El chiste más fácil sería decir que estuvieron con el cuchillo entre los dientes, porque era una exposición de cuchillería, pero lejos de eso, Lorena Ponce de León y Lacalle se mostraron sonrientes, alegres, felices. Tanto, que parecían los protagonistas de una telenovela venezolana.
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Los medios hicieron lo que se esperaba de ellos y armaron una sección rosa con títulos como: "¿De qué hablaron Lorena Ponce de León y Lacalle Pou?", mientras acompañaban la noticia con un video que mostraba el diálogo de la expareja, faltaban solo los corazones de San Valentín.
Por supuesto que no todo el mundo se tragó la galletita y desconfiaron de este improvisado culebrón del carnaval al que los más ingenuos bautizaron; "Al filo de la reconciliación", siempre siguiendo con el mal chiste del encuentro entre cuchillos.
Los críticos que nunca faltan, por su parte, lanzaron según su costumbre la teoría de que todo estuvo armado y que los "genios" de la agencia de publicidad oficialista idearon una fórmula para que todo el mundo se olvide de Astesiano y sus benditos chats que trajeron la noticia de que el presidente hacía seguir los pasos de su exesposa durante los viajes que realizaba al exterior. De esta manera, pensaron los fabricantes de humo, la gente se olvidará de los chats, y terminará hablando de la reconciliación y no de una pelea por culpa del excustodio recientemente procesado.
Nosotros, que no nos sumamos ni a la prensa rosa, ni a la amarilla y mucho menos a la multicolor, simplemente daremos la noticia: El presidente de la República, Luis Lacalle Pou, se encontró con su expareja, Lorena Ponce de León, en un evento de cuchillería criolla que se celebró el pasado viernes en Punta del Este, ¡Oh, qué coincidencia! (Lo demás corre por cuenta del que lo lee),