hagamos una propuesta entre todos, lleguemos a un consenso. Esta es una gran pregunta que hacer, ¿por qué no se realiza? Porque creo que hay una soberbia muy grande y una desvalorización de la oposición que presentó un documento. El gobierno está encorsetado en su propia concepción ideológica, política y económica. Lo que más les preocupa es la austeridad y el déficit fiscal. Cuando el Banco Mundial, Cepal, OMS están diciendo que esta es una etapa donde hay que invertir en la sociedad. Uruguay es el país que tiene menor inversión en el tema económico respecto al covid-19.

 

¿El gobierno está dando un cheque en blanco a la población?

Si, totalmente. Le es muy difícil moverse de una situación ideológica. Hay una visión estrecha, encorsetada. Tienen todas las herramientas para hacerlo. Es insólito. Antes que nada, la humildad, por favor. Hay que reconocer que necesito al otro. Necesito a los trabajadores, academia y a la fuerza opositora política. Inclusive la negociación colectiva con los trabajadores de la salud duró más de 8 meses, a pesar de que había una cláusula de no despido, sabemos que hubo casos en un momento que hay que resguardar a los trabajadores de la salud. Yo soy asesor de la Federación Uruguaya de la Salud (FUS), pero no se entiende eso. Por un lado, se dice que se va a capacitar, mantener, a contribuir a comprar más respiradores y por otro lado no se cuida al trabajador de la salud. Es un momento preocupante porque la población no está recibiendo un mensaje unificado, sino que es confuso. ¿qué es aglomeración? No hay una comunicación unificada. Está en juego muchas cosas acá.

 

“Nos venden una ilusión con respecto a la vacuna del covid-19”

Uruguay no es un “país interesante” para las transnacionales, por lo que es “muy demagógico” que el Gobierno diga que va a salir a negociar individualmente, dijo Venegas.

“El famoso Covac, que es lo que propuso la OMS está hablando a fines del 2021. Yo creo que es muy demagógico decir que voy a tomar una mochila y voy a salir a negociar individualmente. Las transnacionales no negocian si uno es más simpático o menos, sino por plata y se acabó”, reflexionó.

¿Qué piensa sobre las medidas que impulsa Uruguay para adquirir la vacuna contra el covid-19?

Lo primero que llama la atención es que esta es una disputa de las grandes transnacionales. Los países ricos ya empezaron a vacunar. A nadie se les ocurrió que fueran a vacunar a Centroamérica, Haití o algún país del tercer mundo o de la periferia, al contrario, están captando todas las vacunas para los países centrales. Vamos a hacer la cola como ir al almacén, lo cual no es fácil. La cooperación y solidaridad internacional hace aguas por todas partes. Llama mucho la atención. El famoso Covac, que es lo que propuso la OMS está hablando a fines del 2021. Yo creo que es muy demagógico decir que voy a tomar una mochila y voy a salir a negociar individualmente. Las transnacionales no negocian si uno es más simpático o menos, sino por plata y se acabó. Los datos que uno tiene son impresionantes. Estamos en la oferta y la demanda. La solidaridad para los países subdesarrollados no se ve. Cada uno se está arreglando como puede. Uruguay está muy lejos de eso, porque prácticamente el poder se va a definir en la dependencia biotecnológica y en la comunicación digital.

Nos están vendiendo espejos. Hay que ponerse en la circunstancia que Uruguay no es un país interesante. Es una ilusión que le han vendido a la población, ojalá que me equivoque.

 

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