Por Isabel Prieto Fernández
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El discurso presidencial del presidente de la República, Tabaré Vázquez, el 1º de marzo fue un balance de la gestión que lidera desde hace dos años. Veinticuatro horas más tarde, el líder del sector Todos, el nacionalista Luis Lacalle Pou, salió a responderle, realizando 20 propuestas en distintas áreas.
El martes 7, el presidente Vázquez informó a la prensa que el día anterior había recibido, por correo, las propuestas de Lacalle, que había acusado recibo y que las mandaría “a cada ministerio y organismo del Estado para que los responsables las estudien y opinen al respecto”.
El año pasado, Lacalle Pou elevó 22 propuestas a Vázquez. El 31 de marzo le llegó la respuesta, cuya fama trascendió porque para responder a las propuestas sobre seguridad, Vázquez le mandó la memoria anual del Ministerio del Interior. Para muchos la respuesta del presidente fue algo así como decir “cero estrés”.
Caras y Caretas consultó a personas idóneas sobre la viabilidad de las propuestas que realizó Lacalle Pou en las áreas de salud, educación, economía y previsión social.
Respondiendo a Caras y Caretas
En lo que tiene relación con el área de la previsión social, el senador nacionalista propone reducir a la mitad las tasas de los préstamos que el Banco República (BROU) y el Banco de Previsión Social (BPS) ofrecen a los pasivos y seguir bajándolas posteriormente hasta asegurar una rentabilidad no superior a 5%.
Caras y Caretas consultó a Sixto Amaro, representante de los pasivos en el directorio de esa institución: “Hemos bregado desde siempre porque el interés de los créditos sociales sea más bajo. En ese sentido, las pautas las establece el BROU; incluso con el interés que cobra el BPS, está por debajo del interés que cobra el BROU. Creemos que debiera ser más bajo porque se trata de un préstamo de interés social para ciudadanos que tienen retribuciones bajas y sería una forma de contribuir a mejorar su calidad de vida. Sin embargo, dentro de las reglas que establece todo el sistema financiero no nos ha permitido avanzar en esa dirección”.
Para Amaro, cuando se hizo la propuesta, se desconocía la realidad operativa de los préstamos: “Los planteos deben ser con fundamentos en función de objetivos viables. Somos reacios a lo que sea en función de planteamientos que huelen a demagogia y a campañas electorales anticipadas”, sostuvo, y agregó: “Preferimos los caminos más sólidos que permitan ser más creíbles e ir avanzando, mejorando y disminuyendo la tasa de interés para los préstamos sociales”.
En lo relativo a economía, Lacalle Pou propone crear un grupo de trabajo para conducta contracíclica en lo que a regla fiscal respecta. Por otro lado, considera necesario profundizar una política monetaria restrictiva como forma de controlar la inflación.
Una fuente del Banco Central expresó a Caras y Caretas que la propuesta es viable, pero también nociva. A su vez informó que “el equipo económico “aplica de manera sostenida una política monetaria restrictiva para combatir la inflación”. La llamada “regla fiscal” consiste en la adopción por parte de los gobiernos de un patrón de crecimiento del gasto público (por ejemplo, acotándolo a 1% o 0% anual), que en teoría permitiría independizar la política fiscal de las decisiones políticas y actuaría como instrumento contracíclico: “Es una de las tantas falacias neoliberales, como el propugnar un Banco Central ‘independiente del poder político’ (cosa que no ha existido ni existirá jamás), y que lo que pretende es colocar la política monetaria y cambiaria en manos de técnicos presuntamente ‘independientes’ que, en realidad, son dirigistas de derecha, directamente funcionales al poder de los grandes grupos económicos privados”, explicó la fuente.
En un texto muy conocido, Regla Fiscal. Aplicación al caso uruguayo, publicado electrónicamente en febrero de 2010, se señala: “Las cuentas públicas de este país se encuentran muy ligadas al ciclo y las medidas discrecionales adoptadas por las autoridades han tendido a profundizar dichos ciclos. Por ello es importante diseñar un instrumento que permita ‘atar de manos’ a los gobiernos y lograr políticas contracíclicas de manera de ahorrar en tiempos de bonanza para tener recursos para los períodos de crisis y asegurar la sostenibilidad a largo plazo de la política fiscal. Con este fin, uno de los instrumentos a utilizar son las reglas fiscales. Este tipo de regla facilita la operación de los estabilizadores automáticos y limita la intervención discrecional, permitiendo el logro de objetivos de solvencia y mejorando la credibilidad fiscal”.
Todo suena muy bonito, pero, según la fuente, no es consistente: “En primer lugar, queda claro que el objetivo es que los gobiernos pierdan el poder de emitir para solucionar, por ejemplo, situaciones extremas, como hizo Uruguay hacia fines de la crisis de 2002, y Estados Unidos durante la gran crisis económica que se extendió desde 2001 a 2010, que se tornó global. Es consistente, sí, con las soluciones de ‘austeridad’ que preconiza la ortodoxia monetaria de Friedrich von Hayek y Milton Friedman: todo se soluciona gastando menos”. También indicó que las políticas monetarias restrictivas fracasan en tiempos de contracción económica y sus resultados se ven en la periferia de Europa con las medidas impuestas por los organismos que dependen de Angela Merkel. Agregó que “el doctor Luis Lacalle Pou admira al Partido Popular de Mariano Rajoy, heredero del franquismo. Pues bien, el PP mantiene a España con un desempleo real de más de 25%, que asciende a más de 50% entre los menores de 25 años”. Por lo mismo considera que si España pudiera devaluar su moneda y tuviera políticas monetarias expansivas, podría salir de la crisis en la que está sumida.
“Ahora bien, es oportuno comentar que el equipo económico de Uruguay apela declaradamente a una política monetaria restrictiva como forma de detener la inflación, aunque sin ‘regla fiscal’. O sea, Lacalle Pou coincide en lo sustancial con las políticas del ministro Astori, y del presidente del BCU, Mario Bergara, que vienen aplicando políticas monetarias contractivas”, concluyó.
En lo que respecta al área de salud, la propuesta de Lacalle Pou tuvo un problema político grande. A saber: el senador considera que es necesaria la instalación de dos Institutos de Medicina Altamente Especializada (IMAE) y cardiológicos al norte del río Negro, que permitan financiar la operación mediante una reasignación de recursos financieros y humanos. El error está en que Lacalle ignora la interpelación que su correligionario, el diputado Martín Lema, realizara al ministro de Salud Pública, Jorge Basso. El llamado a sala fue el 21 de febrero. Allí, Lema reclamó explicaciones acerca de la instalación de un centro cardiológico en Salto. En la respuesta, Basso fue claro al afirmar que “se sustituirán los IMAE por centros de referencia”. Según el ministro, los IMAE “no pudieron resolver la distribución territorial de la tecnología”.
En materia educativa, para Lacalle Pou urge la creación de un bachillerato público en la Cuenca del Casavalle. La directora de Secundaria Celsa Puente afirmó que se está haciendo todo lo posible para “que la educación media se complete”.
Puente, que dijo estar “de acuerdo” con Lacalle, también afirmó que “el senador no está bien informado porque a partir de 2017 se dicta 4º año en el liceo 73 en la Cuenca del Casavalle: “De esta forma, un centro que sólo contaba con ciclo básico inaugura bachillerato”, sostuvo.
Puente informó que “si todo surge como lo tenemos programado, el año que viene se abrirá 5º año y en 2018, 6º. Pero el bachillerato ya está instalado”, aseguró.
Seguramente, la contestación solicitada por Vázquez no demore mucho en llegar. Los ministerios tienen, al igual que el año pasado, su memoria anual lista. La duda siempre es cuándo hablar, sobre qué, y si no será mejor callar. El mutis no hace papelones. Sea quien sea que lo utilice.