La democracia en EEUU sufrió un revés institucional. Desde el punto de vista de la excepción liberal de un sistema democrático, quizás no solo el más serio, sino el primero desde la Guerra de Secesión de 1861 a 1899. Eso hizo que sin siquiera mirar su historial, el mundo respiró aliviado con la derrota de Donald Trump. Pero este no se dio por vencido, pretendió revertir el resultado electoral perdiendo varias demandas judiciales al respecto: en juzgados locales, en las cortes estaduales y aun en la Suprema Corte de Justicia.
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Dijo que se quedaba y se mudó de la Casa Blanca. ¿Pero se fue?
Antes de dejar el salón oval, agotadas las instancias judiciales, recurrió a la violencia y procuró que sus huestes tomaran por la fuerza el Capitolio Federal. Esto sucedía cuando en el mismo sesionaba el Senado para proclamar los resultados electorales. Tiros, cinco muertos, puso en peligro la vida de su vicepresidente -Michael Pence- para suspender la sesión en que se oficializaban los resultados electorales.
En un principio se le acusó de guardar silencio contra el acto “terrorista”, como lo definió la propia prensa de EEUU. El hecho fue condenado por los dos partidos históricos -Demócrata y Republicano- y por ambas ramas del Legislativo. Se le atacó por guardar silencio. Solo horas después se hacía público un video donde se le veía arengar a los manifestantes para “usar la fuerza y todos los medios a su alcance” para evitar que se proclamen los resultados electorales.
Todo indicaba que no solo se iba, sino que lo hacía por la puerta chica. Anunció entonces que no asistiría a la transmisión de mando. Nunca había ocurrido. En esa semana se hizo común la frase “Primera vez en la historia de EEUU”. El quinto hecho de ese tipo fue el inicio de un segundo juicio político en su contra. Tampoco hay precedentes de esto. Todo “primera vez en la historia”.
Este juicio político tiene una particularidad: comenzó el miércoles pasado, o sea 21 días después de que el denunciado dejó de ser presidente. ¿Por qué se hace? ¿Para que el atentado al Capitolio no quede impune? ¿O para inhibirlo a ser candidato porque en caso de serlo podría ganar? Esto último evidenciaría un peligro mayor que la toma del Capitolio. Un regreso de Trump. O quizás algo peor: que no se haya ido.
Veamos: muchos republicanos que se asociaron a su denuncia de fraude. Es más, cuando la Cámara de Representantes le inicia la denuncia para impeachment (juicio político), 10 republicanos votaron a favor. En el Senado 9 senadores adelantaron votar la condena, mientras que el exvicepresidente Pence anunció pedir que se le eche del Partido Republicano. ¿Lo harán? ¿Los diputados que se le opusieron lo harían de nuevo hoy?
El FBI ha denunciado ya a 22 congresistas por planificar los hechos violentos del 6 de enero, desde dentro del Capitolio. ¿Cuántos más estarán siendo investigados? Trump no estaba solo. Nunca lo estuvo. Entonces todo es más grave de lo que parece. Si Trump no tuviera apoyo, “muerto el perro, se acabó la rabia”. Pero si no es así…
Trump salió electo presidente con 62.984.82; cuatro años más tarde perdió, pero aumentó su cantidad de votos a 74:223.251. Casi 1 2millones de votos más. Biden ganó holgadamente no solo en el colegio elector, sino también en el voto popular (las elecciones son indirectas) por la polarización de Trump. Fue una de las elecciones con mayor concurrencia electoral. Pero Trump no votó mal.
Las encuestas dicen que el 70% de sus votantes (casi 50 millones) creen en él: creen que hubo fraude y apoyaron el uso de violencia el 6 de enero. Llegaron los Reyes, con los camellos cargados de armas largas. Trump se subió al helicóptero, pero insistimos: ¿se fue? Y si se hubiera ido, ¿no vendría otro igual? Vale decir, solo una cosa ha quedado demostrada, su discurso radical, racista, belicista y proteccionista de la producción de su país tiene una base social en EEUU.
¿Lo echarán del Partido Republicano? Además me pregunto: ¿le importaría algo? ¿Qué es más? ¿El partido o sus posturas? Tradicionalmente los republicanos han sido partidarios del libre comercio. En cambio, Trump fue el presidente más arancelista de los últimos 100años. No se si leyó a Keynes como Arbeleche, pero aranceles y cero multilateralismo. No era republicano cuando disputó su candidatura y la ganó igual.
Creo que en todos los análisis internacionales sobre el mundo que vendrá se están cometiendo varios errores: 1) Confundir nueva normalidad (sanitaria) con Nuevo Orden Mundial (geopolítico). 2) Mirar los hechos puntuales y no los procesos. 3) Desconocer el cambio de paradigmas en el mundo que viene manifestándose ya desde hace algunos años.
El profesor y doctor Michael Cohen de la Universidad de Chicago viene advirtiendo algunos de estos riesgos. En una reciente clase que tomé con él en un curso sobre relaciones exteriores vía Zoom, se preguntó: “¿Trump era causa o consecuencia de las crisis de valores que personificó?”. Él no cree que el trumpismo esté muerto ni agonizante en el coloso del norte.