“¿Un país que comete genocidio pediría a la población que se aparte del peligro?”, preguntó, repitiendo la narrativa de que Hamás utiliza a la gente como escudo humano.
Netanyahu aseguró que los líderes que lo condenan “públicamente” en privado le agradecen por los servicios de inteligencia israelíes. “Me dicen cuánto valoran que hayamos evitado ataques terroristas en sus capitales, salvando vidas”, afirmó, presentándose como guardián de una seguridad global que la comunidad internacional finge no reconocer.
Netanyahu continuará con el genocidio
El primer ministro reiteró que la "guerra contra Gaza aún no ha terminado”, pese a los llamados a un alto el fuego. Recordó que Israel “se recuperó de su día más oscuro” gracias al “coraje de sus soldados” y prometió seguir hasta desmantelar completamente a Hamás, -organización que Israel financió-, mientras en paralelo al menos 65.000 palestinos han sido asesinados, desde el inicio de la ofensiva.
Incluso los familiares de rehenes israelíes han criticado su negativa a alcanzar acuerdos que permitan su liberación, algo que el propio Netanyahu intentó contrarrestar hablando “directamente” a los cautivos, portando un pin con un código QR que remitía a la versión oficial de Israel sobre el ataque del 7 de octubre.
Los ataques a Irán “pasarán a los anales de la historia militar”
Netanyahu presumió de la guerra de doce días contra Irán en junio, que según él “pasará a los anales de la historia militar”. Atribuyó a la acción conjunta de pilotos israelíes y estadounidenses el bombardeo de instalaciones nucleares en Teherán, y elogió a Donald Trump por “impedir que Irán desarrolle armas nucleares”.
También celebró operaciones encubiertas y ataques letales en Líbano, Siria y Yemen, en un despliegue que buscó mostrar a Israel como un actor que “transforma Oriente Medio” mediante la fuerza.
Festejo de la devastación
Netanyahu apenas mencionó los miles de muertos civiles y la devastación humanitaria, mientras usaba frases como “recuerdan esos buscapersonas” para aludir a explosivos dirigidos contra militantes de Hezbolá en Líbano, evitando la magnitud de la violencia desatada y los cientos de miles de civiles inocentes heridos, muchos de ellos mujeres y niños.
La Corte Penal Internacional mantiene vigente una orden de arresto contra él por crímenes de guerra, algo que no lo detuvo a la hora de jactarse de asesinatos que su estado, genocida y terrorista ha cometido. Muchos se preguntan hoy, cómo es posible que un líder acusado de genocidio por varios estados, la ONU y con una orden de captura, haya podido dar un discurso en la ONU.