Durante más de treinta años el papa Juan Pablo II mantuvo una “intensa amistad” con una filósofa estadounidense de origen polaco, con la cual intercambió correspondencia y sostuvo muchos encuentros. El vínculo comenzó en 1973 cuando el por entonces arzobispo de Cracovia, Polonia, Karol Wojtyla, fue contactado por Anna-Teresa Tymieniecka a raíz de un libro de filosofía que éste había hecho. Luego se propició un encuentro entre ambos para hablar sobre dicha obra y a partir de ahí comenzó el intercambio epistolar que se prolongó durante décadas. Según la BBC, que este lunes presentará un documental sobre la historia, las misivas comenzaron en un tono formal, pero con el transcurso del tiempo la amistad fue cada vez estrecha y las cartas más íntimas. Wojtyla fue elegido Sumo Pontífice en 1978 y Tymieniecka estaba casada desde 1956 con Hendrik Houthakker, un distinguido economista de Harvard a quien fuera otorgado el título de caballero papal. Ambos se reunieron en múltiples ocasiones, en presencia de su secretario o a solas. Cuando todavía no era Juan Pablo II, él la visitó en Estados Unidos y la filósofa hizo lo mismo en el Vaticano, ya proclamado líder de la Iglesia Católica. La BBC también publicó algunas de fotos que los muestran juntos que nunca antes habían visto la luz pública. En ellas se les puede ver en viajes por el campo y vacaciones de esquí. Las cartas de Tymieniecka, quien falleció en 2014, poco tiempo después de que Juan Pablo II fuera canonizado, no han sido publicadas, pero en las que el Papa le envío se sugiere que la filósofa tenía intensos sentimientos por él, señalan medios internacionales. En un fragmento de una de esas misivas, citadas por la BBC, puede leerse: “Mi querida Teresa, he recibido las tres cartas. Escribes sobre sentirte desgarrada, pero no puedo encontrar ninguna respuesta a esas palabras”. Antes de convertirse en Papa, Wojtyla le había regalado un escapulario, algo de mucho valor para él. En una misiva explica el regalo: “Desde el año pasado estoy buscando una respuesta a tus palabras ‘Te pertenezco’, y finalmente, antes de dejar Polonia he encontrado la forma, un escapulario. La dimensión en la que acepto y te siento en todas partes y situaciones, cuando estás cerca y cuando estás lejos”. El entonces cardenal de Cracovia tuvo amistad con otras mujeres, como la psiquiatra Wanda Poltawska, con quien también tuvo intercambio epistolar durante décadas.
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