En la era del desprecio por la verdad y la preeminencia del relato, hasta el precio del tomate es cortina de humo. Así, un medio de comunicación como El Observador es capaz de titular “La Noche de la Nostalgia y el estado del tiempo en el invierno, dos factores que incidieron en el precio del tomate que se acercó a los $ 200 por kilo” para “explicar” el repunte anodino del precio mayorista de esta hortaliza de fruto en el inicio de esta semana, registrado en el mercado de referencia, es decir la UAM. Un lector desprevenido estaba libre de realizar cualquier asociación ante este titular: “Los granjeros trasnocharon el 24 de agosto y entonces no cosecharon por lo que hay faltante de oferta y el precio trepa”, sería una de esas asociaciones, ni siquiera la más alocada. La cantinflesca y muy al tono actual costumbre de buscar viralización y simplificación estúpida de la realidad -con lo que lo que se lee en los medios se equipara cada vez más a la simplificación publicitaria que al aporte de información útil para entender lo que pasa fuera de la pantalla- incluía “el estado del tiempo en el invierno”. ¿Qué ocurre en invierno? Las temperaturas bajan, las heladas agrometeorológicas se suceden -aunque no se vean en las oficinas de El extranjerizado Observador- y las plantas de verano solo prosperan si son forzadas las condiciones en que se desarrollan. De ahí los invernaderos calefaccionados artificialmente. Pero a veces fallan, como es este caso. El tomate se cosecha en “racimos” y los mismos van cuajando y fructificando (de abajo a arriba) siempre y cuando las condiciones estén dadas o se asemejen a las que la planta necesita. Si “falla” o “aborta” un racimo, los que le siguen, en dos o tres semanas, retomarán la producción en ese invernadero. El tomate es un cultivo de verano, sensible a temperatura y radiación. Las condiciones más parecidas en pleno invierno las encuentra en Salto y Bella Unión y son estas cuencas hortícolas las que proveen tomate en este tiempo. El integrante de Salto Hortícola Eduardo Tenca explicó en Informe Granjero (CX30) que el invierno fue particularmente crudo en la cuenca hortícola salteña, y que hacia finales de la semana pasada se observó, al tiempo que abortaban las tomateras, un ataque fuerte de hongos, en una reacción propia de cultivos estresados por condiciones artificiosas. Ningún granjero dejó de juntar tomates por irse a “nostalgiar” ni metió en cámara de frío un camión de tomate para especular con el precio. Simplemente las plantas se detuvieron. A cuidarlas ahora y a esperar tres semanas para que vuelvan a retomar su ciclo. Pero en tanto…
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Las presiones de las grandes superficies para no quedarse sin tomate en las vitrinas es grande y seguramente se importará este producto “por encima o por debajo del puente”, es decir legalmente y de contrabando. Como ocurrió con la cebolla en junio, cuando en 15 días ingresaron legalmente el equivalente a dos meses de consumo… y los galpones de los chacareros con cebolla. Pingües ganancias para los supermercadistas amigos de este gobierno, en especial Ta-Ta. Estos factores económicos con llegada plena al Ejecutivo están presionando para eliminar la salvaguarda a la importación de frutas y verduras en el marco del Mercosur, según ha comentado en algunas intervenciones el expresidente José Mujica. De tener éxito, será el fin de la granja nacional, con todo y las desigualdades que existen en su seno.
Granja nacional que sigue esperando cual Penélope el cumplimiento del compromiso de campaña electoral de creación de un instituto nacional (Inagra), creado por la LUC, pero nunca colmado de contenido, cometidos y mucho menos financiación.
En la reciente discusión de la Rendición de Cuentas, el fondo del que se nutren las políticas granjeras recibió un incremento de apenas 20 de los 200 millones de pesos prometidos por las autoridades del MGAP a las gremiales. Nada, dada la pérdida de poder de compra del fondo. Ante ello, se ha optado por recortar, de manera inversa a justicia, los subsidios para los seguros granjeros contra granizo, temporales y otros siniestros. La “frazada corta” dejó con el cuadril a la intemperie a los productores de más pequeña escala, quienes han visto triplicarse las primas que deben pagar por seguros y entierran huevos para ahuyentar las tormentas. Se retrae así una política de fomento del seguro granjero de larga data pero reafirmada en 2013 cuando un granizo diezmó los montes y el entonces ministro Tabaré Aguerre dio la orden de aumentar el subsidio para que después de cada evento meteorológico destructivo no hubiera colas de granjeros mendigantes. Productores que no capturan precios internacionales de ensueño como los sojeros o ganaderos. Por el contrario, al ser sus productos consumidos en el mercado interno, enfrentan precios mayoristas históricamente bajos -hablando en comparativos de dos décadas- del Valor Kilo Canasta relevado por el Observatorio Granjero. ¿La razón? No es por cierto la previa del 25 de Agosto, sino en cambio la caída brutal en la capacidad de compra de la masa asalariada y de pasivos del país. Los feriantes comentan que el “principio de mes” hoy se reduce a la primera semana, con suerte, y que la gente pasó a llevar de tres kilogramos de una fruta… a elegir tres frutas. Dato: se puede vivir sin tomate en invierno, pero cuesta un poco más vivir sanamente con información tóxica.