En Uruguay, la inversión en salud alcanza al 9 % del producto interno bruto, del cual los fondos públicos aportan 7 % destacó el jerarca, al encabezar la clausura del foro de alto nivel regional “Financiando soluciones sostenidas para el control del cáncer en América Latina”. Además sostuvo que es clave tener políticas coordinadas y universales que contribuyan a reducir las inequidades y generar cohesión social. También considero que el desafío de los países es la mejora y sustentabilidad de los sistemas sanitarios. “Cualquier sistema de salud del mundo tiene alarmas fiscales” reflexionó Ferrari, las que relacionó con el aumento de la esperanza de vida de la población y el estilo de vida actual, que propicia un incremento de las enfermedades no transmisibles. Para el subsecretario, este tema requiere de un análisis prospectivo fundamental. “Un fuerte y potente primer nivel de atención evita en muchos casos, con acciones preventivas, futuros costos más elevados, enfatizó el jerarca. Ferrari también detalló los alcances de la reforma sanitaria implementada por Uruguay en 2007. Recordó que la crisis económica de 2002 afectó a los servicios de salud, que también generaban un sistema ineficiente e ineficaz que reproducía inequidad, con población muy vulnerable sin cobertura sanitaria. La creación del Sistema Nacional Integrado de Salud generó un nuevo marco normativo que separó la ejecución de las políticas de la rectoría de la Salud, junto al Fondo Nacional de Salud (Fonasa) y el Fondo Nacional de Recursos (FNR), comentó Ferrari. Además resaltó que, al margen de la importante cantidad de recursos públicos utilizados para implementar la reforma, lo que aseguró la sustentabilidad del sistema fue “la voluntad política existente”.
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