Barrera hace un alto en su trabajo en la avícola familiar para atendernos y volver a contar públicamente su experiencia. Le pedimos disculpas porque esto la vuelve a exponerse desde un lugar donde el dolor sigue estando, pero allí reside, si se quiere, su mayor fortaleza y convencimiento.
El 14 de enero de 2009 su hijo Alejandro, de 30 años, que tenía una hija de dos y trabajaba en la empresa familiar, fue asesinado como producto de una rapiña.
De cómo fue el proceso de un mundo que de golpe se desmorona a buscar alternativas para dar una segunda oportunidad a las personas privadas de libertad, es que nos habla Graciela.
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Aquel verano de 2009 tu vida tuvo un cambio inesperado.
Sí, no solo fue el arrebato de la vida de Alejandro, sino el darte cuenta de que no había nada previsto para los familiares, que en el Poder Judicial como estaba de feria, el caso lo asumió primero un juzgado de paz y luego cuando llega al Juzgado de Pando, el juez le dice a mi marido que no podía hablar con él, que teníamos que conseguir un abogado porque nos iba a decir cosas que nosotros no podíamos entender.
Fueron diez largos años de un proceso judicial que todavía está en curso.
¿Esa orfandad es que te lleva a juntare con otros familiares?
Sí, con otras dos familias empezamos a transitar un camino de ponernos a ayudar a familias que estaban atravesando situaciones parecidas, ponernos en contacto con ellos y ayudarlos en lo que pudiéramos; debo reconocer que el actual senador Charles Carrera y el exministro Bonomi nos dieron un apoyo importante y el 28 de agosto de 2012 se crea Asfavide. Esa asociación de familiares víctimas de la delincuencia logra cosas importantes, como por ejemplo la aprobación por unanimidad de las dos cámaras en el Parlamento de la Ley 19.039 que otorga una pensión reparatoria a las víctimas. Es una pensión de unos 30.000 pesos que no devuelve la vida arrebatada, pero permite que los familiares puedan hacerse cargo por ejemplo de los niños a los que asesinaron a sus padres.
Por un convenio entre el Ministerio del Interior y la Udelar en 2017 contamos con un consultorio jurídico para víctimas de la delincuencia y el 28 de agosto de 2014, a dos años de creada la asociación, inauguramos nuestro local que compartimos con Mujeres de Negro en General Flores y Domingo Aramburú.
También contamos con apoyo psicológico.
Un local que tuvo una inauguración especial.
Si, cuando el BPS nos dio ese local en comodato que teníamos que hacerle unos arreglos, nosotros ya veníamos trabajando con las PPL del Polo Industrial del Comcar y fue quienes hicieron las reparaciones, entonces en el día de la inauguración, allí estaban ellos y nosotros, los familiares.
Contame como fue ese proceso de acercamiento a las personas privadas de libertad.
Llegó un momento en que el dolor es tan intenso que llegas a la conclusión de que capaz lo mejor es “irse con Ale”, pero entonces piensas en su hija (que ahora tiene 15 años) y en tu otro hijo y nietos y decidís seguir adelante.
Entonces le dije a mi marido, “mirá, si matamos al asesino de Ale no lo vamos a recuperar y capaz que lo que tenemos que hacer es intentar que las personas que hoy están presas, que algún día van a salir, no salgan con un odio que terminen haciendo lo que el hicieron a Ale”.
Yo tenía alguna idea del trabajo que venía haciendo Jaime Saavedra y pensé podía hacer mi aporte.
Un día le pedí a Bonomi para ir a la cárcel y me pregunto qué iba a hacer ahí; le expliqué y me habilitaron asistir a la Barraca 10 de la cárcel de Punta Rieles Vieja.
Recuerdo que ingresé a la Barraca, detrás de mí se cerró la puerta con tranca que hace un ruido espantoso y adentro había como cerca de 47 PPL.
Me preguntaron a que venía, les dije: “Yo soy la mamá de Alejandro, asesinado en una rapiña y vengo a hablar con ustedes que algún día saldrán de acá a diferencia de Ale que ya no podrá salir de donde está, que le pueden dar un beso y abrazar a sus hijos, que pueden tener una segunda oportunidad”, y a partir de allí que debe haber sido en 2012 o 2013 empecé a trabajar y entre otras cosas logramos que colaboraran en la refacción del local de Asfavide.
A pesar de tu derrotero y opción que igual te ubican como víctima de la delincuencia, ¿no entiendes que las medidas del gobierno son una señal clara a los familiares?
El mundo no está optando por mayor punitivismo, está planteando medidas alternativas, terapéuticas, retributivas, porque estoy convencida de que una persona que ingresa a la cárcel no sale 30 años después sin intervención de rehabilitación, haciéndole a otra familia lo que le hicieron a la mía.
Hay que trabajar desde el primer día e incluso trabajar en la prevención cosa que nadie habla. Yo integro una asociación desde Argentina que se denomina “Víctimas por la paz” y los resultados obtenidos son increíbles, estoy convencida de que si a la gente se le tira una soga, la gente sale adelante.
Es mi experiencia al menos, hoy hay PPL que pasan por la avícola y me saludan, me invitan a sus casamientos y cosas así.
¿Quién está presidiendo actualmente Asfavide?
María Luisa Martínez; cuando me ofrecieron en el Espacio 609 ser la suplente al Senado de Eduardo Bonomi decidí dar un paso al costado, no de la asociación, pero sí de la presidencia para que no se confundan los roles.
En el salón de los Pasos Perdidos diste públicamente tu apoyo al Sí el 27 de marzo.
Sí, obvio; yo creo que los artículos que están en la LUC establecen una línea muy delgada que puede convertir a una persona en delincuente en un caso o en víctima en otro y no creo que las soluciones a los problemas de seguridad vengan con más punitivismo.