Mirza no cesa en la búsqueda del pequeño Cemal, secuestrado por Alí. Zehra y Melek ya no saben a qué aferrarse para conseguir que el niño vuelva pronto con ellas. Mientras tanto, el propio Alí y Devran terminarán en la cárcel, acusados de hacer disturbios en la calle. Hacia allí irá Mirza, buscando información certera que lo conduzca al verdadero paradero del bebé. Mirza y Alí van en busca de Cemal al hospital donde el propio Alí lo había dejado. Pero ya es tarde: el bebé ha sido vendido por una enfermera que lo creyó abandonado. La pareja que lo compró está por partir rumbo a Alemania. Mirza se desespera ante la posibilidad de que Zehra no vea más a su hijo. Por su parte, Devran y Bahar deciden aliarse para conseguir sus objetivos… Para no separarse del pequeño Cemal, Zehra accede a ir a la mansión de los Kirman, secundada por Devran y Alí. Pero Mirza quiere impedir que su hija reviva aquel calvario que tuvo que soportar siendo apenas una niña. Así, obliga a Zehra a abandonar al bebé, con la sola intención de protegerla. Pero ante la rotunda negativa de la joven –sumado al desconcierto de verse compelida a hacer algo que no desea, por parte de un “supuesto desconocido”- Mirza siente la necesidad de revelarle el secreto mejor guardado: que él es su padre. La consternación se apoderará de Zehra. Por su parte Devran no podrá evitar la ira que le produce la cercanía de Mirza con su actual esposa, Melek. Zehra está ante una nueva encrucijada. Presionada por los planes de Devran –y temiendo que Alí vuelva a contraer matrimonio para darle “otra madre” a Cemal- decide que es momento de tomar las riendas de su propia vida. Haciendo caso omiso de las palabras de Mirza y de su madre, la joven abandona Estambul a escondidas, dispuesta a enfrentarse sola a quienes secuestraron a su hijo. Mientras tanto Devran –abrumado por el regreso del exmarido de Melek, decide dedicarle una canción muy especial a su amada… Finalmente, Zehra llega a la mansión con la ilusión de reunirse con su amado hijo. Pero ni bien hace pie, recibe una andanada de reproches por parte de Neuyin, quien la considera culpable de todos los males que han padecido los Kirman. Por tal motivo, no es bien recibida en esa casa. Por su parte, Melek se entera que su hija está en Harmanli y sale presurosa a su encuentro. Así, Devran está a punto de lograr su tan ansiado objetivo: que su mujer esté junto a él en la mansión, en desmedro de lo que piense su familia.
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