Las políticas sociales universales son claves en la calidad de vida de los ciudadanos. Dotan de servicios a las familias y, desde las reformas del Frente Amplio, su carácter es universal y su acceso con justicia social.
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Ello fue fruto de dos decisiones relevantes en los 15 años anteriores: Por un lado, elevar el presupuesto, como muestra el cuadro 1. Entre las tres áreas, en 2019 el presupuesto era 167% mayor, destacándose la casi triplicación del presupuesto de ASSE.
Por otro lado, se introdujeron reformas en la estructura de funcionamiento que garantizaron la accesibilidad. Entre ellas, destacamos la reforma del sistema de salud, las políticas de inclusión en educación inicial, primaria y media, las políticas de descentralización de la UDELAR y las normas sobre subsidios a la permanencia, desarrollo de las cooperativas y refinanciación de la cartera social de los deudores en vivienda.
Veamos ahora qué pasó con la dotación presupuestal de estas políticas sociales universales en estos tres años.
I) VIVIENDA
El análisis de la inversión en vivienda lo muestra el cuadro 2.
La primera conclusión es que la inversión en vivienda ha disminuido a menos del 97% sobre el año 2019.
Es muy importante la reducción en programas que fueron relevantes en el desarrollo de la política de vivienda como el Plan de Mejoramiento de Barrios (PMB), el Plan Juntos y MEVIR, cuyas reducciones superan el 20% en los tres casos.
Dentro de estas inversiones, hay que recordar el Plan Avanzar, que está incluido en las nuevas soluciones habitacionales y de la que se prometió se invertirán 240 millones de dólares. Sin embargo, en el año 2022, se invirtieron 450 millones de pesos; es decir, 11 millones de dólares tan sólo.
Otra forma de mirar el ajuste es analizar la pérdida acumulada de la inversión en vivienda. Para ello, comparamos 2019 con lo efectivamente invertido y ejecutado en 2010, 2021 y 2022. Haciendo dicha cuenta, la inversión en vivienda ha perdido en tres años 62 millones de dólares.
En síntesis, tenemos una tendencia descendente en la construcción de viviendas desde 2020, con una producción muy baja de viviendas nuevas, por lo que no hay duda de que el déficit habitacional va a crecer en 2024 respecto a 2019.
Es de recordar que la bancada de senadores del Frente Amplio presentó un proyecto para restituir el Fondo nacional de Vivienda con los criterios de su constitución en la ley 13.728 de 1968, y con un financiamiento aportado por una sobretasa del impuesto al patrimonio; es decir, financiado con la mayor riqueza nacional.
La distancia entre la actual inversión en vivienda y el monto de dicho Fondo es considerable y, en grandes números, debería duplicarse el presupuesto vigente que emerge de la rendición de cuentas de 2022.
Otro tema que nos trae la rendición de cuentas en relación a vivienda se refiere a las exoneraciones que, por la ley 18.795 de vivienda promovida, tuvieron los inversores privados. Vemos en el cuadro 3 una tendencia creciente. En 2022 fueron casi 100 millones de dólares.
Si bien la exoneración fue un mecanismo de estímulo al desarrollo de viviendas y al espacio urbano, cuya evaluación excede a esta nota, lo que quiero anotar es que es un volumen importante de recursos, y la inequidad que esto significa respecto a otros programas de objetivo social en la vivienda que no tienen estas exoneraciones. El caso más evidente son las cooperativas de vivienda.
II) EDUCACIÓN
Respecto a la educación es posible hacer dos enfoques. Por un lado, analizarlo desde el enfoque del área programática de educación. Por otro, considerando los dos principales incisos que son ANEP y UDELAR, que juntos representan el 85% del gasto de dicha área programática.
Respecto al primer caso, el cuadro 4 nos dice que el área programática de educación redujo su presupuesto en 2022 respecto a 2019 en casi 2%, así como cayó su participación en el PBI de 4,66 a 4,37%.
Dentro del área programática, como dije, ANEP y UDELAR son los principales gastos, siendo el resto educación militar, educación policial, CAIFs, subsidio al boleto estudiantil, becas de apoyo, entre otras.
Veamos ahora en el cuadro 5 por separado ANEP y UDELAR.
La educación ha sido una variable clave del ajuste fiscal del presupuesto, cuyos recortes han sido muy importantes, como muestra el cuadro que nos dice que ANEP y UDELAR están 3,5% por debajo de 2019, a la vez que, en su participación en el PBI, pasan de 4,14% a 3,80%.
Otra manera de mirar el ajuste es, como dijimos en vivienda, saber de cuánto fue la pérdida acumulada desde 2019.
En el caso de ANEP y UDELAR la pérdida acumulada fue de 303 millones de dólares. 202 en ANEP y 81 en UDELAR.
III) SALUD
A efectos de salud, tomaremos los gastos de los servicios de salud del Estado (ASSE), que se muestran en el cuadro 6.
Como se ve, hay un ajuste importante en 2020 y 2021 y una recuperación en 2022, que alcanza apenas a cubrir la inversión de 2019.
En términos de la pérdida acumulada desde 2020 a hoy, para ASSE, esta asciende a 94 millones de dólares.
IV) UN RESUMEN DE LA INVERSIÓN SOCIAL UNIVERSAL.
El cuadro 7 nos trae los datos de inversión social sumando salud, educación y vivienda.
Conclusiones claras.
V) LOS AUMENTOS DE LA RENDICIÓN DE CUENTAS
Vamos a analizar ahora los aumentos propuestos para estos 4 incisos sociales universales que son la base de esta nota.
Para ello, tenemos que sumar las asignaciones que, para 2024, vienen de rendiciones anteriores y del presupuesto nacional, y las de esta rendición.
Las partidas ya votadas y las de esta rendición se ven en el cuadro 8.
Como se ve, los aumentos son poco significativos en relación al ajuste y, en particular, a lo acumulado perdido en los tres años. Esto, ya que, si sumamos estos incisos, nos da una magnitud de 459 millones de dólares que se dejaron de invertir en tres años en salud, educación y vivienda.
VI) SÍNTESIS
Es importante culminar con una mirada global de las políticas sociales universales en los 5 años. Y, para ello, la clave es la relación entre este gasto social y el PBI. Lo que sucede es que, con estos aumentos que describimos más arriba, los 4 incisos van a quedar por debajo de la participación en el PBI que tenían en 2019.
Para saber la magnitud y el impacto de dicha menor participación, me propuse el siguiente cálculo:
¿Cuánto más se debería invertir en estos 4 incisos sociales para mantener la parte del PBI de 2019? El cuadro 9 nos da la respuesta, calculado con el valor estimado del PBI en 2024 que aparece en la exposición de motivos.
Y nos dice que deberían adicionarse, en 2024, 486 millones de dólares; lo que equivale a cerca de un punto del PBI. O sea, menos gasto en políticas sociales universales, mucha pérdida acumulada y menor participación en el PBI.
Es decir, en lo social, Estado ausente.
Textos: Daniel Olesker