Hacete socio para acceder a este contenido

Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.

ASOCIARME

¿Qué tendrá Cendoya?

El ensañamiento con que se ha tratado a la figura del ex director de la Ursec, Nicolás Cendoya, sólo admite una explicación: la decisión de tratar el tema Antel con la Ley de Medios y la decisión del FA de que sea Cendoya quién lo represente en el ente; por sus antecedentes es una presencia molesta.

Suscribite

Caras y Caretas Diario

En tu email todos los días

En el día de ayer, el ex director de la Unidad Reguladora de Servicios de Comunicaciones, Cendoya, compareció ante el Parlamento para dar su versión acerca de los hechos que se le imputan desde diversos perfiles. A saber. desde la conducta hostil hacia Cendoya expuesta por la directora entrante en la Ursec (Mercedes Aramendía, perteneciente al Partido Nacional), la campaña mediática en su contra, que comenzó incluso horas antes que un ex asesor de Cendoya destruyera documentos en su despacho, la insólita destrucción de documentos realizada cuando aún Cendoya era director de la Ursec;  el hecho de que la trituración de papeles se hiciera en tiempo real con la presencia de Cendoya en el local de la Unidad, pero sin que este se apercibiera del hecho (Cendoya argumenta ese extremo recurriendo a las cámaras de seguridad de la entidad). Luego, una intrincada maraña de whatsapp que habrían llevado al fiscal Diego Pérez a imputar al director por la presunta comisión de un delito de abuso de funciones y la derivación del caso a la Fiscalía de Delitos Económicos y Complejos, a cargo del fiscal Ricardo Lackner.

Ayer, en la Comisión de Industrias de la Cámara de Diputados, Cendoya defendió su inocencia mostrando 48 diapositivas y planteó la pregunta que cualquiera se formularía: «¿Por qué le pediría a una persona ajena a la Ursec que destruyera papeles si yo mismo podía hacerlo?».

En la presentación ante la Comisión, Cendoya dijo que hubo «errores en la comunicación de los hechos por parte de algunos ‘comunicadores'» y una «subversión del orden natural de la discusión política». En otras palabras y tal como lo planteara su defensa: «primero denunciar, publicar en los medios y después investigar». En otras palabras y aunque no se diga a texto expreso, lo que carateriza a una operativa.

Respecto a ese punto, Cendoya citó una entrevista realizada el 1º de junio por el diario El Observador a su sucesora en la Ursec, Mercedes Aramendía, que fustigó a la administración anterior diciendo que se había encontrado con una «caja de Pandora» al asumir, con expedientes cajoneados y resoluciones arbitrarias. A las 10 de la mañana de ese día, un ex asesor de Cendoya ingresó a la Secretaría General y procedió al triturado de papeles.

En las primeras horas de la tarde, alertada Aramendía de la destrucción de los papeles, se comunicó con el ex asesor y mantuvo -según Cendoya- reuniones por el episodio, pero en ningún momento se refirió a ellas en su presencia.

El miércoles 3, Aramendía presentó una denuncia penal ante la Fiscalía General de la Nación, pese a que, según Cendoya, la comisión directiva ni siquiera había tratado el tema. Incluso ya se habían retirado las filmaciones y la bolsa de la máquina trituradora, que constituían la prueba de lo denunciado, sin recurrir a las formalidades del procedimiento, lo que a juicio de Cendoya demostraba que a Aramendía no le interesaba el esclarecimiento de los hechos sino la exposición pública del tema.

A partir de allí, la trama se vuelve más intrincada y Cendoya, que había estado ausente dos días por cuestiones relativas al protocolo de Covid-19, se reúne con Oscar Mecol, ex secretario general de la Ursec y con el implicado en la destrucción de documentos. Ambos le habían pedido para reunirse anteriormente, lo que Cendoya desestimó.

A partir de allí, comienza la reconstrucción de esas reuniones. Si fue en el auto de Cendoya, si fue cerca del club Atenas o a la vuelta, si fue con los dos a la vez o fueron reuniones consecutivas. Luego, trascienden audios intercambiados en el celular de Cendoya (que aparentemente no lo incriminan) y persiste la campaña mediática que lo pone cotidianamente en las marquesinas.

La inusual saña con que se trató a Cendoya, que incluyó una entrevista (por llamarla así) en el programa Séptimo Día, en la que se transgredieron todos los códigos, hace pensar que Nicolás Cendoya es una pieza importante en el nuevo organograma del gobierno para la integración del Directorio de Antel, para el que está propuesto por el FA. Y bien se sabe que alrededor de Antel y los medios audiovisuales se mueve mucho dinero. Demasiado, para tener como obstáculo a una persona con fama de buen administrador, inflexible en la aplicación de sanciones a los monopolios que infringieron la Ley de Medios y que hizo ganar al Estado (eterno perdedor en estas lides) cientos de millones de dólares en un juicio entablado por una corporación multinacional.

En última instancia, deberá ser la Justicia la que tenga la última palabra y a ella habrá que remitirse, pero a esta altura parece obvio que el sistema tiene demasiadas cuentas para cobrarle a Nicolás Cendoya como para permitir que su obstinada presencia impida que Antel sea desmantelada en sus cometidos básicos.

 

 

 

 

 

 

 

 

Dejá tu comentario

Forma parte de los que luchamos por la libertad de información.

Hacete socio de Caras y Caretas y ayudanos a seguir mostrando lo que nadie te muestra.

HACETE SOCIO