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Reflexiones para leer el día después

Conste que estoy muy contento por los resultados que se conocen. No se trata de convertir artificialmente una derrota en una victoria, sino de reconocer claramente un retroceso del gobierno y un incremento electoral muy claro de la oposición.

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Escribo estas líneas el domingo, cuando los datos son aún parciales pero muy ajustados  y cuando todavía guardo esperanzas de que  la opción que supone  anular la LUC obtenga mayoría.

Ayer  en la feria, un señor me preguntó sobre que presagiaba yo para la noche del domingo.

Me dijo que estaba más nervioso que lo que estaba en una elección nacional, porque aquí no se disputaban cargos sino derechos.

Lo hacía, con la pretensión de apagar la ansiedad de sábado lluvioso y tristón.

Con la misma ansiedad de procurar conocer el futuro estoy yo,  pensando en lo que sucederá en el día después e intentando imaginar un escenario de los muchos posibles.

Conste que estoy muy contento por los resultados que se conocen. No se trata de convertir artificialmente una derrota en una victoria, sino de reconocer claramente un retroceso del gobierno y un incremento electoral muy claro de la oposición.

Hoy de mañana temprano fui a votar y regresando a casa no pude dejar de pensar en que  hay una   opción que para mí es preferible pero paradójicamente hay otra que miro de reojo y que parece ser el resultado  más probable.

Nunca fui de andar con gre gre para decir Gregorio, ni nadie debe esperar que  utilice subterfugios políticamente correctos ni evasivas para andar haciendo gambetas  a lo que  verdaderamente pienso.

Tampoco  soy intolerante, ni bruto, ni irrespetuoso, ni  promuevo el intercambio grotesco de la basura mediática que usan quiénes se posicionan en las redes con el agravio y el insulto.

Si al final del escrutinio definitivo gana el SI, es decir,  la opción de anular los artículos impugnados de la LUC, habrá que administrar con prudencia y generosidad la victoria, sabiendo que para los partidarios de la vigencia de  LUC, no les va a ser fácil asimilar el porrazo y que tienen mucho poder y muy  malas costumbres.

Insisto en  que aun cumpliendo con el legítimo derecho de festejar, si ganara  el SI, no deberíamos darles  la vuelta olímpica en la cara, porque el referéndum es sólo  un partido y la copa se gana sólo al final del campeonato.

Desde Artigas aprendí que hay que ser clemente con los que pierden y no voy a olvidarlo ahora, pero que conste que voy a estar atento porque no hay que ser demasiado astuto para pensar en la posibilidad de provocaciones, más aún que ya conocemos lo que hicieron el sábado en la mañana  en la cancha de Progreso, que por suerte se encontró con la madurez de una hinchada obrera y una dirigencia madura, que rechazaron el procedimiento pero no habilitaron ningún tipo de exabrupto de una operación de una policía  descontrolada.

Por supuesto  que no pido  ni un poquito de lástima si nos toca al final perder.

Si perdemos, lo último que se me ocurriría es intercambiar las camisetas.

¿Por qué soy tan asqueroso y no salgo a decir que esto es un triunfo de la democracia y que debemos darnos un abrazo entre hermanos?

Porque este gobierno es muy clasista y muy tozudo y porque hay intereses contrapuestos que no son conciliables.

Yo creo que si  la LUC es confirmada en su totalidad, no habrá espacio para esperar que el gobierno de Lacalle Pou procure dialogar sinceramente  con la oposición y atender ni medianamente sus propuestas ni resignar sus aspiraciones.

Sé que, tal vez haya compañeros que  creerán que habrá  margen para un dialogo con respeto, pero esta eventualidad, si bien es muy deseable y útil, no me parece realista ni probable.

Tal vez me equivoque, pero yo creo que no hay en el gobierno herrerista, voluntad de dialogar ni de consensuar políticas de estado, ni acuerdos perdurables que puedan sostenerse en el tiempo. Por el contrario sus voceros anuncian que seguirán con su agenda, que recuperarán el tiempo perdido y los más exaltados reclaman más intensidad en la aplicación de lo más controversial, regresivo y reaccionario de sus programas.

Si el gobierno se propusiera una instancia de diálogo ciudadano, no hubieran utilizado como una divisa la consigna  de que “se acabó el recreo”, ni hubieran amenazado con la justicia a sus adversarios ni hubieran hecho denuncias infames como la que llevó a la formalización de Nicolás Cendoya, o la que se hizo contra el Dr. Miguel Toma o la que recientemente se hiciera a dos honorabilísimos ex Directores de Cultura como el poeta , escritor y docente Hugo Achugar y el actor  Sergio Mautone,  a  quienes aún se pretende culpar de una conducta delictiva y si pueden  meterlos presos .

Yo creo que si gana el No, no es el final de nada pero  es una pésima noticia. Es  mala, pero no es un terremoto. Si yo fuera los dirigentes de la coalición multicolor, me entraría el chucho, más cuando pretenden seguir con su programa y aprobar una Reforma de las Jubilaciones que se va a encontrar con una resistencia muy intensa y masiva que, tal vez, termine en otro referéndum que tendrá un resultado como el de las empresas públicas que acompañó al padre de este Presidente hasta la derrota y el descrédito.

¿Que podremos esperar para los próximos tres años que le restan a este gobierno, años que serán muy difíciles para las economías del Uruguay y del mundo?

¿Qué podemos esperar en un escenario de recursos muy  escasos, tal vez más escasos que nunca, en un mundo convulsionado con guerras, cambios climáticos, disputas geopolíticas, inestabilidades financieros, masas de emigrantes desplazadas y hambrunas?

¿Qué podemos esperar de un gobierno en el que la Ministra de Vivienda, la de Economía, el del Interior, el de Ganadería y algún otro que me olvido  son grandes estancieros y las vacas le salen hasta por las orejas?

¿O de un Ministerio de Transporte cuyo Ministro es un fuerte propietario de camiones?

¿Podemos esperar que  los ricos sacrifiquen sus ganancias para que los más pobres vivan mejor, ganen mejores sueldos y jubilaciones, tengan más  trabajo, mejores viviendas, mejor educación y más salud?

Ni ahí. Sólo podemos esperar, pobreza, deterioro medioambiental, represión y violencia, atropellos a los sindicatos, más privilegios de los más poderosos, más delincuencia y  más drogas.

¿Ustedes creen que podemos  esperar que este gobierno tenga la sensibilidad de poner las aspiraciones y las necesidades de los más humildes por delante  de los privilegios de  los más poderosos, de las demandas de Un Solo Uruguay y las instituciones evaluadoras del riesgo crediticio?

¿Acaso imaginamos  que  los ricos que gobiernan el Uruguay, los de las Cámaras Empresariales, los bancos, los agroexportadores, los ganaderos, los  terratenientes y también este  gobierno que se considera, su representante y que les dice “que está a sus órdenes” resignen sus ganancias para distribuirlas más equilibradamente?

Más fácil es imaginar que si se funden transferirán sus deudas impagas al estado y pedirán préstamos a los bancos que después no pagarán y de las que al final nos haremos cargo como siempre , como ha sido durante más de cien años de gobierno blancos y colorados hasta el año 2004 en que de verdad se les terminó el recreo.

Si gana el NO, no se acaba el mundo, apenas  será un golpe no deseado por muchos y no advertido por algunos.

El lunes habrá que bajar la pelota y de nuevo empezar a luchar, porque no le vamos a dejar subir los combustibles sin, al menos, denunciar la estafa de haber demorado la suba que había sentenciado la LUC y que la había demorado para engañarnos. Deberá conocerse entre otras cosas, que papeles firmaron con el laboratorio Pfizer,  a qué precio compraron las vacunas, porqué se le dio un pasaporte a un narcotraficante preso en Emiratos Árabes, pasaporte que contribuyó a que se le diera la libertad y a que fugara a un paradero desconocido, quién autorizó el pasaje de primera clase que la Presidencia de la República compró a Loreley Ponce De León para que viajara a medio Oriente y si lo autorizó ilegalmente su esposo Lacalle Pou en un evidente abuso de funciones, porque se firman concesiones irregularmente y la policía actúa irregularmente.

Habrá que investigarse y debatirse razones  por las que murieron más de 7000 compatriotas en la pandemia y discutirse los errores, si los hubo, las causas evitables y las responsabilidades de los que tomaron o no tomaron las disposiciones adecuadas.

El lunes vamos a seguir defendiendo las empresas públicas, a los consejos de salarios y las libertades sindicales, al Instituto de Colonización, al INAU y a ANTEL, vamos a seguir luchando contra la privatización de OSE y ANCAP y por la educación pública, vamos a seguir manifestando por los desaparecidos para  que haya justicia y por los derechos de la mujer, los afrodescendientes  y la minorías discriminadas.

Sin perjuicio de mi escepticismo, quiero decir que deseo  un desenlace que no contribuya a profundizar la incipiente  grieta que divide políticamente a nuestra sociedad y por el contrario ayude a encontrar puntos de encuentro, políticas consensuadas y disputas leales, pensando en escenarios futuros, incluyendo electorales que deberán vivirse en un marco de convivencia y tolerancia y no de violencia, incluida la verbal  y de  confrontación entre compatriotas.

Gane quien gane el gobierno tendrá que gobernar, al menos, por tres años más y hasta el último día de febrero de 2025.

Ojalá lo haga con prudencia, teniendo en cuenta que hay una gran parte del país que ha rechazado buena porción de su proyecto político.

Confiamos en que sea respetuoso de los derechos adquiridos y no fuerce la mano porque seguirá encontrando resistencias.

Si gana el No, la LUC habrá recibido un fuerte respaldo que le dará legitimidad y el gobierno se sentirá con derecho a aplicarla cumpliendo sus deberes constitucionales.

Pero no deberá esperar que la oposición lo apruebe. La oposición deberá dar gobernabilidad sin aflojar en sus ideas, sus principios y sus aspiraciones de ganar las elecciones de 2024 y confirmar la eventual rotación que es parte del sistema democrático.

Los trabajadores seguirán defendiendo su salario y sus conquistas, los jubilados sus pasividades, las mujeres defenderán sus derechos, los docentes su participación en la conducción de la educación pública y serán centenares de miles, tal vez millones lo que defenderán a las empresas,  la educación y los bancos públicos, a la salud universal de los uruguayos y darán un fortísimo impulso a un proyecto político inclusivo , democrático y patriótico , mucho más amplio y abierto que el Frente Amplio, que con respeto y atendiendo los derechos de todos y a las aspiraciones de bienestar e igualdad de las mayorías, construyan una sociedad sin odios ni revanchas en donde de verdad nadie sea más que nadie.

 

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