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Sociedad cocaína | cocinero | Argentina

Para variar, apuntan al clan Marset

Cocinero de buque donde hallaron 469 kg de cocaína en Argentina confesó que cargó la droga en Uruguay

El único imputado por el alijo de cocaína encontrado en el buque MV Ceci admitió que cargó la droga mientras el barco estuvo fondeado en el canal de acceso al puerto de Montevideo. El cargamento se dirigía a Ámsterdam.

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Fiscales argentinos quieren saber qué organización estuvo detrás del cargamento de 469 kg de cocaína hallado el pasado 30 de abril en el puerto de San Lorenzo, en Santa Fe (Argentina). Un caso que pone nuevamente a Uruguay en el radar de las agencias antidrogas de la región.

El buque granelero griego MV Ceci, registrado en las Islas Marshall, llegó a Uruguay el 20 de abril, procedente de Emiratos Árabes Unidos y del puerto de Bandar Imam Khomeini (Irán), desde donde salió el 20 de marzo. El buque estuvo fondeado hasta el 24 de abril en la zona del Pontón Recalada, en la entrada del canal de acceso al puerto de Montevideo, aunque nunca ingresó a la terminal.

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El 25 de abril atracó en el puerto interior de San Lorenzo —al lado de Rosario—, perteneciente a la empresa granelera Vicentín, donde cargó 46 toneladas de semillas de girasol prensadas. El itinerario del MV Ceci tenía previsto volver a Montevideo y, desde el puerto capitalino, zarpar hacia Ámsterdam (Países Bajos).

Donde manda capitán, no manda marinero

Las autoridades de Argentina recibieron la alerta del propio capitán del buque, quien advirtió “paquetes sospechosos” en la cámara frigorífica donde se guardaban los alimentos para la tripulación integrada por veintiún ciudadanos de Filipinas.

En efecto, el 30 de abril, el allanamiento realizado al buque granelero por parte de la Procuraduría contra el Narcotráfico (Procunar), la Prefectura Naval Argentina, la Dirección General de Aduanas y la Unidad de Información Financiera (UIF) logró decomisar, en las heladeras mencionadas por el capitán del barco, 16 paquetes de unos 30 kg de cocaína, acondicionados herméticamente para flotar en el agua.

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Al día siguiente, el titular de la UIF, Paul Starc, y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, celebraron lo que para ellos fue “el operativo más grande de la historia argentina respecto de hallazgos de material estupefaciente en la vía fluvial”; pero lo cierto es que el hallazgo se dio sin investigación previa ni inteligencia criminal, puesto que fue el capitán del MV Ceci quien alertó al responsable de la operativa general del barco, quien se puso en contacto con un abogado de un estudio jurídico y luego formalizó la denuncia ante la Unidad de Información Financiera.

Starc explicó que la información llegó a la UIF en la madrugada del miércoles: “Nos alertaron sobre un posible cargamento en infracción a la Ley de Estupefacientes y a las 10 de la mañana ya estábamos arriba del barco”. “Escondidos en los refrigeradores se hallaron los bultos con panes de cocaína de máxima pureza. También se encontraron flotadores, boyas y rastreadores satelitales”, detalló Starc, por lo que las autoridades argentinas sospechan que “posiblemente” los bultos “iban a ser arrojados al agua para su posterior recogida”.

Según las fuentes de la investigación citadas por medios argentinos, “los bultos con droga se encontraban guardados dentro de bolsos estancos, y cada pan, estaba resguardado con diversos materiales para garantizar la impermeabilidad del cargamento”.

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La confesión del cocinero

Tras el decomiso del cargamento, el fiscal federal Claudio Kishimoto solicitó el arresto de todos los marineros que estaban a bordo de la embarcación MV Ceci. Sin embargo, a principios de esta semana casi todos los tripulantes fueron liberados y dejaron partir al barco. Solo el cocinero del buque, el único tripulante —además del capitán— que tenía acceso a las cámaras frigoríficas de la nave quedó detenido en Argentina.

El juez federal de Garantías, Carlos Vera Barros, dictaminó la prisión preventiva por 90 días para el filipino de 50 años Jonathan Caputero.

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El cocinero filipino, conocido como “Ernie”, no aguantó la presión y cuando fue indagado por el fiscal de San Lorenzo, Kishimoto, y Diego Iglesias, de la Procunar, se hizo cargo de haber escondido los 469 kg de cocaína en las heladeras usadas para refrigerar la comida de los 20 tripulantes filipinos de la embarcación.

Caputero —que reside junto a su esposa y varios hijos en la ciudad de Roxas, una de las islas de Panay (Filipinas)— confesó haber sido él quien ingresó la cocaína a la embarcación en aguas uruguayas, cuando el buque estuvo fondeado a pocos kilómetros del puerto de Montevideo. Según su declaración, él se encargó de subir el cargamento de 469 kg de cocaína, acondicionado en 16 paquetes de 30 kg.

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Una fuente del mundo criminal explicó al medio argentino Encripdata que, para contaminar un buque, las organizaciones pagan, al menos, 50 mil dólares al capitán y otros 50 mil entre todos los tripulantes decididos a arriesgarse al trabajo sucio. Sea con dinero en efectivo o con criptomonedas en una billetera virtual, el trabajo se paga antes, aseguró. Los valores incluso pueden duplicarse si, como en este caso, tiene como destino un importante puerto de Europa como Ámsterdam.

“Lo hacemos dos o tres veces al mes y nunca pasa nada”

Relax”, le repetían los integrantes de la organización de narcotráfico que lo contactaron antes de la escala del buque en la rada del puerto de Montevideo. “Esto lo hacemos dos o tres veces al mes y nunca pasa nada”, le dijeron a Caputero, según consignó La Política Online. El filipino declaró que lo convencieron para colaborar en el ingreso de droga al barco y le aseguraron que no correría riesgos. Al tiempo que le garantizaron operar regularmente desde puertos del Gran Rosario.

La primera parte del cargamento, compuesta por 16 paquetes de unos 30 kg cada uno, fue subida desde lanchones en aguas cercanas a Montevideo, afirmó Caputero. Sostuvo que la organización le informó que una segunda entrega debía realizarse en el puerto de San Lorenzo. Asustado por la magnitud de la primera carga, se negó a participar del segundo embarque de cocaína. Desde la organización de narcotráfico insistieron en tranquilizarlo, pero éste se quebró.

Ahora, los fiscales analizan los mensajes encontrados en el celular del cocinero, en el que se habrían registrado comunicaciones con los contactos que organizaron la operación. En el mismo teléfono también se hallaron fotos eliminadas en las que se ven los paquetes con cocaína, presuntamente cargados en aguas uruguayas, por lanchas rápidas de abastecimiento que deberían estar siendo investigadas. Caras y Caretas consultó al prefecto nacional naval, contralmirante José Luis Elizondo, para saber si hay una investigación por este caso, pero aún no obtuvo respuestas.

La utilización de lanchas rápidas —método patentado por los clanes gallegos liderados por Sito Miñanco— resurgió en España de la mano de la mafia albanesa. En Uruguay, los principales cargamentos de cocaína decomisados en los últimos años están vinculados a una operativa de traspaso de droga a buques transatlánticos en altamar, mediante el uso de lanchas o embarcaciones pesqueras. El caso de San Luis en noviembre de 2024 y un sorpresivo hallazgo en una playa rochense en 2022 fueron vinculados a un grupo local asociado con el clan Marset.

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Las pistas que conducen a Marset

Cuando el 20 abril de 2020, en una isla frente a la ciudad de Rosario, una avioneta hizo un vuelo rasante y arrojó una bolsa gigante con 29 panes de cocaína con el sello PCU (Primer Comando Uruguayo), en Argentina no conocían la actividad del grupo que fue parcialmente desbaratado en el operativo A Ultranza Py en 2022.

En esa causa, la palabra “Argentina” aparece en las conversaciones telefónicas de Marset y su socio paraguayo Miguel Ángel “Tío Rico” Insfrán del 20 de setiembre de 2020, acerca de un supuesto cargamento de cocaína, entre otras menciones.

Marset no tiene ninguna causa abierta en Argentina; no obstante, su sombra aparece en varias investigaciones relacionadas a decomisos de cargamentos de droga, como ocurrió en julio pasado, en un campo cercano a Roque Saénz Peña, donde se estrelló una avioneta con 324 kg de cocaína, aeronave que pertenecía a la flota del clan Lima Lobo, ligado al clan Marset en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia).

Ahora, los investigadores argentinos procuran establecer a quién pertenecía el cargamento de cocaína que se encontró en el puerto de San Lorenzo; y el nombre del prófugo Sebastián Marset vuelve a ser mencionado extraoficialmente también en este caso por su influencia en el tráfico de cocaína a través de la hidrovía.

La sospecha de que el narcotraficante uruguayo estuvo involucrado en el cargamento hallado en el buque granelero MV Ceci no surgió por haber sido cargado cerca de Montevideo, sino por el sello de una corona que tenían bajorrelieve los 379 ladrillos de cocaína. El sello indica el proveedor, y los encontrados en San Lorenzo, coinciden con algunos alijos de cocaína vinculados al clan Marset, denominado el Rey del Sur, como se pudo apreciar en otros ladrillos.

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En tanto, el sticker “Your Name” con el que estaban envueltos los panes de droga, son un código de seguridad para el comprador y varían según los clientes, que son las grandes organizaciones criminales que operan en los puertos de Europa.

En ese sentido, en base a fuentes de la investigación, medios argentinos señalaron que detrás de la operación podría estar la Mocro Maffia, organización narcocriminal de marroquíes de segunda y tercera generación afincados en Países Bajos y Bélgica, o la ‘Ndrangheta, mafia calabresa que domina el narcotráfico europeo y opera en Ámsterdam, como en los principales puertos del continente. Tampoco descartan la participación del Primer Comando de la Capital (PCC).

Lo cierto es que, mientras los fiscales argentinos piden información a las agencias antidrogas e investigan la pista de los 100 mil dólares para definir el rol del resto de los tripulantes y el cargamento de la cocaína al barco en la rada de Montevideo, el único que está pagando los platos rotos es el cocinero del buque granelero.

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