El pasado miércoles, declaró en el Juzgado de Rocha David Sena, principal sospechoso del asesinato de Lola Chomnalez en 2014, procesado por el crimen y único detenido en la causa, después de la absolución de Ángel “el Cachila” Moreira, quien estuvo preso por encubrimiento del femicidio.
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En el Juzgado, Sena mantuvo su versión inicial de cómo fue a parar su ADN en las pertenencias de la joven argentina. Su explicación fue que se cortó con una botella de vidrio mientras trabajaba en un supermercado de Valizas, que posteriormente se dirigió a la playa a tomar mates y allí se encontró tirada la mochila de Lola.


La mayor prueba en la que se basó su procesamiento por el crimen, es que su sangre fue hallada en una toalla usada por Lola el día de su asesinato, y que estaba dentro de la mochila que llevaba, y en el documento de identificación argentino.
Sin embargo, al menos dos testigos de la causa, que trabajaron con Sena ese verano en el supermercado de Valizas, no corroboraron sus coartadas. Estas personas negaron que el sospechoso se haya cortado durante su jornada de trabajo.
El abogado de la familia Chomnalez, Juan Willman, contó en declaraciones a la agencia Télam que “dos de estos testigos dijeron recordar al detenido, pero negaron el incidente que él describió”.
Para el abogado, Sena “está científicamente ubicado en el lugar del crimen” y además “reconoce haber tomado contacto con las pertenencias de Lola y que sustrae dinero de la mochila”.