Las acciones del gobierno de Lula para mejorar los números
Las causas para la mejoría de las estadísticas del último año fueron el incremento significativo del salario mínimo y la extensión del Bolsa Familia, principal programa de distribución de subsidios a las personas bajo la línea de pobreza, según subrayó la Presidencia en un comunicado.
Esta mejoría permitió que la inseguridad alimentaria en Brasil regresara a los niveles de inicios de 2020, antes de que la crisis económica generada por la pandemia de la Covid-19 hiciera crecer exponencialmente la cifra de hambrientos.
Los programas de lucha contra la pobreza llevados adelante por Lula en sus primeros mandatos (2003-2010) y por su sucesora, Dilma Rousseff, permitieron que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) retirara a Brasil del llamado mapa del hambre en 2014, cuando se estimaba que solo el 0,7 % de la población tenía desnutrición crónica.
Pero la FAO volvió a poner a Brasil en su mapa en 2022 después de constatar que cerca de 10,1 millones de personas, según sus criterios, no comían en el país, el equivalente al 4,7 % de la población.
Para volver a salir del listado negativo, Brasil necesita disminuir a menos de 5,5 millones la cantidad de ciudadanos con hambre (menos del 2,5 % de la población) por tres años seguidos, es decir que ello solo podrá ocurrir en 2026 o 2027 en caso de que se mantenga el actual ritmo de reducción.