El informe también señala que tres grandes gestoras de fondos estadounidenses, BlackRock, State Street y Vanguard, gestionan colectivamente 20 billones de dólares, lo que representa una quinta parte de los activos de inversión a nivel mundial. Esta "hiperconcentración de poder y riqueza" no solo exacerba la desigualdad económica, sino también la desigualdad geográfica. Mientras que el 79% de la población mundial vive en el sur global, estos países solo cuentan con el 31% de la riqueza global.
Una amenaza para los retos globales
Oxfam advierte que esta concentración de poder no solo es una cuestión de justicia económica, sino que también amenaza la capacidad del mundo para abordar los problemas más graves. La lucha contra el cambio climático, la pobreza persistente y la desigualdad global están siendo obstaculizadas por los intereses de las megaempresas y los ultrarricos. Cortada subraya que, aunque la competencia entre potencias globales suele considerarse el mayor obstáculo para el multilateralismo, en realidad, es la extrema desigualdad la que está frenando los avances más significativos.
En particular, los grupos más poderosos han utilizado su influencia para resistir reformas fundamentales, como la lucha contra la evasión fiscal, la garantía de acceso equitativo a las vacunas contra la COVID-19 y la cancelación de las deudas insostenibles de los países del sur global.
Hacia un multilateralismo justo
Para enfrentar esta "era de oligarquía global", Oxfam insta a los gobiernos a implementar acciones conjuntas y multilaterales. La ONG aboga por un nuevo marco de fiscalidad internacional, la cancelación de deudas públicas y nuevas leyes de propiedad intelectual que protejan a las poblaciones más vulnerables frente a futuras pandemias. Solo un multilateralismo basado en la equidad y la justicia puede contrarrestar el poder de esta oligarquía global. Aunque algunos líderes mundiales ya han empezado a tomar medidas para combatir la desigualdad, Cortada insiste en que se necesita un esfuerzo mayor y más decidido.
La lucha por un orden económico más justo no solo es una cuestión de ética, sino también de supervivencia. A medida que los retos globales como el cambio climático y las crisis de salud pública se intensifican, la distribución equitativa de la riqueza y el poder se convierten en pilares fundamentales para garantizar un futuro sostenible para todos.
Fuente: Con información de Rtve