El cargamento con 431 kilogramos de cocaína que la Policía de Paraguay incautó el lunes en Misiones estaría vinculada al clan Castedo, una organización de narcotráfico internacional que opera hace dos décadas desde la frontera norte de Argentina con el sur del territorio boliviano.
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El fiscal de la Unidad especializada contra el Narcotráfico y el Crimen Organizado de Asunción Osmar Segovia explicó a la radio ABC Cardinal que la avioneta, que aparentemente procedía de Bolivia, se estaba reabasteciendo de combustible “e iba a emprender vuelo hacia Uruguay”.
“Son operadores logísticos que se dedican a reacondicionar pistas clandestinas para que las avionetas bajen a reabastecerse de combustible antes de volver a emprender vuelo”, explicó. La droga fue incautada en una zona de bañados, en el predio de una hacienda ganadera en el lugar conocido como Tristán Salazar, jurisdicción de la ciudad de San Juan Bautista de las Misiones, capital del departamento de Misiones.
Segovia advirtió que, por las condiciones de la pista, se presume que “no era la primera vez” que era utilizada e indicó que ese departamento desde “hace tiempo” forma parte de una ruta para el transporte de droga.
Delfín Castedo y el carbón blanco
En las últimas horas fuentes de la investigación revelaron que la droga tenía el sello de los tres delfines, característico de los cargamentos transportados por el clan Castedo, una organización liderada desde la cárcel por Delfín y Raúl Castedo. Los hermanos argentinos dominan el tráfico de drogas en la frontera de Salta y Bolivia desde hace más de 15 años y llegaron a mandar 4000 kilos de cocaína por mes a Europa.
Delfín Castedo fue detenido en 2016 por Gendarmería en Buenos Aires. Está preso en Ezeiza con su hermano Raúl que cayó años más tarde, por varias causas de narcotráfico. También cumplen una condena perpetua por el asesinato, en 2006, de la productora rural, Liliana Ledesma, que había denunciado el esquema criminal del clan en la frontera.
El clan Castedo fue publicamente conocido por ser el proveedor de la operación “Carbón Blanco”, el mayor red de contrabando de cocaína de la historia argentina, con cargamentos camuflados en carbón vegetal que salían desde la localidad chaqueña de Quitilipi y llegaban a España y a Portugal tras pasar por los puertos de Rosario y de Zárate. Esos envíos se habrían concretado entre 2005 y 2012 y los artífices de ese despliegue fueron los ya fallecidos Carlos Salvatore y Patricio Gorosito (testaferro del dirigente, también fallecido, Julio Grondona).
En ese esquema, Delfín Castedo fue quien gestionó y proveyó la cocaína desde Santa Cruz, que luego fue embalada en bolsas de carbón vegetal, las que luego fueron acondicionadas en contenedores para su exportación a Europa.
La offshore en Uruguay y las extensiones de Castedo en la frontera
Eduardo Torino, su testaferro, quedó a cargo de la administración de dos fincas lindantes entre sí, ubicadas en la localidad de Salvador Mazza, al límite con Bolivia, utilizadas por la organización liderada por Castedo para ingresar cocaína al país. Se trata de las fincas “El Pajeal” y “El Aybal”, con una extensión de 19 mil hectáreas, que administraría Torino, “el hombre a las sombras” de Castedo.
Según develó la Red Iberoamericana de Fiscales Antidrogas (Aiamp), la propietaria de El Aybal era la empresa Anzere SA, una firma offshore señalada en los “Panamá Papers”, cuyo domicilio fiscal y constituido se ubicaba en Plaza Independencia 749, Montevideo. Anzere SA Fue disuelta de oficio por el Banco Central de Uruguay por no cumplir con su obligación de actualizar la información respecto a sus directores.
La finca El Aybal había sido adquirida por Torino el 12 de octubre de 2006, como gestor de negocios de Anzere SA. La misma poseía un camino de tierra de grandes dimensiones y se adentraba en territorio extranjero, constituyendo un paso internacional "no habilitado".
Las fincas fueron confizcadas por el Estado argentino a fines de 2022. Los representantes del Ministerio Público Fiscal aseguraron que las fincas fueron utilizadas por Castedo durante veinte años (al menos desde noviembre de 1999) y que el capo narco continúa dirigiendo las maniobras desde prisión, puesto que también tendría dominio sobre otras 40 mil héctareas en la misma zona del norte argentino.
Para los jueces, "el clan Castedo, pese a la detención de su líder en 2016, siguió operando bajo las estrictas instrucciones de Delfín Castedo", lo que surge de las evidencias presentadas por la fiscalía en el juicio, entre ellas, conversaciones telefónicas. "Castedo pudo seguir operando desde la cárcel merced a su propio financiamiento económico, pero sobre todo gracias a su posición en El Pajeal, que nunca abandonó".