Un grupo de congresistas de Estados Unidos (EEUU) presentó una resolución el pasado jueves, solicitando disculpas por el papel desempeñado por Washington en la dictadura chilena y exigiendo al gobierno que desclasifique más documentos relacionados con estos eventos.
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La resolución, impulsada por los legisladores demócratas Bernie Sanders, Alexandria Ocasio-Cortez, Joaquín Castro, Greg Casar, Jeff Merkley y Chris Murphy, expresa un "profundo arrepentimiento por la contribución de Estados Unidos a la desestabilización de las instituciones políticas de Chile y de los procesos constitucionales".
La resolución, que aún debe someterse a votación, lamenta la "ayuda de Estados Unidos en la consolidación de la dictadura represiva militar del general Augusto Pinochet" y enfatiza que una "rendición de cuentas completa" requiere la desclasificación de documentos que el país aún no ha hecho públicos sobre los eventos que llevaron al golpe de Estado.
Esta iniciativa se enmarca en el 50 aniversario del golpe en Chile y recuerda las palabras del entonces asesor de Seguridad Nacional, Henry Kissinger, quien afirmó que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) "creó las mayores condiciones posibles para la toma militar del poder". Según archivos recientemente desclasificados, el entonces presidente estadounidense Richard Nixon (1969-1974) ordenó a la CIA "hacer que la economía grite" y bloquear de manera encubierta la toma de posesión de Salvador Allende.
Los senadores demócratas reconocen que el Congreso de EEUU desempeñó un papel fundamental al sacar a la luz las "atrocidades" cometidas por el régimen de Pinochet (1973-1990) contra los chilenos. También destacan los esfuerzos de las fuerzas prodemocráticas en Chile, con el apoyo de movimientos en defensa de los derechos humanos en EEUU y otros países, para poner fin a la dictadura y restaurar un gobierno civil.
Bernie Sanders, Alexandria Ocasio-Cortez y otros legisladores elogian a la población chilena por "reconstruir una democracia fuerte y resiliente contra las fuerzas del autoritarismo" y reiteran su compromiso de ayudar en el proceso de "verdad y reconciliación". Ocasio-Cortez destaca que EEUU "no puede presentarse de manera creíble como un socio que pueda ayudar a avanzar la democracia en el presente si no reconoce su pasado complicado".
El 25 de agosto pasado, EEUU hizo públicos dos informes presidenciales sobre el golpe de Estado en Chile. En el primero, fechado el 8 de septiembre de 1973, los asesores de Nixon advierten sobre un "posible intento de golpe" en el país latinoamericano, mientras que en el segundo, del 11 de septiembre, informan que varias "unidades militares clave" apoyaban la asonada que se produjo ese día.
Los documentos destacan que, según los asesores de Nixon, Salvador Allende consideraba que sus seguidores no tenían armas suficientes para enfrentar al Ejército y que la única solución viable era política. Aún quedan documentos por desclasificar, y hay voces que exigen que Washington reconozca su papel no solo en el derrocamiento de Allende, sino también en la agitación previa del país y en el posterior apoyo al régimen de Pinochet.
Los senadores demócratas subrayan que la "plena rendición de cuentas" requiere que se publiquen y desclasifiquen "los archivos restantes de EEUU relacionados con los hechos antes, durante y después del golpe militar", según se señala en la resolución presentada el jueves.
El pasado 9 de agosto, la Cámara de Diputados de Chile aprobó solicitar al presidente Gabriel Boric que instruyera al Ministerio de Relaciones Exteriores a realizar gestiones para acceder a los antecedentes secretos de Estados Unidos sobre su intervención antes y durante el golpe de Estado. Esta solicitud, impulsada por parlamentarios de la oficialista Convergencia Social, obtuvo una amplia mayoría de 125 votos a favor, dos en contra y siete abstenciones.
El 11 de septiembre, el gobierno de EEUU afirmó que el 50 aniversario del golpe de Estado chileno debía servir para honrar a las víctimas de la represión. El vocero del Departamento de Estado, Matthew Miller, destacó que era una oportunidad para rendir respeto a las víctimas de la represión que siguió al golpe y para homenajear la valentía y sacrificio de los chilenos que lucharon por los derechos humanos y el retorno pacífico a la democracia. El Departamento de Estado también elogió la evolución de Chile hacia una democracia sólida y su compromiso con los derechos humanos a nivel internacional.