El proyecto colectivo Sitios de Memoria publicó de manera digital un libro titulado "Héctor Castagnetto, vivo en nuestra memoria" que recoge artículos y ponencias sobre Castagnetto, una de las primeras víctimas de desaparición forzada en los años 60.
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Héctor Castagnetto fue secuestrado por el Comando Caza Tupamaros, mejor conocido como Escuadrón de la Muerte, en democracia, el 17 de agosto de 1971. Dos años antes, en octubre, policías de particular allanaron su casa y se lo llevaron detenido con su madre a la Jefatura de Policía de Montevideo. Allí fue interrogado sobre su hermana, que había estado dos meses en prisión por participar en una volanteada. El 8 de octubre fue derivado a juez e internado en el instituto Álvarez Cortés del Consejo del Niño en el pabellón de seguridad. Tenía 17 años, era oriundo de Tacuarembó, estudiante de Agronomía y militaba en el MLN-T.
Nelson Bardesio, funcionario del Ministerio del Interior e integrante del Escuadrón de la Muerte, declaró los detalles del secuestro, tortura, asesinato y posterior desaparición de Héctor. Estas declaraciones fueron ratificadas en varias oportunidades y señalan a integrantes de la Armada y a una casa en el barrio de Carrasco de Montevideo donde habrían mantenido secuestrado al estudiante. En 2009 Bardesio fue procesado por el homicidio especialmente agravado y la desaparición forzada de Héctor Castagnetto. Sin embargo, Héctor sigue desaparecido.
Fernanda Aguirre, de la secretaría de derechos humanos del Pit-Cnt, dijo en su ponencia, transcripta en el libro, que en las charlas e intercambios se recupera "la memoria de Héctor como un joven inquieto, un joven militante, preocupado por la vida, preocupado por la situación social, preocupado por cómo encontrar caminos para mejorar las condiciones de vida de todos y enfrentar la injusticia que en esos tiempos ya se venía desplegando".
Por su parte, Álvaro Rico invitó a cuestionarse: "cómo habría transcurrido su vida sin aquel 17 de agosto de 1971, el día que lo secuestraron. ¿Cómo le habría ido en la venta de los discos si se hubiera podido instalar, de repente, en un puesto en Tristán Narvaja? O cómo habría vivido la alegría, que su madre cuenta en uno de sus testimonios de aquella época, por la invitación de ir a un encuentro de artesanos de América Latina y el posible viaje que nunca hizo. ¿Viviría en Tacuarembó?, ¿tendría hijos?, ¿cuántos?".
La publicación completa se puede leer y descargar en este link.