Mujiquismo: "Una cultura política"
En este escenario de transición generacional, Bottinelli identificó con claridad quiénes asumen la posta del liderazgo tras Mujica. Por un lado, Yamandú Orsi, actual presidente de la República, emerge como figura central de este nuevo tiempo. Con raíces políticas en Canelones y en el MPP, Orsi representa —según el politólogo— la síntesis de distintas corrientes frenteamplistas y cuenta con la legitimidad de haber sido electo para gobernar hasta 2030.
Junto a él aparece Alejandro "Pacha" Sánchez, designado como número dos del gobierno, quien completa este binomio de liderazgos post-Mujica con un estilo propio y un recorrido político que también nace en la matriz del mujiquismo. Ambos, subraya Bottinelli, tienen "timings distintos" que aseguran una continuidad política sin improvisaciones.
Pero más allá de los nombres, el legado de Mujica deja un capital intangible que Bottinelli define como "una cultura política". El mujiquismo, explica, es un estilo, una sensibilidad y una forma de conectar con una parte profunda del Uruguay. Y aunque su durabilidad histórica aún está por verse, su impronta ya está sembrada.
“El MPP, que a veces se percibe como un espacio desordenado o anárquico, en realidad logró una de las mejores formaciones de cuadros políticos del país. Deja todo muy ordenado y prolijo”, expresó Bottinelli. Ese es, quizás, uno de los grandes logros de Mujica... haber preparado su retirada sin dejar un vacío.
La historia juzgará su figura, pero el Frente Amplio ya comenzó a caminar con sus propios pies en una nueva etapa. Y lo hace con claridad en el mando.
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