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La necesidad de una épica

Me resulta verdaderamente difícil escribir sobre una coyuntura que todavía no sé muy bien a dónde va.

Por Andrés Berterrreche

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Me resulta verdaderamente difícil escribir sobre una coyuntura que todavía no sé muy bien a dónde va. Está claro que la situación internacional es claramente desfavorable para quienes pensamos que un mundo mejor es posible. Pero también está claro que en filas de los sectores populares no se está dispuesto a abandonar la lucha.

Tal vez, y en el marco de los conflictos que se generan en la discusión de la ley de presupuesto, es un poco más difícil ver el sentido del devenir histórico.

Pero como me repiquetean en la cabeza los versos de El Necio de Silvio Rodríguez trataré de aportar en algún sentido que pueda servir a una discusión necesaria.

Negociación y Pragmatismo

A la hora de gobernar, la izquierda, con sus más amplias variantes, sufre dolores en ese ejercicio. Sobre todo en el marco de una democracia representativa donde carece de mayorías absolutas. Hay que recordar que el gobierno es una parte del poder político, que a su vez es una pequeña parte (alguien me lo había cuantificado alguna vez en menos del 20 %) del poder real.

En este marco los procesos de negociación y pragmatismo dejan de ser una opción para ser una necesidad. Pero para esta corriente de pensamiento, para no transformarse en una simple administradora de un sistema que en realidad se quiere cambiar, estas dos condiciones se deben de acompañar, desde el gobierno con por lo menos otras dos: audacia y firmeza de principios.

Hay otra condición importante para no distorsionar el rumbo, pero no depende del gobierno sino de la sociedad organizada. Para defender las medidas acertadas del gobierno o criticar constructivamente aquello que se nos aparece como incorrecto se necesita a la gente movilizada en ese sentido. Y no alcanza con el llanto o la puteada en las redes sociales.

Siempre en estas situaciones se me viene una anécdota del pasaje por el MGAP. La sequía del año 2009 se había venido acompañada con una plaga de langosta. Para ello se aconsejó la aplicación de un producto, el Fipronil, que no solo mataba las langostas sino que tenía graves consecuencias en las colmenas y por lo tanto en el sector apícola. Estos se organizaron y fueron con sus ahumadores y llenaron de humo la planta baja del Ministerio, afectando a los trabajadores que allí estaban y que no eran responsables de las medidas que se tomaban a nivel político. Se les solicitó entonces establecer un diálogo directamente con las autoridades a este respecto. En las conversaciones, los representantes del sector fueron lo suficientemente convincentes para determinar la prohibición de la aplicación del producto en forma líquida así como su producción y comercialización. Hubo un reconocimiento del sector por haber prestado oído y actuar en consecuencia. Pero inmediatamente después se presentaron varias acciones judiciales en contra de la decisión del MGAP. En ese momento, más allá de una declaración en un programa radial no hubo una defensa de las medidas tomadas. También en ese momento se hubiera necesitado a los ahumadores pero en otro lugar.

La audacia y la firmeza de principios también necesitan el respaldo de las masas organizadas.

La necesidad de una épica

Recuerdo la presencia de un Ministro en un Comité explicando una medida que no se entendía y cuestionaba por las bases. Al terminar un joven militante pidió la palabra y le dijo: está todo bien pero nos están dejando sin épica. En ese momento me sonreí pensando en que era un planteo casi romántico. Hoy me doy cuenta que esto, la épica, aquellas cosas que enamoran la rebeldía de los compañeros y fortalecen su acción militante eran parte de las insoslayables condiciones subjetivas necesarias para el cambio.

Y en esta coyuntura parece haber cierta crisis de esas cosas que templan el alma de los militantes. Es cierto que no abundan, y ahí es donde se pide audacia y firmeza de principios. Pero a veces las hay y no se logran visualizar en su dimensión. Por ejemplo, no fue menor , y se fue audaz y firme con dejar sin efecto el Proyecto Neptuno. Se cumplió, se dio vuelta la hoja y ya está. Creo que de estas cosas los compañeros del llano se tienen que apropiar y defender , no fue una acción baladí, sin riesgos ni resistencias. También en estas cosas, sin olvidar las críticas, se deben cerrar filas.

Hoy hay media aprobación de la ley presupuestal. No fue fácil y hubo un buen trabajo parlamentario. Buena parte de las críticas de la derecha se basó en el tema impositivo. Hay en ello la importancia de financiar lo priorizado como son las políticas para la infancia. Pero desde la base debemos de recuperar la épica de que además se dispone porque es justo. Y es la justicia lo que se debe de defender.

Van a ser años complejos, en un escenario global también difícil. Por eso tenemos que hacer esfuerzos ingentes para seguir cumpliendo con la letra de la canción del Silvio Rodríguez:

Dirán que pasó de moda la locura

Dirán que la gente es mala y no merece

Más yo partiré soñando travesuras

Acaso multiplicar panes y peces

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