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Política

Martínez no sabe si volverá a ocupar un cargo, pero promete seguir militando

«Hay un blindaje general por parte de los medios a cada cosa que hace el gobierno», señaló.

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Caras y Caretas Diario

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Lucía Barrios

El excandidato presidencial por el Frente Amplio y exintendente de Montevideo, Daniel
Martínez, dijo a Caras y Caretas que no está pensando en volver a ocupar un cargo político,
pero aseguró que su deseo es ser “coherente” consigo mismo y seguir yendo a recorrer los
barrios.
“La verdad que ni me lo planteo. No está en mi agenda. No diga que no lo descarto, porque ni
siquiera lo estoy pensando. Lo que me importa es la coherencia con lo que siento”, dijo
Martínez a esta agencia cuando fue consultado sobre si pensaba volver a ocupar un cargo
político.
Afirmó que no entiende por qué se concibe que estar en la política es ocupando algún cargo.
“Cuando militábamos contra la dictadura, nunca aspirábamos a ningún cargo, nos jugábamos
la vida. Yo me enorgullezco de no haber dejado nunca de militar y haber estado en política los
11 años de la dictadura. Hoy no tengo una aparición pública demasiado grande. Tuve algunas
entrevistas, voy a parar un poco. No sé si volveré”, expresó.
Afirmó que seguirá recorriendo y militando en los barrios, sobre todo para juntar firmas contra
la Ley de Urgente Consideración (LUC).
“Pero sigo militando en los barrios, recorriéndolos, participando en movidas sociales,
tendiendo una mano en todo lo que puedo, sigo juntando firmas para que se plebiscite la LUC.
En política sigo, ¿después estar en un cargo, tener algún tipo de responsabilidad? Por ahora ni
me lo planteo. No es un tema que me preocupe, lo que sí que me preocupa es estar haciendo
trabajo social, de base. Lo único que me importa es ser coherente”, agregó.

¿Cuál es su reflexión sobre la gestión de la pandemia?
Creo que sin duda se ha apostado, en base a la famosa libertad responsable, a cuidar más la
economía que tomar las medidas que hubieran logrado atemperar la situación. Pasamos de ser
un ejemplo en el mundo a ser uno de los países, en algún momento, con mayor propagación
de la enfermedad y con número de muertes que sin ninguna duda impacta a toda la sociedad.
Dentro de esto siempre hay puntos donde uno puede colocarse, el gobierno se colocó a un
extremo, que no sirve a la hora de frenar a la pandemia. Uno puede decir que hay medidas
que son demasiado duras, puede ser, pero sin duda el gobierno se puso en una posición que
ha hecho que pasemos de un país referente del mundo, ante el asombro del mundo, a tener
los índices más altos del planeta.
Cuando uno mira lo que ha sido la inversión para contrarrestar la pandemia, uno mira los
números en los países que menos invirtieron en América Latina para contrarrestar la
pandemia. Los números demuestran menor inversión inclusive este año para contrarrestar los

efectos negativos del covid-19 en la vida de las personas. Por lo tanto, tampoco estamos de
acuerdo en eso. Uno que tiene la posibilidad de hablar con la gente, está viendo una situación
que pensó que después del 2002 no íbamos a ver. Sin embargo, veo con dolor cómo está
ocurriendo. Hay situaciones dramáticas, gente que se plantea que hace meses que no trabaja y
no consigue llevar nada para la casa, que se mantiene con lo que come en la olla popular, esto
marca que hay un problema de falta de contención e inversión.
Cada vez hay una mayor segmentación de la sociedad, también está el drama de la enseñanza,
donde más de un 40 por ciento de los liceales que no están siguiendo las clases. Hoy se está
profundizando esa brecha.

A pesar de los números rojos de la pandemia, la aprobación del Gobierno sigue siendo alta.
¿A qué cree que responde eso?
Hay dos factores, el pueblo uruguayo, frente a una crisis, suele unirse y a respaldar a su
gobernante, a veces el gobierno a nivel político no supo aprovechar la situación para hacer un
gran dialogo nacional que permitiera involucrar a todo el mundo dentro del compromiso,
escuchar a todos y acordar medidas que nos permitieran salir más unidos.
El pueblo uruguayo tiene esa tendencia, por suerte y ojalá que no la pierda nunca, de unirse.
Creo que hay un blindaje general por parte de los medios en cada cosa que se hace, con
algunas cuestiones que nos preocupan en cuanto a la incidencia de la propia factoría de
Gobierno.
A mí lo que me importan son los hechos, en la historia es lo que importa, los hechos muestran
que estamos en una situación difícil, los índices de pobreza, indigencia, distribución de la
riqueza muestra que se han empeorado. Para quienes soñamos con un país con igualdad de
oportunidades, lo que más nos importa es un modelo de desarrollo con justicia, sin duda que
nos preocupa lo que está pasando.

Algunos dirigentes afirman que el FA está en un momento sin grandes liderazgos. ¿Cómo
definiría la situación del FA?
Hay veces que uno se pregunta quién es el gobierno y quien es la oposición. Todos los
problemas que tienen el país se lo pasan al Frente Amplio. El gobierno no se ha hecho cargo de
los problemas que ha habido tanto en el impacto sanitario como económico de la pandemia,
eso es clarísimo, no se ha hecho cargo el señor presidente. Parecería ser que importa más
atacar al FA que encontrar soluciones reales a los problemas. Recuerdo la indignación que ellos
tenían cuando el Frente Amplio criticaba la actitud de ellos de cuestionar, ellos decían que no
nos gustaban que haya oposición, pero ahora eso se ha exacerbado por mil, porque
permanentemente cualquier cosa motiva un comentario, un ataque. Parecería ser que pese
ser la oposición, el Frente Amplio es el responsable de todo.
Tenemos gente con una más que fuerte presencia de liderazgo, como Vázquez, Mujica, Astori,
que han marcado procesos históricos. El Frente Amplio va a ir encontrando sus procesos,
liderazgos y caminos. Lo importantes es mantener lo que es la línea conductora que es seguir
creyendo que hay un modelo económico de crecimiento con justicia, el FA lo demostró
durante sus gobiernos pese a situaciones de debacle en el mundo.
Somos diversos, hay gente muy variada en el FA, debemos buscar seguir integrando sectores.
Como son diversos, lo importante es que haga en un marco de fraternidad y tolerante.

Las elecciones internas del Frente Amplio se realizarán el 5 de diciembre. ¿Cómo cree que
debería ser el próximo presidente de la fuerza política de izquierda?
Debe tener capacidad de escuchar, sintetizar diferentes pensamientos, de zurcir las
diferencias, de tener fraternidad, escucha con todos los diferentes sectores. Sintetizar el
sentimiento de las bases y de la gente. Hemos tenido en nuestra historia gente que tuvo esa
capacidad. Además, debe colaborar con los sectores sociales, expresando firmeza en cuanto a
lo que es el proyecto político y todo lo que permitir unir, unir y sumar apostando a un Uruguay
justo, que es lo que nos ha mantenido unido.

¿Qué opina sobre Marcos Carámbula para la presidencia del Frente Amplio?
Yo no voy a opinar sobre nadie particular. A Marcos le tengo un inmenso cariño, creo que en
todo este proceso es fundamental mantener la experiencia y sintetizar la fidelidad histórica al
proyecto político, pero a su vez dando paso a la renovación.
Veremos de qué forma logramos sintetizar la continuidad a la matriz ideológica, al
pensamiento, junto con la renovación.

En los últimos meses una idea que se estuvo discutiendo mucho, sobre todo desde el MPP y
el Partido Comunista, era que se pasara a una conducción del Frente Amplio colectiva. Había
algunos sectores que no estaban de acuerdo porque decían que eso fragmentaría al FA.
¿Qué piensa sobre esto?
Puede haber una conducción colectiva que tenga la capacidad de respetar el sentir de las
bases y de la sociedad y puede haber otras que trabajen mirándose el ombligo. No hay reglas
absolutas. El FA pudo haber tenido situaciones en que la dirección fue más personalizadas y
otras que no. No quiero eliminar ninguna carta. Lo importante es amalgamar la diversidad
histórica del FA, centrándose en la fraternidad. No podemos gastar tiempo dándole por la
cabeza a otros compañeros, sino que buscando discutir ideología, pero tenemos sobradas
razones para estar juntos, soñando que se puede construir un país diferente.

Usted dijo que en las anteriores elecciones sabía que iba a perder y que ese era su papel en
ese momento histórico. ¿Cuál cree que es la principal autocrítica que debería hacerse la
fuerza política de izquierda?
Yo comenté inclusive inmediatamente terminadas las internas, el asesor que nos dio una mano
fue bastante negativo en cuanto a las oportunidades que podíamos tener. Uno a veces trata de
compensar, dejando todo en la cancha, peleando, cuando te dicen que las posibilidades son 1
de 10, lo hicimos fue dejar todo en la cancha, el punto es que hubo algunos días de actividad
donde hicimos giras por el exterior. Llegamos a tener 18 actividades en tres departamentos en
un solo gente. Habrá tiempo y forma para saber exactamente dentro de las casualidades que
puede tener la derrota del FA, es un proceso que la izquierda se debe tomar su tiempo para
discutir. Me posicioné, sabiendo que dejé todo en la cancha. Tratar de pelear de la mejor
manera posible. En cierta forma, en el ballotage se dio algo que me sorprendió
favorablemente, porque en definitiva no era lo mismo que el FA perdiera por una gran
diferencia que como pasó que fue por muy poco y nos dejó posicionados en una situación de
fuerza mayor. Démonos tiempo, discutamos con fraternidad, sin elevar los comentarios, no
incinerar a alguien y ver de qué forma seguimos fortaleciendo a esta fuerza política.

Lo más maravilloso que tiene el FA es su gente. Lo que quedó demostrado cuando para el
balotaje decenas de miles de frenteamplistas salieron a pelear voto a voto y fueron los
protagonistas de la remontada entre la primera y segunda vuelta. Ese es el gran capital del FA.

¿Cómo evalúa que actuó el FA cuando ocurrió el caso de Michelini con la recolección de
firmas para la LUC?
Creo que cualquier compañero pudo haber expresado algo que no muestra lo que realmente
siente. Yo conozco a Rafael y si bien me impresionó lo que dijo, estoy seguro que como se
interpretó no fue lo que quiso decir. De repente hasta está bien su renuncia, que haya dejado
su función de secretario. Me da la impresión a veces que nos falta tomarnos tiempo para
charlar entre nosotros para ver cómo actuamos colectivamente en estas situaciones. Son cosas
que pasan, ya está.

¿Volvería a la política? ¿Podría ser legislador, candidato, ocupar algún puesto de dirección
dentro del FA?
No sé por qué se concibe que estar en la política es ocupando algún cargo, porque cuando
militábamos contra la dictadura, nunca aspirábamos ningún cargo, nos jugábamos la vida. Yo
me enorgullezco de no haber dejado nunca de militar y haber estado en política los 11 años de
la dictadura. Hoy no tengo una aparición pública demasiado grande. Tuve algunas entrevistas,
voy a parar un poco. No sé si volveré. Pero sigo militando en los barrios, recorriéndolos,
participando en movidas sociales, tendiendo una mano en todo lo que puedo, sigo juntando
firmas para que se plebiscite la LUC. En política sigo, ¿después estar en un cargo, tener algún
tipo de responsabilidad? Por ahora ni me lo planteo. No es un tema que me preocupe, lo que sí
que me preocupa es estar haciendo trabajo social, de base. Lo único que me importa es ser
coherente.

¿Entonces no descarta ocupar un cargo?
La verdad que ni me lo planteo. No está en mi agenda. No diga que no lo descarto, porque ni
siquiera lo estoy pensando. Lo que me importa es la coherencia con lo que siento.

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