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La Revista | Darío Pérez | partido |

No habrá penas ni olvido

Darío Pérez en su propio laberinto

El exdiputado frenteamplista Darío Pérez regresó al Partido Nacional, la fuerza política en la que comenzó su militancia.

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En las últimas horas, Darío Pérez además anunció que pretende ser candidato a la intendencia. Los cambios de partido de conocidos dirigentes no son nuevos en la historia del país. Sin embargo, lo nuevo en este caso es que regresa de la mano de un gobernante con el que durante años se despreciaron mutuamente y al que se cansó de denunciar como corrupto.

Darío Pérez Brito tiene 65 años, es médico de profesión, nació y vivió toda su vida en San Carlos, donde también desempeñaba su profesión en la emergencia de una mutualista privada. Recientemente se jubiló.

Al comienzo de la dictadura integraba la juventud wilsonista nucleada en la Corriente Popular Nacionalista (CPN o Copona) y como tal, con frenteamplistas e independientes, fundaron en San Carlos el Comité de Resistencia Antifascista (CRAF).

En abril de 1975, con apenas 18 años, lo detuvieron por participar en una volanteada. Fue trasladado al batallón de Ingenieros 4 de Laguna del Sauce donde fue torturado. Luego lo enviaron al regimiento 8 de Caballería de Melo hasta mayo de 1976.

Al recuperar la libertad se dedicó a estudiar medicina. Una vez recibido pensó continuar para obtener una especialización como anestesiólogo, “pero abandoné porque en algún momento me di cuenta que la vida de una persona dependía de mí y no soportaba el estrés”, dijo a este cronista.

La aprobación de la ley de caducidad en 1986 lo alejó del Partido Nacional y lo acercó al Frente Amplio. Pero hasta 1994 solo fue un adherente más. Para las elecciones de ese año un grupo de independientes de San Carlos, votantes de Danilo Astori, lo propusieron como candidato a diputado por la recién creada Asamblea Uruguay.

Sin que el resto del departamento hubiera oído hablar alguna vez de Darío Pérez, resultó elegido por primera vez como diputado de la izquierda. Sin embargo, duró poco en el sector astorista. En 1996 se votó una reforma constitucional que introdujo las elecciones nacionales y departamentales separadas en el tiempo y el balotaje. Liber Seregni y Astori estaban de acuerdo, pero Tabaré Vázquez y Pérez, no.

El diputado rompió con el astorismo y dedicó los esfuerzos a fundar su propio grupo: Cabildo 1813. El acto de presentación realizado en la plaza principal de San Carlos fue una puesta de escena teatral, sin presencia de dirigentes nacionales. Sobre la plaza se habían distribuido algunas herramientas de labranza, antorchas y bolsas con semillas de trigo.

El público en la calle observó luego al mismo Pérez distribuyendo puñados de semillas a cada uno de los asistentes. Su oratoria no fue la clásica, sino que estuvo cargada de simbolismos identificados en esos granos que proponían el nacimiento de algo nuevo.

Maldonado era gobernado entonces por el Partido Nacional con Domingo Burgueño primero y, a su fallecimiento en 1998, por Camilo Tortorella.

Las denuncias de corrupción en el gobierno departamental eran cosa de todos los días y el diputado Pérez uno de los más duros críticos. Antes de la elección de 2000 él y Enrique Antía, candidato blanco, fueron protagonistas de un recordado debate realizado en Canal 11 de Punta del Este.

El diputado frentista se presentó con dos cajas enormes que contenían documentos numerados con carteles. En cada una de sus intervenciones tomaba uno de los documentos y diciendo “prueba número…”, se refería a información sobre presuntos oscuros negocios, algunos de los cuales involucraban al propio Antía

Para las departamentales de ese año fue candidato único del Frente Amplio y debió enfrentar a tres candidatos blancos, dos colorados y uno del Nuevo Espacio. Ganó Enrique Antía (PN) por apenas 3.000 votos en 85.000 emitidos.

Por primera vez en la historia de Maldonado la izquierda logró dos diputados, Darío Pérez (reelegido) y Enrique Pérez Morad. Y además San Carlos se convirtió en el primer municipio del país (entonces junta local) gobernado por un presidente de izquierda, el independiente Carlos Toto Núñez.

Auge y caída

Cabildo 1813 se convirtió en la gran puerta de ingreso al FA, pero el personalismo de su líder empezó a complicar las relaciones internas.

La noche en que Toto Núñez fue electo presidente de la Junta Local de San Carlos, espontáneamente muchos frentistas se congregaron para festejar. Subido al capó de un jeep rojo, el novel gobernante electo expresó su alegría frente a una muchedumbre exultante. Pero enseguida subió Pérez y su discurso fue definido como “un bajón” porque solo habló de su derrota.

Por razones que nunca fueron públicas, en esas mismas horas se generaba la ruptura entre los dos diputados frentistas, quienes nunca más se dirigieron la palabra. En la cámara baja, Darío se sentó lo más lejos que pudo de su correligionario Pérez Morad.

Sus actitudes generaban rechazo en la interna frentista. Por entonces comenzó a crecer la figura del edil Óscar De Los Santos, un conocido dirigente del Sunca que por primera vez llegaba a la Junta Departamental. En ese momento era parte de Confa y luego se integró a la Alianza Progresista.

Para las departamentales de 2005 el Frente Amplio decidió concurrir con tres candidatos: Pérez, De Los Santos y el exnacionalista Ricardo Alcorta, que tenía un pasado como jerarca de la intendencia de la dictadura y luego como hombre de confianza de Domingo Burgueño, aunque tenía una muy mala relación con Antía.

La disputa dinamitó las relaciones internas en la coalición de izquierda y llegó a casos extremos cuando finalmente ganó De Los Santos. El primer insuceso ocurrió la noche del acto de cierre de campaña. Ante una verdadera muchedumbre y en presencia de Tabaré Vázquez y los máximos dirigentes del FA, Darío Pérez habló después de los otros dos candidatos.

Denotando contrariedad en la voz y en sus gestos, destinó todo su tiempo a criticar a la fuerza política que presuntamente lo había relegado y acusó a De Los Santos de “no poder explicar el origen del dinero gastado en campaña”, señalando a López Mena “como el principal aportante”.

Tres días después, y por 1.700 votos de diferencia con Antía en 107.000 emitidos, De Los Santos logró convertirse en el primer intendente de izquierda en Maldonado. El FA obtuvo otra vez dos diputados, Pérez fue elegido por tercera vez.

La noche del triunfo la plaza de Maldonado se llenó de frentistas que festejaban. Desde un balcón del Centro Paz y Unión, ubicado enfrente, el intendente elegido hizo su primer discurso con algarabía general, menos Pérez quien, argumentando padecer un estado gripal, permaneció alejado y evidentemente molesto.

Pero esa misma noche ocurrió algo que asustó a alguno de los participantes. Pérez se retiró acompañado por gente muy cercana hacía una vieja casona ubicada en la calle Gutiérrez Ruiz, usada como comité de otro sector. Allí tendió una mesa, prendió velas, apagó las luces y “decretó el entierro del Frente Amplio”, jurando “guerra eterna”.

El nuevo intendente no tomó en cuenta a nadie de Cabildo 1813 para integrar su gabinete. Y peor, otros abandonaron a Pérez para ocupar cargos. Los primeros cinco años de gobierno de De Los Santos tuvieron en el diputado y su sector a la oposición más dura.

El grupo fundado en 1996 comenzó a desarrollarse a nivel nacional y pasó a llamarse Liga Federal. Sus dirigentes, con Pérez como líder, comenzaron a cuestionar el “centralismo” frentista y también decisiones de Tabaré Vázquez.

Fue el primer dirigente conocido en proclamar como candidato a la presidencia a José Mujica para las elecciones de 2009. El líder emepepista visitó en más de una oportunidad al diputado carolino. Pero años después esa relación también se quebró cuando Pérez se opuso a la ley que legalizó la venta de marihuana y a la de interrupción voluntaria del embarazo.

La relación en la bancada frentista se hizo muy ríspida porque, según decían, Pérez “no respetaba las decisiones de la mayoría”. A su vez este se defendía afirmando que “no estaba dispuesto a votar contra su conciencia”.

En 2010 fue candidato a la intendencia y otra vez perdió con De Los Santos. Aunque para esos siguientes cinco años el intendente incorporó a su equipo a varios cuadros de su contrincante, las relaciones entre ambos no mejoraron. Y peor, se profundizaron entre militantes de un sector u otro.

En 2015 Pérez fue reelecto como diputado, pero perdió la intendencia por unos 20.000 votos otra vez a manos de Antía. La interna frentista local estalló cuando acusó al intendente saliente de “no haberlo ayudado en Maldonado” para “dedicarse a hacer campaña por su sector en todo el país”.

Fue en este segundo gobierno de Vázquez cuando negó su voto que era el 50 que necesitaba el FA para aprobar la reforma de la Caja Militar. Y tampoco votó la ley de financiación de partidos políticos.

La poca relación que perduraba entre De Los Santos y Pérez se rompió definitivamente por dos hechos. Primero, los ediles de Cabildo 1813 desconociendo decisiones del FA y empezaron a apoyar proyectos de Antía en la Junta Departamental. Y el otro cuando cayó Cambio Nelson, Andrés de León, primer edil, secretario privado y ahijado de Pérez, acusó a De Los Santos de “haber negociado votos de Sanabria para ganarle a Darío”.

La acusación era demostrablemente falsa, pero liquidó lo poco que quedaba entre ambos dirigentes. Hace unos tres años que Pérez y De Los Santos son vecinos de San Carlos, pero no se hablan ni se saludan.

En las elecciones de 2019 Darío Pérez perdió su banca a manos de un desconocido militante del MPP. En 2020 decidió no presentarse como candidato en las departamentales y anunciar públicamente que “abandonaba la actividad política”. Desde entonces, y hasta principios de este año, estuvo dedicado a la medicina y a ocuparse de su chacra en las afueras de San Carlos.

En febrero pasado reapareció en entrevistas otorgadas a varios medios para anunciar su ruptura definitiva con el Frente Amplio. “No vuelvo nunca más”, afirmó. A la vez no descartó un regreso a sus orígenes en el Partido Nacional.

Andrés De León, su exsecretario y exjefe de su bancada de ediles, ya ocupa un cargo secundario en la Dirección de Cultura del actual gobierno departamental. En tanto, durante la reciente campaña por el referéndum sobre la LUC, Pérez decidió acompañar al intendente Antía y a otros dirigentes blancos en una barriada por el No.

En declaraciones realizadas a una radio local, anunció que “el intendente le había ofrecido sumarse a su equipo para dirigir un programa departamental contra el consumo de drogas. Será un forma de ir volviendo a la política”, sostuvo.

“Una renuncia anunciada”

Dentro de la izquierda local, la actitud de Darío Pérez tiene diferentes repercusiones, pero no parece estar muy dañada.

Si bien los votos obtenidos por el Sí no son todos del Frente Amplio, el resultado del referéndum reveló una curiosidad. Antía, que despreciaba a Pérez, decidió mostrarse con él aspirando a captar sus votos. Pero tuvo 7.500 menos que en las departamentales de 2020.

En cambio, el Sí, sin la presencia de Pérez, logró 16.000 votos más que el FA en la misma elección.

En Maldonado mucha gente que acompañó a Pérez durante años se muestra dolida, pero no está dispuesta a acompañarlo en su nueva aventura.

Entre los dirigentes locales no sorprendió porque “era una renuncia anunciada durante años”. Y agregaron que “seguramente no muchos se irán con él”.

En cambio, el exintendente De Los Santos lamentó su renuncia, señalando que “el aporte de Darío era muy importante para el FA”.

En tanto, no son pocos los que reconocen que “en varios de sus reclamos tenía razón”.

Personalismo místico

Fanático lector del Manual del guerrero de la luz de Paulo Coelho y de los textos sobre “inteligencia emocional” de Daniel Goleman, Darío Pérez mantiene un pensamiento místico.

Hace años contó a este cronista que “practicaba arquería deportiva y solía ir a dormir al monte solo para reencontrarse con sus antepasados charrúas”.

Quienes compartieron prisión con él contaron que, “en el barracón del cuartel de Melo, Darío caminaba con un amigo imaginario con el que hablaba permanentemente”.

Más allá de cualquier curiosidad, de su actividad política conocida resalta la empatía con los más pobres y su personalismo, que lo llevó a convertirse en un caudillo departamental.

Durante años Darío Pérez fue la puerta grande de ingreso al FA en Maldonado. Pero nunca se percató de que la puerta de atrás era el doble de ancha porque, si bien tenía una enorme capacidad para incorporar votantes, también la tenía para perderlos.

Amores perros

A principios de los 2000 Darío Pérez acusaba a Antía por actos de corrupción. A un semanario local dijo: “Una vez electo, Antía debió llamar a licitación para mantener los espacios verdes públicos, servicio que presta su empresa. Pero se tomó 15 meses para hacerlo, tal vez para cobrar el último millón y medio de dólares, para poder pagar deudas de la campaña electoral”.

Agregó que “desde hace meses la intendencia está pagando a todos sus proveedores con cheques para enero de 2002, pero Pueblo Jardín ha cobrado siempre con cheques al día.

Finalmente, se abrió una nueva licitación, pero del análisis del pliego resulta evidente que sus exigencias y cláusulas tenían un único fin: que vuelva a ganar la empresa del intendente. En esta penca, no solo corre el caballo del comisario, sino que también lo hace en la pista del comisario y, para peor, montado por el propio comisario”, sostuvo el legislador.

Poco después, al salir de una actividad en la Casa de la Cultura, Antía, muy enojado, dijo a los gritos y con la recomendación a los periodistas de que lo publicaran: “Mientras yo sea intendente no pienso recibir más al diputado Darío Pérez. Yo recibo gente y ese diputado no es gente”.

En los años siguientes la relación entre ambos permaneció congelada.

Pero todo cambió a partir de 2015, cuando los ediles de Cabildo 1813 encabezados por Andrés De León, secretario y ahijado de Pérez, votaron casi todos los proyectos enviados por el intendente blanco a la junta.

Eso profundizó la división interna porque, al mismo tiempo, Darío Pérez negaba su voto en el Parlamento para proyectos frentistas.

Esta semana el exdirigente frentista anunció que pretende ser candidato a intendente por el Partido Nacional.

En declaraciones a radio Viva dijo que “está tanteando el terreno para ver cómo piensa la gente del departamento, y la idea ha tenido buena recepción. Todos los días salgo para la calle en la tardecita, conversando con gente de todos los palos que te puedas imaginar. Gente del Frente, del PERI, del Partido Colorado. Es como un estudio de prefactibilidad”, expresó el político, quien ya militó junto a Antía durante la campaña por el referéndum para la Ley de Urgente Consideración.

Por otra parte, afirmó a El Observador que “no se ven liderazgos claros en ningún partido para suceder a Enrique Antía como intendente del departamento debido a que no puede ser candidato por tercera vez consecutiva, por lo que veo una ventana para postularme como intendente en los próximos comicios”.

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