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CON EL DIRECTOR DE URSEC

Nicolás Cendoya: “Otra vez tendremos que juntar firmas para defender a Antel”

La intención del Ministerio de Industria y el directorio de Antel de desprenderse de la plataforma VeraTV y limitar las competencias solamente al negocio de la telefonía fija y móvil e internet, cayó como un baldazo de agua fría. La decisión, sumada al capítulo de telecomunicaciones contenido en la LUC y en la nueva Ley de Medios, limita el ámbito de acción de Antel y beneficia a los operadores multinacionales privados.

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Por Mateo Grille

 

El director de Ursec, Nicolás Cendoya, opinó en entrevista con Caras y Caretas que la decisión rompe con una lógica general de beneficiar a todos por igual por una lógica de mercado que asegura calidad para quien la pueda pagar y que fue tomada por personas que no entienden nada del negocio de las telecomunicaciones y defienden claramente a los competidores de Antel. Además, dice, aunque faltan etapas y hay que conocer cómo queda finalmente la ley, se va camino a otra consulta popular para defender nuevamente el patrimonio de todos los uruguayos.

 

¿Qué características se pueden avizorar respecto a las políticas de t elecomunicaciones del nuevo gobierno a partir de sus primeras medidas?

El nuevo gobierno no fue explícito en su momento salvo en algunas generalidades. Por ejemplo, se habla de la libre competencia en las telecomunicaciones, pero a la misma vez se trata de limitar la aparición de nuevas voces en materia de comunicación audiovisual. Esas contradicciones no están resueltas y parten de esta realidad que tenemos, que más que una política, es un montón de eslóganes creados por mecanismos de inteligencia artificial o marketing político, que nada tienen que ver con una mirada que busque extender y garantizar derechos para la gente. Llegamos incluso a situaciones ridículas como por ejemplo lo que se anunció hoy, la desarticulación de la plataforma VeraTV y su pasaje a TNU y el director de TNU no sabía que alguien pensaba impulsar un desastre de ese tipo. Hay falta de profesionalismo, falta de conocimiento.

 

¿En qué otros episodios se aprecia esa falta de conocimiento?

Son muchos casos. Por ejemplo, cuando al subsecretario Walter Verri le preguntan por detalles de la nueva Ley de Medios, él responde que le pregunten a quienes la escribieron y los que la escribieron son los propios empresarios. Este es un gobierno de los empresarios, por los empresarios y para los empresarios. Y no para todos los empresarios, sino que, como diría Joseph Stiglitz, para los empresarios que forman parte del 1% más privilegiado de la sociedad. No es un gobierno para los emprendedores, no es un gobierno para la industria nacional, no es un gobierno que se plantee la diversificación de la matriz productiva como un objetivo, más bien busca la primarización de la economía y favorecer a los sectores del agronegocio y poca cosa más. Es un gobierno que no se plantea la incorporación inteligente de la tecnología a los procesos productivos. Se señalan cosas disparatadas como que las modificaciones que se introducen a la Ley de Urgente Consideración parten de un modelo en que Antel es el centro de un ecosistema, pero este ecosistema está integrado por las dos multinacionales que compiten directamente con Antel. Es ridículo. En este esquema Antel es proveedor de infraestructura para que ellos hagan el negocio. Y las multinacionales hace negocios legítimamente, uno no puede exigirle al sector privado que sea un benefactor o tonterías como la responsabilidad social empresarial, no. La provisión de derechos básicos para la gente, también la provisión de infraestructura para que los privados hagan negocios sobre esa infraestructura, es necesariamente pública, debe ser así. A nadie se le ocurre, por ahora, que un puente deba ser privado.

 

Desde la oposición se ha señalado que con los cambios propuestos, el país retrocede en materia de telecomunicaciones. ¿Usted qué opina?

Retrocedemos un montón. Creo que existe una mirada desde el gobierno que implica retroceder en materia de telecomunicaciones más de 20 años. Y hay que tener en cuenta que 20 meses en materia de telecomunicaciones es muchísimo tiempo, 20 años es una locura. Por eso estamos tan preocupados. Estuvieron años y años diciendo que la convergencia exigía la combinación de negocios de infraestructura con negocios de comunicación audiovisual y lo primero que hacen es desagregar esos negocios en el caso de Antel. Esto da cuenta de que en realidad no se partía de la naturaleza del negocio, sino estrictamente de los intereses de las empresas a las que están respondiendo.

 

¿Por qué es importante tener una Antel fuerte?

La mirada de un gobierno en general tiene que ser la protección de los derechos de nuestra gente. Desde esa perspectiva, Antel es, por un lado, una realizadora de una mirada universal de derechos, es decir que hasta ahora ha sido un proveedor de servicios de telecomunicaciones de gran calidad, a bajo precio, incluso en algunos casos gratuitos, que ha colocado a Uruguay en los primeros lugares del mundo en cuanto a acceso a la tecnología y que además lo ha hecho con la virtud de que es el mismo derecho para todos. Es decir, las personas más humildes tienen acceso a la conexión por fibra óptica del mismo modo que las más pudientes, con las mismas calidades. Esa lógica se rompe con otra lógica, la del mercado, porque obviamente el afán de lucro de las empresas privadas es lo primordial. Y por otro lado, Antel tiene un rol fundamental para jugar en el modelo de desarrollo del país. Es un efector de externalidades positivas hacia la industria, hacia aspectos de soberanía obviamente, empezando por temas de ciberseguridad, en los que Uruguay también lidera con un gran trabajo de Agesics, pero con una red muy importante que permite desarrollar políticas de ciberseguridad y es un diferencial de competitividad para las empresas uruguayas porque tienen servicios de internet excelentes, excepcionales a nivel mundial, a precios extremadamente accesibles. Es decir, nos brinda una fortaleza en varias áreas que van desde lo que antiguamente se denominaba políticas sociales a la robustez económica de un modelo que derrame derechos sobre la totalidad de la gente. Vos hablás con cualquier extranjero que viene a radicarse a Uruguay, a trabajar o de turista o de lo que sea, y no pueden creer. Y los que no pueden creer no son los que provienen de países muy humildes que en general no tienen servicios públicos de calidad, y esto lo digo con todo respeto, sino que los que no pueden creer los servicios de telecomunicaciones que tenemos son los que vienen del primer mundo, son los franceses, los alemanes, los españoles. Te dicen: alquilo un apartamento por Airbnb y tiene fibra óptica gratis, nadie lo puede creer. Eso es Uruguay. A veces nos cuesta mucho entenderlo porque pensamos que los servicios que tenemos los tenemos porque compramos un smart TV o un teléfono inteligente, que por supuesto son muy importantes porque las puntas de la red son fundamentales, pero sin una red como la que hizo Uruguay, con enormes inversiones de la empresa pública, nada de eso sería posible.

 

El Ministro de industria, Omar Paganini, dijo que Antel solo debe ocuparse de un cometido específico que tiene que ver con la telefonía fija y móvil e internet. ¿Usted qué opina?

Lo primero es que el ministro no leyó la ley. La ley 14235 es muy clara, en su artículo 4º habla de la prestación de servicios de telecomunicaciones nacionales, internacionales, etc. Y las telecomunicaciones tienen una definición muy amplia en nuestro derecho que está dada por el artículo 11 de la ley de empresas públicas, ratificada en la ley vigente de Servicios de Comunicación Audiovisual y que además recoge la definición de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, que abarca toda la gama de negocios o de actividades que tienen que ver con la transmisión de mensajes o datos a distancia por cualquier medio. Lo que dice Paganini podría ser muy válido en 1984, pero hoy las empresas de telecomunicaciones a nivel mundial, y un ejemplo son las dos multinacionales que están en Uruguay, se han volcado fuertemente a la agregación de valor a sus redes, a la prestación de servicios que tienen que ver con la comunicación, con el entretenimiento, porque claramente en el mundo de las comunicaciones de hoy y de ayer, el negocio está en la provisión de contenidos y no en la instalación de la infraestructura. Obviamente la sinergia entre la instalación de la infraestructura y la instalación de los contenidos es lo que rentabiliza una empresa de telecomunicaciones actual.

 

Pero desde las autoridades se insiste en que el cometido de Antel en solo la telefonía.

Paganini es un hombre inteligente, pero no le creo, no creo que esto sea un error. Lamentablemente es parte de una política que busca desarticular a Antel. Porque Antel es un instrumento, no es un fin, es un instrumento imprescindible para garantizar los derechos para la gente y para el desarrollo del país tal y como lo conocemos y para que siga siendo un país de primera. Esa mirada está muy lejos de los derechos de la gente, que por otra parte ni siquiera aparecen mencionados, y se relacionan con un modelo de desarrollo sobre el que tenemos muy poca explicitación hasta el momento porque en realidad se ejemplifica muy bien en palabras del propio presidente Lacalle cuando habló de los mallas oro, esa mirada de elite. Yo soy un hombre de pelotón, los uruguayos somos de pelotón y sentimos en lo más hondo, hasta nos emociona eso de que “naides es más que naides”. De esta situación jodida salimos todos juntos o no salimos. Obviamente, si hay que trabajar para el malla oro, yo repartiré tres millones y medio de mallas oro.

 

¿Estas iniciativas del gobierno violentan el resultado del plebiscito de 1992 en defensa de las empresas públicas?
Sin duda. Acá hubo un pronunciamiento muy claro en el plebiscito de 1992 Quizás fue de los plebiscitos en que se triunfó por más margen en la historia del mundo. Para mí fue muy especial porque fue la primera vez que voté. Veníamos de derrotas muy dolorosas como el plebiscito de abril de 1989 y debutar con un triunfo tan emocionante fue muy significativo para mí. Obviamente esto va en contra de ese pronunciamiento popular. Hay que recordar que en el año 2001 se intentó, con una ingeniería menos brutal que la del 92, la privatización de los segmentos más rentables de Antel, que en aquel momento tenía que ver con la telefonía móvil o Ancel. Se introdujeron dos artículos en la Ley de Presupuesto de aquel período y la gente salió a recoger las firmas, se venía un plebiscito quizás con las mismas mayorías que en el año 1992 y el entonces presidente Jorge Batlle optó por derogar la ley. Si uno lee las discusiones de esa ley, que fue la 17.524, los legisladores de lo que en aquel momento era la coalición blanquicolorada intentaban convencer a los legisladores del Frente Amplio de que no se tocaría el monopolio de Antel y, sin embargo, por múltiples vías se ha intentado reducir ese monopolio de Antel. La gente quiere a Antel. Estamos en un momento de autoestima colectiva muy peculiar, no solo por el tema de la pandemia, sino porque han sucedido muchas cosas en poco tiempo. El pueblo uruguayo tiene amor propio, tiene orgullo y cuando ve que Uruguay es primero, segundo o tercero en el mundo, en los distintos indicadores de telecomunicaciones, se siente orgulloso. Obviamente hay que respetar la ley y los derechos de las empresas, pero también hay que respetar a la gente y su cariño por su empresa, que es Antel, que tiene el 53% del share de mercado móvil, que es donde compite. Eso no es fácil de lograr cuando estás compitiendo con dos grupos tan poderosos como el Grupo América y el Grupo Telefónica.

 

¿Qué caminos deberían tomar los que están en contra de la ley? Porque el gobierno tiene mayorías parlamentarias y probablemente sus iniciativas sean aprobadas legislativamente.

Está claro que algunos miembros el gobierno están llevando adelante esa estrategia para desmantelar Antel, que incluso van más allá de los instrumentos legales, porque lamentablemente están pasando cosas en Antel, como lo que mencionábamos de VeraTV y otras medidas que tienden al debilitamiento desde adentro. A mí me duele porque yo tengo un enorme cariño por el presidente de Antel, por las actuales autoridades, por el cuerpo gerencial, tengo un gran respeto profesional pero me duele que estén dejando que dos o tres personas que no saben nada de telecomunicaciones tomen este tipo de resoluciones, como las que estamos mencionando.

La coalición de gobierno actual está integrada por sectores que han sido tradicionalmente privatizadores, que han estado asociados a las oligarquías más retrógradas desde la época de José Batlle y Ordóñez, y hay otro que no. En el año 1992 no fueron todos los votos frenteamplistas los que frenaron la privatización. Hubo pronunciamientos de sectores del Partido Colorado y de ciudadanos y ciudadanas muy identificados con el Partido Nacional que dijeron no, esto no. Creo que ahora va a pasar lo mismo. Confío plenamente en esos partidos, no van a traicionar a sus votantes, no van a consolidar el desmantelamiento de Antel. Está en nuestros legisladores la negociación para que se puedan retirar los artículos más nocivos para dar lugar a una discusión sin la premura de una Ley de Urgente Consideración, que, dicho sea de paso, es inconstitucional. Veo que en la ley de medios está el articulo 48, que reproduce esta idea, pero en el marco de la discusión las organizaciones de la sociedad civil podrán ir a expresar sus puntos de vista; hay gente muy valiosa en la Universidad que imagino que serán citados para opinar. En fin, creo que hay etapas todavía. De todas maneras, es evidente que lo que va a suceder es que por tercera vez se va a ver enfrentada la población a la necesidad de juntar firmas para otro referéndum. Es una decisión que hay que calibrar con mucho detenimiento, es una ley que trata temas muy variados, muy preocupantes algunos de ellos, incluso hay otros artículos que también golpean fuertemente a Antel, como lo que refiere a comprar estatales, porque le pega un golpe de nocaut a todos los negocios internacionales del ente. Claramente esto ha sido redactado por gente que no tiene la más pálida idea del funcionamiento de una empresa en un sector como las telecomunicaciones, que es claramente global. Hay toda una racionalidad que debería ser defendida y yo creo que no todo está perdido. Ya hubo pronunciamientos de algunos sectores del Partido Colorado que se niegan a votar lo que no estaba en el acuerdo que dio nacimiento a la coalición. Los artículos 268 y 269 no estaban en el acuerdo, aparecieron de sorpresa en la segunda redacción de la ley. No estaba ni siquiera en ese proyecto que el presidente Lacalle entregó para que fuera estudiado en el verano.

 

Además del traspaso de VeraTV a TNU, ¿qué otras iniciativas van en la línea del debilitamiento de Antel?

Creo que los dos proyectos de ley que se están estudiando, tanto la Ley de Urgencia como la llamada ley de medios contienen modificaciones sustanciales en materia de telecomunicaciones. Allí hay un problema concreto, más allá de la propuesta sobre VeraTV. Se está hablando también de la portabilidad numérica, y eso es nocivo para Antel porque es una herramienta de marketing privilegiado para que mediante precios predatorios se pueda producir una repentina baja en los clientes de la estatal. Se están bajando todos los contenidos referidos al carnaval, se ha decidido frenar cualquier inversión de producción de contenidos de Antel, lo que tiene un rebote terrible sobre un montón de trabajadores porque no son solo los artistas, los comunicadores, los periodistas, sino que también son productoras, iluminadores, maquilladores, sonidistas, todo lo que implica laboral y comercialmente el sector audiovisual.

 

¿Por qué se bajan los contenidos del carnaval y no los de otro tipo?

De repente porque hay un ataque directo al generador de fomento de la identidad nacional. Obviamente, en el marco de una campaña mediática como está padeciendo la población, con una cadena oficial de tres horas diarias para ver anuncios del gobierno, que es muy parecido a un operativo de publicidad encubierta, se necesita mucha identidad nacional para contrarrestarlo. Se precisa mucho arte nacional, mucha cultural nacional, muchos mecanismos de retroalimentación de la autoestima colectiva y el carnaval juega un papel excluyente. Cualquiera pudo ver lo que fue el carnaval este año, de alguna manera preanunciaba lo que está sucediendo. Se busca liquidar esa identidad nacional. Me duele particularmente que se haya utilizada una cuestión trágica como la pandemia para adelantar medidas que requieren una discusión a nivel social mucho mayor que esta lógica de hechos consumados que estamos viviendo.

 

Naomi Kleim habla de esto en su libro La doctrina del shock, d e gobiernos que aprovechan situaciones de gran conmoción para aplicar medidas drásticas sin mucha discusión.

No sé si es Durán Barba o qué, pero acá hay un libreto. Hay un libreto que está siendo llevado adelante con actores principales y secundarios, con un manejo que muestra claro elementos de inteligencia artificial, con trolls en las redes y esa cuestión de querer personalizar discusiones. Yo te planteo que tengo esta preocupación respecto a Antel que no parte ni del odio ni del desprecio por el otro, son cuestiones que tienen que ver con decisiones políticas que afectan a la gente. Yo no tengo ningún problema, incluso soy amigo de algunos actores del gobierno, tengo una relación excelente con la actual presidenta de Ursec; ella entró tomando decisiones que no comparto y que generan diferencias, pero son cuestiones que tienen que ver con la defensa de los uruguayos. Con Paganini estuvimos debatiendo en entrevistas sin problema, con visiones contrapuestas, pero con respeto. Tenemos amigos en común, con Verri tenemos una relación de mucho respeto, creo que es un buen articulador. No es personal esto, no hay que caer en la grieta ni en el odio y a veces nos quieren llevar para ahí porque eso justifica un estado de las cosas. Nosotros no odiamos, vamos a discutir porque tenemos distintas visiones de cómo se defiende el bienestar de los uruguayos, vamos a defender lo que es bueno para el 99%. A ellos les está tocando defender duramente a ese 1%. Como dice Stiglitz, ese tipo de cosas, además de inmorales e injustas, son inconvenientes para el 1%, porque termina sublevando el amor propio del 99%, que se ve avasallado. Hay un sector del gobierno que está yendo por todo, por todas las conquistas que significaron un cambio de vida en la enorme mayoría de la población. Están aplicando esa doctrina del shock, todo en 100 días. Vamos 67 días, capaz que tenemos que apretar los dientes 33 más a ver si después la cosa afloja.

 

En defensa del espectro radioeléctrico
“Cuando hablamos de telecomunicaciones, está en el medio el espectro radioeléctrico. Ese espectro es un bien de dominio público, es un bien de todos y todas y debe ser gestionado con mucho cuidado. Las decisiones que en esta materia se quieren tomar mediante la Ley de Medios y la Ley de Urgencia parten de la base de que el espectro es una especie de coto de caza privado de tres grupos nacionales y de dos extranjeros. Y no es así, es de todos. Tenemos que administrarlo para el interés general y no el particular. Hay hasta una cuestión explícita de que se hacen estas cosas, se toman estas medidas para defender a las empresas, pero en realidad se trata de defender a la gente que es la dueña del espectro radioeléctrico. Los derechos se efectivizan con espectro, como se efectivizan con cualquier recurso natural, con la tierra, con el agua, etc. Este es un recurso natural que es difícil apreciarlo porque tiene complejidades físicas, que no es infinito y que debe ser manejado con muchísimo cuidado. En la discusión sobre las telecomunicaciones juega un rol fundamental, por eso tenemos que reivindicar que ese bien de dominio público se utilice realmente para satisfacer los intereses generales”.

 

 

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